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'La sufrimos, cada vez que llueve'

Martín Orquiz/
El Diario

2018-10-13

Ciudad Juárez— “Cada vez que llueve, la sufrimos”, dice con una sonrisa Ángel Domínguez de 29 años, quien vive en la colonia Felipe Ángeles “desde siempre”, así que ya sabe que por su calle correrá agua con cada lluvia.
Ayer acudió con su familia a un supermercado para abastecerse de víveres para el fin de semana, así no tendrán que exponerse a salir ante el incierto clima.
“Nos vamos a asegurar como podamos, aquí se inunda bien feo y el agua tarda en irse de tres a cuatro días”, menciona.
Edgar Sánchez, otro vecino de esa colonia, se preparó para el aguacero colocando costales rellenos de arena en el frente de su casa para evitar que el agua entre, literalmente, hasta la cocina.
Se queja de que personal de la Junta Municipal de Agua y Saneamiento (JMAS) omite atender la queja que interpuso a nombre de sus vecinos desde hace casi un mes debido a que el drenaje “se les regresa”.
Incluso habilitaron una alcantarilla “hechiza” para aliviar un poco la situación que padecen y que ayer, tenían la seguridad de que se agravaría.
Tanto él como los demás habitantes del sector manifestaron temor de que con la lluvia de ayer su situación vaya a empeorar.
Ambos entrevistados advirtieron que cada vez que cae mucha agua, sobre todo en la parte alta de la sierra de Juárez “la presa” –un dique ubicado en la colonia Fronteriza– “se revienta” (desborda) y vierte todo su contenido por las calles del sector porque la corriente natural busca llegar al río Bravo.
“Aquí se hacen dos ríos”, explica mientras señala la bifurcación que forman el Arroyo de las Víboras con la calle Ombú, donde se ubica su domicilio.
Menciona que durante la mañana habló a diferentes dependencias municipales y estatales para informar la problemática que enfrentan y para preguntar si los dotarían de costales para proteger sus viviendas.
En ninguna instancia recibió respuesta positiva: ni en bomberos ni en Protección Civil ni en la JMAS.
En ese sector los habitantes de las calles Ombú, Nardos y Ocotillo sufren por el drenaje dañado, pero la expectativa de la lluvia agrava todavía más los riesgos que enfrentan.
Sánchez señala una estructura de concreto que está en la esquina, él y su familia lo construyeron para desviar la corriente que se abalanza sobre sus viviendas con cada precipitación voluminosa.
Amparo Robles, otra habitante de la colonia, indicó que aunque padecen muchos problemas con la lluvia, las autoridades no les prestan auxilio de ninguna índole, por lo que deben salir adelante por sus propios medios.
“Aquí entre los mismos vecinos nos echamos la mano, ¿quién va a venir a ayudarnos? Pues nadie”, menciona.
Ante la alerta lanzada por las autoridades con relación a las condiciones adversas del clima, dice que por años la enfrenta sola, al igual que las otras personas que habitan el sector.
“Ya no les pedimos nada, al cabo que nada nos dan”, se queja.

Llenan fundas con arena
Con costales y fundas de almohada llenos de arena, tablas y hasta muebles viejos, vecinos de Pradera Dorada se prepararon ayer para recibir las lluvias y evitar el mayor daño posible.
Isela Amador, vecina de la calle Rancho Malpaso, consiguió algunos costales en una panadería cercana para proteger su hogar de la inundación que ya ha ocurrido otras veces.
“Se me han echado a perder muebles, paredes y mi camioneta también, porque aquí se forma un arroyo y toda el agua entra a mi casa y a las de los vecinos, así que nos pusimos de acuerdo para juntar todos los costales que podamos”, relató.
En la misma situación se encuentran más habitantes de las calles Rancho El Mimbre y Rancho Mezteñas donde el agua tarda hasta cinco horas en bajar, tiempo que tienen que esperar para salir o entrar a sus viviendas.
“Tenemos que planear todo el día, desde pedir permiso para salir temprano del trabajo, hasta tener que esperar en casa de amigos a que baje la inundación”, contó el señor Rascón, con 37 años viviendo en la colonia.
“Esto es con cada lluvia, siempre nos hemos inundado, siempre nos prometen que van a cambiar las cosas y siempre nos fallan”, acusó.
Raúl, vigilante de uno de los ingresos restringidos de la colonia, narró que la calle Rancho El Mimbre se inundó y brotó agua de las alcantarillas. “Aquí el agua siempre llega hasta las rodillas, lo malo es que es agua del alcantarillado que vienen a arreglar y nomás no se compone”, dijo.
Los vecinos se han organizado en redes sociales para avisar qué calles están intransitables y cuáles accesos pueden usarse para entrar o salir de la colonia.
“Ya es costumbre que entre los vecinos nos avisemos cada vez que llueve; nos apoyamos en lo que podemos, porque ni una autoridad se acerca”, comentó Rebeca, vecina de la calle rancho Mezteñas.

Lo bueno…
Sin embargo algunas personas sacan provecho cuando llueve en la zona.
La propietaria de una panadería del Rancho Mezteñas relató que los días que llueve es cuando más pan vende, “como la gente se la pasa encerrada en sus casas, el pan se nos acaba y a veces vendemos hasta el doble que en cualquier otro día”, explicó.
Otros vecinos han adquirido la costumbre de tener montones de tierra en sus patios para vender a quienes quieren rellenar sus costales, “aquí mismo venden tierra para relleno, ellos ya saben y nos dicen cuánto cuesta para que vayamos”, cuenta un vecino que no quiso ser identificado.

morquiz@redaccion.diario.com.mx

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