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El negocio de las drogas en Juárez

Miguel Vargas
El Diario de Juárez

2018-11-11

Ciudad Juárez— En las calles de esta ciudad el negocio de la venta de drogas genera ingresos superiores a los 147 millones de dólares al año, y unas 7 mil personas están inmersas, las cuales son comandadas por criminales que tienen un perfil en común: el desprecio por la vida humana, de acuerdo con estudios, opinión de autoridades y especialistas.
El Centro de Integración Juvenil tiene documentado que cada adicto a las drogas ilegales en esta ciudad gasta un promedio de 180 pesos diarios en la compra de estupefacientes y son 45 mil personas las que se declararon consumidores asiduos en la Encuesta Nacional de Adicciones desde el año 2008.
A su vez el Observatorio del Fideicomiso para la Competitividad y Seguridad Ciudadana (Ficosec) calculó en un estudio de diciembre del 2017 que en Juárez existe unos 7 mil narcomenudistas, basado en el número de carpetas de investigación abiertas por la Fiscalía Zona Norte.
Por estas ganancias el fenómeno está tan culturalmente arraigado y se ha transmitido por generaciones que, quienes incursionan en él, no se preguntan por las consecuencias, prefieren asumir el riesgo que quizá estar trabajando en un empleo mal pagado en la maquiladora, opina el sociólogo de la UACJ, Nemesio Castillo.
Por lo repetitivo y generacional del fenómeno, incluso se ha aceptado como parte de la dinámica social, y en términos comparativos es algo así como el comercio informal, dijo el especialista en sociología.
“Es algo cotidiano, tiene que ver con picaderos, antros, bares y como ha sido tan repetitivo es ciertamente aceptado por la comunidad”, expresó Castillo.
En su opinión erradicar el narcomenudeo en Juárez llevaría mucho tiempo porque es igual a cambiar una práctica social. “mucha gente vive de eso, es una forma de generar ingreso y tanto vendedores como compradores han creado ya una práctica”, dijo.
En cuestión cívica el impacto es el rompimiento del tejido social, pero es un negocio de altas ganancias ligado a una cuestión de supervivencia cuando no hay para solventar las necesidades básicas y existe falta de oportunidades como educación y empleo, comentó el sociólogo.

Desprecio por la vida humana
El desprecio por la vida humana es una de las características en que coincide el perfil de algunas personas dedicadas a la venta de droga en esta ciudad, según César Peniche, fiscal general del Estado.
El pasado 3 de agosto, en la casa marcada con la numeral 1201 de la calle Oasis de Egipto, ocho cuerpos fueron localizados en la parte superior y tres más en una recámara de la planta baja. Tres mujeres y ocho hombres habían sido asesinados con extrema crueldad por una venganza generada entre narcomenudistas.
Al concluir su investigación la Fiscalía determinó que estas 11 personas, más otras tres localizadas en otros sitios, murieron porque cuatro meses antes uno de los fallecidos robó varias dosis de cristal que estaban ocultas en una imagen de San Judas Tadeo.
“No tienen respeto por la vida, carecen totalmente de valores” se refiere a los involucrados en el narcomenudeo el fiscal general, César Augusto Peniche, con base en las entrevistas con los detenidos por homicidios derivados de la venta de drogas.
Según el funcionario, el desprecio por la vida humana es la característica que tienen en común sobre todo los líderes de las células delictivas que operan el narcomenudeo en la ciudad y estos casos lo demuestran.

‘¡Mátala!’
En una investigación reciente agentes de la Unidad de Delitos Contra la Vida de la Fiscalía recuperaron un video captado al momento en que una mujer, dedicada al narcomenudeo en una colonia de esta ciudad, es asesinada cruelmente por no haber reportado las ventas de cristal.
Aunque los datos de este caso se reservan porque serán usados en tribunales, el video es contundente para confirmar que el valor de sólo algunas dosis de droga tiene más precio que la propia vida entre los expendedores.
“¡Mátala!”, se ordena al sicario mientras quien da la orden filma el momento en que la mujer se acomoda y espera su muerte sin oponer resistencia, como si estuviera decidida a pagar la deuda de drogas con su vida. Ella es estrangulada con un lazo, mientras se retuerce por la asfixia es apuñalada varias veces con un cuchillo y su cuerpo es arrojado luego a la vía pública.

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