Alejandro Vargas/
El Diario
Ciudad Juárez— “Ya si no la libro, no meto en riesgo la vida de otras personas”, pensó el piloto aviador Javier Silva Guerra mientras su avioneta se desplomaba sobre las calles de esta ciudad teniendo como punto directo de caída casas habitadas y hasta una escuela.
De manera milagrosa, refirió el hombre de 28 años, logró desviar su aeronave hacía lo que describió como “una barda” que lo dirigió hacia la pista del aeropuerto Internacional Abraham González, logrando así evitar una tragedia mayor.
“Fue cuestión de segundos. Pasó rápido todo, muy rápido. Gracias a Dios que estoy bien, que estoy con vida. Se quedó todo en sus manos, y gracias a Dios que logré salir”, recordó.
“Cuando caí, se prendió el ala derecha, y del golpe estaba débil pero trate de abrir la puerta, hasta que la pude abrir, tampoco podía hacer para atrás el asiento. Pude quitarme el cinturón, caí y logré retirarme del avión”, mencionó Silva Guerra.
A su vez, el accidentado que se recupera en el Hospital Ángeles, se dijo afortunado de tener una segunda oportunidad de vivir, pues logró reunirse con su esposa Yancarla Bejarano, y logrará ver de nueva cuenta a sus dos pequeñas hijas Sarah Camila, de nueve años, y Victoria, de apenas un año y medio.
“Llegamos y lo abracé con mucho cuidado porque está muy lastimado (…) Cuando pasó el accidente, me habló del teléfono de otra persona, y me dijo que estaba bien. Ya me pude venir más tranquila a Juárez”, mencionó la esposa del piloto que tiene aproximadamente cinco años volando.
Asimismo, Silva Guerra reveló con tristeza que este hecho le recordó a su padre, el también piloto Javier Silva Moreno, quien falleció en un accidente de avión suscitado en el año 2006.
“Se desconocen las causas (del accidente de su padre). Fueron dos aviones que chocaron en el aire y las cuatro personas que iban fallecieron. Se quemaron los aviones y no se determinaron las causas del accidente”, refirió el sobreviviente mientras comentaba que siempre tiene muy presente una fotografía de su padre cargándolo en sus brazos durante un vuelo cuando era bebé.
Ahora, lo único que espera es recuperarse para dirigirse hacia Chihuahua y reencontrarse con sus dos hijas, y demás familia.