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Postrados en cama sufren las secuelas

Verónica Domínguez
El Diario de Juárez

2018-09-22

Ciudad Juárez— A casi dos meses de ocurrido el camionazo en Compostela, Nayarit, en la casa de la familia Rodríguez Murillo la vida no ha logrado volver a la normalidad. En la sala de la casa, Roberto Antonio, de 19 años, ha pasado casi dos meses postrado en una cama.
Como pasatiempo se dedica a arreglar un proyector de cine. Además de inmovilidad, la lesión que sufrió en la columna durante el accidente le produce fuertes dolores y fiebre constante.
En la habitación contigua, su madre Maribel Murillo, de 44 años, también convalece de una operación en la pierna izquierda, de la que aún no logra recuperarse.
Roberto estudiaba una carrera técnica de mecatrónica y hacía prácticas por las que recibía un pago, pero después del accidente, su vida cambió totalmente.
“Yo antes era una persona independiente, yo no necesitaba ayuda de nadie para hacer mis labores diarias. Ahora necesito ayuda hasta para lo más simple que uno hace, como bañarse, cambiarse de ropa”, narró Roberto de manera pausada.
Agregó que su papá y sus hermanos están al pendiente de lo que necesita.
“Antes trabajaba, estudiaba y ahora no puedo ni moverme; me siento a veces muy triste”, añadió Roberto.
La familia ha recibido ayuda económica de sus familiares, amigos, vecinos, de la escuela donde estudiaba Roberto y de las autoridades, sin embargo, él tiene la preocupación de no poder realizar una aportación económica para el sustento de la familia.
“Hemos tenido mucha ayuda, pero esta ayuda no va a ser siempre, se va acabar y yo sin poder trabajar, me voy a sentir como una carga, no poder ayudar a mi familia de esa manera”, lamentó Roberto.

Maribel tampoco camina
En la otra habitación reposa Maribel, quien también debido a la operación, aún está imposibilitada para caminar, pero tiene la esperanza de que en la próxima cita al médico ya pueda por lo menos sentarse.
A ella, el menor movimiento le provoca dolores muy fuertes y calenturas, pero el peor sufrimiento es el que le causa ver a su hijo en esa situación.
“Él siempre andaba muy activo, estudiaba y trabajaba, y ahora… Yo tengo la esperanza y la fe de que me voy a recuperar y me voy a levantar, para ayudar a mi hijo”, expresó Maribel entre sollozos.
Santos Rodríguez, de 50 años, sufrió un esguince en una pierna y su hija de 12 años golpes múltiples en el cuerpo.
Para sobrellevar los gastos médicos sale a vender artículos de segunda mano porque el dinero que recibe de la incapacidad no es suficiente.
En la primera operación que le realizaron en Nayarit a Roberto, le implantaron seis tornillos y dos placas, pero debido a que no resultó con éxito tuvieron que realizarle otra para acomodarle los tornillos, comentó Roberto.
Su padre desea que en otro hospital un médico especialista revise el diagnóstico de su hijo, pues tiene la esperanza de verlo de pie otra vez.
En la sala de la casa de la familia Rodríguez Murillo se acomodó una cama en donde estaba la sala, y a su lado se encontraba una silla de ruedas.
Bajo la sábana que cubre a Roberto sobresale una sonda que tiene conectada a su abdomen.
Un sufrimiento similar
En la colonia Solidaridad, también ubicada al suroriente de la ciudad, Virginia Castro, de 38 años, se encuentra convaleciente por la operación de columna que le realizaron.
Para irse de vacaciones acudía a dos trabajos con los que solventó el viaje, pues sus hijos querían conocer el mar.
Junto con cuatro miembros de la familia salió de vacaciones, y en la volcadura ella resultó con una lesión grave en la columna.
“Mi esposo ahora me tiene que cambiar de pañal, hacer de comer para mí y mis hijos”, expresó Virginia.
De acuerdo con el diagnóstico médico, es probable que quede incapacitada de por vida debido a que perdió la sensibilidad y no se da cuenta cuando debe ir al baño.
“Mis hijos pensaban que siempre iban a tener a la mamá eterna, pero ahora, son ellos los que me ayudan a mí”, dijo.
A su hijo Juan Francisco Ramírez, de 14 años, se le formó un coágulo en el cerebro, pero lograron deshacerlo con medicamento, los demás miembros de la familia tuvieron golpes en todo el cuerpo.
Su esposo perdió su trabajo porque duró dos semanas en Nayarit para cuidar a sus familiares lesionados.
El sustento de la casa lo lleva su hija la mayor, pero aún tiene que pagar las colegiaturas de las escuelas y gastar en todo el material médico que ella necesita.
Virginia no ha recibido ninguna ayuda por parte del Gobierno, sólo de algunos familiares y amigos quienes junto con su esposo la cuidan.

PARA AYUDAR

• A Roberto Antonio Rodríguez Murillo
Llame al teléfono 656 445 3340
o bien deposite en cuenta Santander
5579 0900 3460 8613
• A Virginia Castro
Puede llamar al 656 509 1838

vdominguez@redaccion.diario.com.mx

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