Miguel Vargas
El Diario de Juárez
Ciudad Juárez— Mientras que los familiares del menor Rafael Santillán Vargas, “Rafita”, estaban sumergidos en el desasosiego tratando de encontrarlo tras su desaparición, el presunto responsable de su muerte, su vecino, Rosalío Soledad Morales, sacó el cadáver de su armario y lo llevó en peso para arrojarlo al baldío.
El ahora acusado de homicidio agravado declaró que se encontraba exasperado sin saber qué hacer con el cadáver que mantuvo cinco días entre cobijas y ropa en su recámara, vertiendo “fabuloso” sobre el cuerpo para que no hediera.
Por su ventana, Rosalío, obrero de maquiladora, observaba el paso de camionetas ministeriales y a sus vecinos angustiados tratando de encontrar al niño de seis años de edad, lo cual lo puso nervioso y decidió deshacerse del cadáver, para luego inventar una historia que confundiera a todos.
Lo anterior es de acuerdo con la versión de los hechos que Rosalío S.M rindió ante la Fiscalía tras ser detenido, y que se ventiló ayer por el Ministerio Público en la audiencia de formulación de imputación en la Ciudad Judicial.
El ministerio público leyó ante el juez, Ramón Porras Córdoba, la declaración que hizo el detenido a los investigadores cuando decidió “decir la verdad”, acompañado de un abogado de oficio.
“Rafita” fue encontrado muerto el lunes 13 de agosto, pero su muerte ocurrió el día 8 de este mismo mes en la misma colonia donde viven víctima y victimario, en Praderas del Pacífico, al surponiente de la ciudad.
Rosalío S.M, como fue identificado en el juzgado, había declarado en Fiscalía que el miércoles 8 de agosto vio a “Rafita” y le pidió ir por un kilo de tortillas a la tienda, favor que le recompensó con 10 pesos.
Luego dijo que el niño le contó que era golpeado por su padre, y le invitó a pasar a su casa de la calle Playa San Carlos 9970 para platicar sobre el tema.
Pero una vez adentro el menor rompió un florero que un hermano de Rosalío le regaló a su mamá, por lo que le dio mucho coraje, lo lanzó al piso y se pegó en la cabeza con una esquina del sillón. Al verlo inerte lo llevó a su recámara y nunca reaccionó.
Rosalío dijo que después lo envolvió en cobijas y lo metió al armario, depositando ropa por encima del cuerpo.
Ahí lo tuvo cinco días y le vertía “Fabuloso” (limpiador líquido) para que no hediera.
Pero el domingo 12 de agosto, al ver que todos buscaban al menor, y al notar la presencia policiaca en su colonia, fue a la tienda de abarrotes que está a unos metros de su casa y compró una bolsa de plástico negra para basura que le vendieron en tres pesos.
Ahí metió la mitad del cuerpo de Rafita y el resto lo tapó con ropa que se echó encima. Luego lo cargó en peso durante la madrugada del lunes y fue a depositarlo al baldío que se encuentra a unos 300 metros de su casa.
Reconoció que él mismo habló a las autoridades para denunciar que había visto que hombres armados en una camioneta abandonaron el cadáver, pero su invención se descubrió posteriormente.
Ayer en la audiencia de vinculación a proceso, Rosalío S. M, se reservó el derecho a declarar. El juez le impuso un año de prisión preventiva para el desarrollo de la investigación.
La fiscal dijo en la audiencia que se cuenta con muestras biológicas extraídas del domicilio de Rosalío para confirmar esa hipótesis. El detenido aseguró ante el juez que en ningún momento fue torturado para declarar durante el desarrollo de la investigación que lo mantiene preso. Se resolvió que el próximo 23 de agosto se llevará a cabo la audiencia para definir su situación jurídica. (Miguel Vargas).