José Pérez-Espino/
El Diario
Ciudad de México— El Gobierno federal debe asignar recursos a las zonas metropolitanas del país, como la de Ciudad Juárez, para la creación de huertos urbanos y la producción familiar de hortalizas, de acuerdo con una propuesta presentada en la Comisión Permanente del Congreso de la Unión.
La estrategia ayudaría en la mitigación y adaptación de los efectos del cambio climático producido por las emisiones de gases de efecto invernadero, además de contribuir en la economía regional y en un estilo de vida saludable, según el punto de acuerdo.
La agricultura urbana “permite generar recursos y empleo, así como contribuir a la seguridad alimentaria y solucionar problemas de desabasto”, expuso la diputada Mirza Flores Gómez, de Movimiento Ciudadano, autora del proyecto.
También permitiría “reducir las distancias entre consumidores y productores, proporcionar productos no tradicionales, reciclar desechos y eliminar terrenos baldíos que podrían utilizarse como basureros”, agregó.
Los huertos urbanos permiten maximizar la producción de hortalizas, frutas y verduras en espacios no utilizados en las ciudades y sus alrededores, indicó.
La legisladora explicó que el crecimiento urbano se caracteriza por la extensión de las ciudades a zonas periféricas y por una disminución de la densidad de la población en zonas centrales, lo que tiene por consecuencia el abandono creciente de viviendas y la demanda constante de recursos y servicios para las zonas suburbanas.
Con esos argumentos, Flores Gómez presentó un exhorto a las secretarías de Medio Ambiente y Recursos Naturales; Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano, y de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, para que incluyan recursos sobre el tema en el Presupuesto de Egresos de la Federación 2017.
La alternativa incluye la producción de hortalizas en “azoteas verdes”.
Según la legisladora, información del “Programa Huertos Efecto Verde”, un metro cuadrado de azoteas verdes capta un kilogramo de bióxido de carbono, genera el oxígeno que consume una persona por año, absorbe 108 litros de agua de lluvia, permitiendo su retorno al medio ambiente.