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'Sueño americano' separa a familias

Verónica Domínguez/
El Diario

2018-11-13

Ciudad Juárez- El sueño por conseguir asilo político en Estados Unidos separa a las familias de los migrantes, algunos se adelantan con algunos de sus hijos y dejan a los otros en su país de origen para probar suerte.
Es de día, una niña de 5 años juega en el interior de un dormitorio en el que varias colchonetas se extienden en el piso. Sin embargo, al caer la noche, la sonrisa se convierte en llanto cuando la menor se acuerda de su madre, quien se adelantó para cruzar a Estados Unidos, comenta el padre de la infante, quien prefirió no dar su nombre.
El migrante guatemalteco dijo que no se imaginó lo difícil que sería viajar con su hija durante 10 días. Tampoco sabía sobre el clima extremo que hay en esta frontera.
“A veces, la niña llora por las noches cuando se acuerda de su mamá y de su hermano, o se pone necia”, comentó el entrevistado.
Su esposa esperó durante un mes junto a un menor de 7 años en esta frontera para cruzar a Estados Unidos y pedir asilo político.
“Ella se esperó en el puente durante muchos días, unos pasaban otros se iban y ella se quedó hasta que logró entrar”, refirió el migrante.
Agregó que fue su esposa quien tomó la iniciativa de viajar primero porque con el trabajo de albañil que él tenía no le alcanzaba para mantener a su familia.
El guatemalteco y su hija se quedaron durante 15 días en Querétaro y Puebla y en otro estado –que no recordó– para trabajar cargando bultos y poder continuar con su viaje hasta esta ciudad.
Durante su travesía vio que los asaltos son recurrentes, pero en Guatemala también están expuestos a lo mismo, por lo que dijo que es mejor arriesgarse por salir adelante con su familia.
El migrante tiene la esperanza de entrar a Estados Unidos junto a su hija, por lo pronto, dijo, “tendré que esperar a que llegue el turno 308 y poder cruzar para ver a mi familia.”
Óscar Cáceres, de 50 años llegó con su hijo de 7 años hace ocho días, su viaje duró tres semanas desde Honduras hasta esta frontera.
“No pudimos traer a mi esposa y mis dos hijas porque no teníamos dinero, allá está muy difícil, y corríamos mucho riesgo, los tuve que sacar de la colonia donde estábamos antes de venirme”, platicó Cáceres.
El entrevistado dijo que se desempeñaba como chofer de autobuses, pero además de percibir un sueldo muy bajo y pagar impuestos debía dar una cuota a la pandilla Mara Salvatrucha, y ya no alcanzó para mantenerse.
“Mis hijas y mi esposa lloran mucho cuando escuchan hablar al niño, pero él les dice que tomen un autobús y se vengan con nosotros”, comentó Cáceres.
A diferencia del primer caso, él menor está muy feliz porque él se dio cuenta que allá los persiguen, él noto que hay más tranquilidad en este lugar, agregó Cáceres.
“Mire el niño no se quiere ir porque lo han tratado mejor, porque le han dado ropa y juguetes y dulces”, agregó el entrevistado.
“Mi esposa sabe lo que pasamos allá, las extraño mucho, nos hace mucha falta, pero si yo me hubiera venido y dejado el niño allá me lo matan, mejor sufrimos un poco y esperamos a la voluntad de Dios, en cuanto cruce me traigo a mi familia”, manifestó el migrante.

vdominguez@redaccion.diario.com.mx

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