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Sin control la hepatitis C

Fernando Aguilar/
El Diario

2016-07-27

Mientras la disponibilidad de vacunas mantienen a raya la hepatitis A y B, la infección que produce el virus de la hepatitis C sigue propagándose entre grupos de población muy específicos, incluso más que la que acarrea el Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH).
A esa conclusión han llegado médicos y organizaciones de la sociedad civil que se dedican a la atención de esta enfermedad que ha sido diagnosticada aquí, –según cifras de la Secretaría de Salud del estado– en al menos seis personas durante el transcurso del año.
En el Día Mundial contra la Hepatitis, celebrado hoy, una alentadora noticia es que, de acuerdo con los números que reporta la autoridad sanitaria –donde incluye todas las instituciones públicas de salud–, los tres tipos en conjunto han tendido a aquejar menos personas en los últimos tres años.
Sin embargo, de forma individual, la del tipo C ha mantenido unos niveles constantes, según lo indican las estadísticas.
Con 200 casos en 2014, 193 en 2015 y 91 en 2016, el concentrado de tipos de hepatitis muestra una tendencia hacia la baja, pero, comparada en lo particular, la incidencia de la última clase casi se duplicó en Juárez entre el año pasado y el antepasado: 27 infecciones en 2014 y 50 en 2015.
“Está en un continuo aumento”, afirma Roberto Quiroz Sáenz, epidemiólogo del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS). “Se considera que en estudios comparativos de la hepatitis C con el VIH, la hepatitis C todavía no la hemos podido controlar. Es de esperarse que las cifras sean superiores a las del VIH”.
El año pasado, el coordinador de la Clínica de Hepatitis del Hospital General de la ciudad de Chihuahua, Omar Rascón Hernández, reconocía que se trata de un problema de salud en México que ha tenido un importante auge más que el que tuvo el VIH en su momento.
En ese entonces, el médico señalaba en una conferencia de prensa que el estado se encontraba entre los primeros diez lugares en cuanto a la prevalencia de la hepatitis, sobre todo por su condición fronteriza y el consiguiente consumo de drogas entre las cuales se encuentran las inyectables.
Hoy, el panorama no ha cambiado en gran medida, opina Quiroz Sáenz: son los consumidores de aquella clase de sustancias quienes están más expuestos.
A las organizaciones como Compañeros, que se dedica a asesorar a personas con VIH y a usuarios de drogas y ahora mismo forma parte del movimiento nacional Voces Frente a la Hepatitis C, les preocupa la incidencia de la enfermedad en esta ciudad.

Aun cuando la tendencia no es exclusiva de esta frontera, sino de varias en el mundo, lo que más inquieta a la asociación civil es que, por un lado, los tratamientos de la hepatitis C son muy caros y, por otro, hay pocas campañas de prevención para un mal que continúa aumentando.
“Hemos trabajado con el VIH y vemos que se repite la historia”, explica María Elena Ramos Rodríguez, directora de Compañeros. “Sin acceso a medicamentos, las personas sin empleo, en condiciones de mucha vulnerabilidad. Ya recorrimos ese camino, pero si los tratamientos para el VIH eran costosos, éstos nos dejan sin habla”.
La hepatitis C puede curarse o convertirse en una afección de tipo crónico. La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que los tratamientos pueden curar más del 90 por ciento de los casos de infección por ese virus y así reducir las posibilidades de desarrollar cirrosis y cáncer.
Sin embargo, el principal problema que la institución internacional observa es que el acceso al diagnóstico y tratamiento es limitado.
“Es un serio problema de salud pública que debemos atender. En nuestra organización tenemos la distribución de equipo de inyección seguro, educación a las personas que se inyectan droga y eso es lo más que podemos hacer. Le toca a los servicios de salud destinar recursos para este problema”, expone Ramos Rodríguez. (Fernando Aguilar / El Diario)

faguilar@redaccion.diario.com.mx

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