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La tristeza se volvió alegría

Maricela Morones/
El Diario

2016-09-04

Al pie del altar lució una fotografía en blanco y negro de Juan Gabriel acompañada de flores blancas y amarillas, en la primera fila Pablo, su hermano; y Mario y Silvia, sus sobrinos, vestidos de blanco, el color de la paz que transmitía el cantante.
“Estamos muy agradecidos con el pueblo juarense por todas las muestras de cariño que le han hecho a mi tío, sepan que los quería igual que ustedes a él”, expresa Silvia, su sobrina y con quien había platicado cuatro días antes de su fallecimiento vía electrónica.
Ayer en punto de las 08:00 horas se ofreció una misa en su honor, en las instalaciones de Mausoleos Luz Eterna.
La liturgia la ofició el sacerdote Javier Calvillo, quien destacó el amor del “Divo de Juárez” por la vida, por la música y por su gente.
Al concluir el Mariachi “Así es México”, interpretó Amor Eterno, fue en ese momento cuando la familia se unió en un gran abrazo.
La tristeza se volvió alegría por su música y por su recuerdo en la estancia principal del Mausoleo cuando la agrupación cantó el Noa Noa y los Aguilera Valadez bailaron y recordaron a Juan Gabriel.
Ya en el exterior toda la familia se reunió, desde el cercano hasta el más distante de los sobrinos, tomaron globos blancos y los soltaron al cielo, “Siempre en nuestros corazones”, dijeron mientras aplaudían y de fondo continuaba el mariachi con las canciones del divo.
“Era mi cibertío, yo tenía un contacto muy bonito con él, todo por Internet, estuvimos en contacto cuatro días antes de su muerte”, recuerda la sobrina, quien destacó el cariño que siempre le brindó el cantante.
Lo catalogó como el “Tío cariñoso de la familia”.
También narró el gran amor que Juan Gabriel le tuvo a Juárez, en cada concierto era famoso el “Arriba Juárez” y que para él no era solamente una frase, era una realidad y su sentir.
“En cada canción está él, como decía, la gente no muere solamente se transforma y ahora está en cada una de las personas que se tomaron el tiempo de rendirle homenaje”, agradece mientras espera la hora de la misa.
Ella relata que siempre estuvo orgullosa de su tío Alberto, de sus logros profesionales, de su persona, de cómo lo querían en cualquier lugar que cantaba y dijo que se siente alegre de haber sido muy querida por él.

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