Cinthya Ávila/
El Diario
Enfrentar una larga fila en el puente para cruzar a El Paso o exhaustivas revisiones migratorias no son para Mariana Moreno nada nuevo. Desde hace cinco años esas circunstancias forman parte de su rutina diaria, pues su fuente de ingresos está del otro lado de la frontera.
Ciudadana americana, pero residente en Ciudad Juárez, ella vive a diario la dinámica de los cruces internacionales y de la economía de dos países: México y Estados Unidos.
En ocasiones, el ajetreo de ir y venir puede llegar a ser agotador, dice la mujer que labora en una estación de autobuses foráneos en el Centro de El Paso.
Para estar a tiempo en su trabajo debe levantarse desde las 4 de la mañana y llegar temprano al puente, por cualquier contingencia. En cuestión de minutos o de horas pasa de una nación a otra, lo que implica vivir y desenvolverse en dos culturas diferentes.
Saúl Trejo Urieta vive la misma situación, pero a la inversa: radica en El Paso, aunque su empleo está en Ciudad Juárez.
El directivo de una empresa maquiladora comenta que trabaja aquí desde febrero de este año y el proceso de adaptación no ha sido sencillo. Cruzar a diario la línea divisoria puede llegar a ser estresante, menciona.
“Lo más cansado son las filas. Pero también adecuarte a las dos ciudades. Se vive de manera muy diferente en cada una”, indica, no sólo por las culturas o el idioma.
Alejandro Brugués Rodríguez, doctor en Economía e investigador del Colegio de la Frontera Norte (Colef), señala que en ciudades como Juárez los trabajadores transfronterizos –personas que viven en un lado de frontera y labora en el otro– forman parte importante de la entrada de divisas en ambos países.
Con sus desplazamientos diarios y sus ingresos mueven la frontera y su economía.
De acuerdo con un reciente estudio elaborado por el Colef, en el 2015 el volumen de trabajadores transfronterizos en el estado de Chihuahua ascendía a 28 mil 087. De ese total 27 mil 156 radican en Juárez y laboran en El Paso.
Aunque el estudio no reporta el número exacto de residentes estadunidenses que laboran de este lado del Río Bravo, se estima que otra cantidad similar o mayor de trabajadores se desplazan en sentido inverso.
Pese a no estar registrados dentro del volumen de ocupados que mide la generación de derrama de ingresos en la ciudad, el investigador indica que forman parte importante de la economía, pues se calcula que más de dos terceras partes de su gasto lo realizan aquí.
Con un ingreso mensual promedio de 850 dólares, el Colef estima que al año los juarenses transfronterizos representan un flujo de 360 millones de dólares hacia la economía local.
Tal entrada de divisas y la estrecha relación que existe entre ambas regiones fronterizas han contribuido a la dolarización de la economía local, subraya Brugués.
Otra cantidad de dólares la derrama quienes laboran aquí, por sus consumos en establecimientos de servicios.
El documento elaborado por el Colegio señala que hay variables que intervienen en la reciprocidad laboral entre ambas ciudades, tales como cuestiones salariales, disponibilidad de visa y la paridad cambiaria.
Los consultados sobre el tema indican que los que vienen del otro lado de la frontera a laborar en la ciudad desempeñan principalmente en cargos directivos y administrativos en el sector de la industria.
En contraste, los que van de aquí para allá trabajan como empleados en tiendas de autoservicio, departamentales o en viviendas, donde realizan actividades de limpieza y jardinería, entre otras.
Datos de la Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP) establecen que por los puertos internacionales entre El Paso y Ciudad Juárez se movilizaron 12.9 millones vehículos particulares en el 2015.
Más de 7 millones de personas cruzaron a pie, se menciona en el documento del IMIP elaborado con base en datos oficiales de autoridades en Texas. (Cinthya Ávila/ El Diario)
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