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Menor se traga una pila… confesarlo salva su vida

Fernando Aguilar/
El Diario

2016-05-25

Sentada en la orilla de su cama, el pasado sábado por la tarde Nancy Quiroz empezó a preocuparse cuando su hijo Cristian dejó de jugar con sus muñecos y le confesó que le dolía el estómago, porque se había tragado la pila de botón de un control remoto.
Luego de ingerirla, recuerda la mujer, el pequeño de cinco años nunca tuvo ningún otro síntoma, pero se asustó tanto que se lo dijo para que lo llevaran a que lo viera un doctor.
Aquella confesión fue un acto de valor de parte del menor porque permitió salvarle la vida, considera César Augusto Villatoro Méndez –el director del Hospital Infantil de Especialidades– al contar cómo le extrajeron la batería con una pinza incorporada a una sonda especial.
Después de que Cristian relató su travesura, cuenta Nancy, lo llevaron al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), pero al no estar todavía afiliados, de ahí lo trasladaron al hospital donde fue atendido el lunes a las 10 de la noche.
La madre narra que al principio, los médicos que lo recibieron en el área de Urgencias le dijeron que le darían un tratamiento para ver si el organismo de su hijo lograba arrojar el cuerpo extraño por sí solo.
Sin embargo, después determinaron que lo mejor sería someterlo a una gastroscopía, de modo que introdujeron por su boca un tubo flexible equipado con una cámara que mostraba imágenes del esófago y otras partes para finalmente sacar la pila, que lucía mordisqueada porque el menor la trituraba con sus dientes.
Si aquel cuerpo extraño hubiera sido una moneda, dice Villatoro Méndez, quizá la intervención no habría resultado necesaria, pues ese tipo de objetos no contienen sustancias químicas peligrosas como las pilas.
“Con una batería, el riesgo aumenta mucho porque puede perforar el estómago, el esófago, el duodeno o el intestino”, indica el médico al explicar que en casos como este disponen de unas seis horas antes de que lo tragado pueda causar un daño físico si se atora en alguno de los pliegues del intestino y el estómago.
De acuerdo con el director del Hospital Infantil de Especialidades, sólo uno o dos casos de la misma naturaleza ocurren cada año, a diferencia de los que involucran monedas, que, revela, pueden presentarse a razón de uno o dos cada semana.
El doctor indica que los cuerpos extraños también suelen ser semillas y cacahuates que en algún momento pueden atorarse en los bronquios, sobre todo cuando los niños –la mayoría en edad preescolar– no tienen cuidado con lo que se llevan a la boca. (Fernando Aguilar)

faguilar@redaccion.diario.com.mx

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