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Familias convierten salas de hospitales… en hotel

Abraham Rubio/
El Diario

2016-06-26

Para algunos de los familiares de los lesionados del accidente del autobús, las salas de espera de los hospitales se han convertido en su dormitorio y en un lugar donde se reúne la angustia y la incertidumbre por el estado de salud de sus parientes.
Desde el viernes pasado, Abraham López Lozano ha viajado de hospital en hospital para conocer la situación médica de seis de sus familiares que resultaron heridos del camionazo.
Algunos tienen fracturas, raspones y otras contusiones, sin embargo, su sobrino Miguel Ángel López Lozano tiene el pronóstico más difícil: ya no volverá a caminar y su vida depende de una operación de riesgo. 
A las afueras del Hospital General Regional 66 de Instituto Mexicano del seguro Social (IMSS), López Lozano contó que todos venían de vacaciones y ahora uno de ellos enfrenta una situación crítica. 
“Necesitamos muchas oraciones para él (Miguel Ángel) porque su estado de salud es grave, la operación se tiene que hacer pero si no, hay posibilidades de que fallezca”, comentó luego de contener las lágrimas y tomar respirar hondo.
Este no ha sido el único problema por el que pasan en estos momentos, en los hospitales del IMSS y el Hospital General, las cuentas por la atención médica que recibieron sus familiares llegó a los 150 mil pesos.
“La mayoría de mi familia no tiene Seguro ni nada, ellos se han afectado por ese lado también, y nos exigen que paguemos y cuando nos preguntan “Quién va a pagar lo que se debe”, nosotros le decimos que el dueño del camión”, comentó López Lozano.
El familiar de los seis integrantes, busca la manera de que le ayuden a encontrar al responsable del autobús o a las instituciones de Salud pública para que les ayuden con los gastos del accidente. 

Urgencias: dormitorio para algunos

El viernes, cuando se registró el “camionazo” en la carretera Panamericana que dejó 10 muertos, María Cisneros Palos tomó sólo su celular y con su ropa de trabajo se trasladó desde Buenaventura hasta Juárez para estar al pendiente de su sobrino Jacobo Andrade Cisneros.
Sin cobijas, ni ropa ni dinero, es como ha pasado las noches en el Hospital General  Regional 66, sentada en las sillas metálicas, acompañando a su hermana en los momentos de angustia que está pasando por su hijo. 
La situación ha sido difícil para Cisneros Palos, puesto que Jacobo tiene “inflamado el cerebro” y “dañado” el corazón, por lo cual les han dicho que el paciente “ha puesto mucho de su parte” para ir mejorando en los últimos días.
La familiar comentó que en la sala de espera la gente le ha ayudado con un poco de comida, agua y papel higiénico; la familiar dijo que la misma trabajadora social le ha ofrecido comida al conocer la situación en la que se encuentra.

jrubio@redaccion.diario.com.mx

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