Fernando Aguilar/
El Diario
La empresaria Paola Rascón Corral, quien sostiene una demanda en contra de la comercializadora TRECEDIM y Almacenes Espino por presunto fraude, deslindó del problema a los sacerdotes Manuel Bañuelos y Víctor Fernández, quienes, dijo, no tuvieron nada que ver.
Por el contrario, aclaró que se siente “muy agradecida” con la buena voluntad de los curas, quienes amablemente la remitieron con los contratistas de la empresa en cuestión, para que ellos se encargaran del asunto.
“El padre Manuel Bañuelos siempre estuvo conmigo en todo el proceso. Es una persona bien honrada. Lo que fui necesitando me lo dio. Es muy atento”, dijo.
En la denuncia que presentó Rascón Corral acusa a la Comercializadora TRECEDIM S. de R.L. de C.V., de no pagar 1 millón 575 mil pesos en mercancía que le pidieron y que ella consiguió con diversos proveedores, y ahora ella se quedó con esa deuda.
Dijo que esa empresa tuvo a su cargo la venta de los productos oficiales de la visita del Papa el pasado 17 de febrero.
La denuncia involucra en concreto a los inversionistas Gonzalo Espino, Ramón Espino, Jaime Cano y al representante de la compañía, Israel Beltrán Cruz, quien además es empleado de la Subsecretaría de Economía.
Sobre este último involucrado, el titular de la dependencia, Javier Sánchez Carlos, dijo que Beltrán Cruz actuó por su cuenta.
El documento recoge textualmente esta declaración: “Si incurrió en alguna falta o algún incumplimiento, la responsabilidad es sólo de él y como tal debe responder, pues la Subsecretaría de Economía no tiene nada que ver absolutamente nada en este caso”.
La querella señala que nunca hubo un contrato de por medio, pero no saldaron la deuda que ella contrajo con diversos proveedores por miles de playeras, mochilas y pulseras.
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