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Involucran a celadores en privilegios al interior del Cereso

Staff/
El Diario

2016-02-13

Resguardada junto a su hijo de seis meses con personas de su confianza, Mariana Ibarra Morán narra desde El Paso, Texas, los supuestos actos de corrupción cometidos por Jesús Eduardo Soto Rodríguez, líder de la pandilla “Los Mexicles”, brazo ejecutor del cártel de Sinaloa, que implican a directivos donde este miércoles estará el Papa Francisco, en su visita a Ciudad Juárez.
Imposición de cuota para visitas, accesos sin control, ingreso de trabajadoras sexuales, droga y alcohol, todo tenía un precio y se pagaba por semana, asegura la joven que ayer temía por la integridad de sus demás familiares en Ciudad Juárez.
El primer señalamiento que hace la joven es contra un custodio de apellido Cárdenas, quien asegura, era quien daba las facilidades a “Lalo” para la introducción de droga y licor, por lo que llegó a pagar hasta 130 mil pesos a la semana.
“Él le daba permiso para hacer lo que quería y los domingos le cobraba como 130 mil pesos a ‘Lalo’ por meterle la droga y la cerveza. ‘Lalo’ se los mete en diferentes paquetes uno dice ‘permisos’, otros ‘verde’, ‘blanca’, ‘negra’ y ‘aguas’”, explica.
Precisa que el paquete que dice ‘permisos’ son la entrada de mujeres (prostitutas); el verde es de mariguana; negra la heroína, blanco la cocaína y el paquete de “aguas” es la cerveza o licor.
“El comandante Cárdenas a veces va y se está en la celda de ‘Lalo’ tomando, les llaman patrulla a todos ellos o les dicen ‘Grupo Sonora’ porque todos ellos, incluidos los directivos son originarios de Sonora, de donde es él”, dice Mariana.
También abunda sobre la visita conyugal, por la que cobran 350 pesos.
Todas la gente que entra jueves y domingo a la visita normal y a la visita conyugal debe tener un código que se les proporciona en el Cereso después de realizar todo el papeleo de registro, dice.
“Yo nunca tuve, cada vez que entran las personas sin código el comandante y Lalo cobraban a las personas para que entraran así. A mi me daban un gafete como si yo fuera empleada del Gobierno y me metían en carro”, recuerda.
Todo el tiempo que visitó a Lalo fue así, dice Mariana. Ella pasaba caminando por Aduana y sin código. Su nombre estaba anotado en una lista. Quienes entraban sin cógido pagaban 350 pesos por visitar al reo.
Mariana narra que fue la actuación de la Fiscalía General del Estado la que aceleró su salida de la ciudad, ya que la llevaron a declarar de manera irregular ante el Ministerio Público, pese a que la investigación estaba radicada en la Fiscalía de la Mujer.
Durante las horas en las que fue interrogada y videograbada careció de asistencia legal y referiere que los agentes también le quitaron su teléfono celular para acceder a la información que contiene en el aparato, incluso, le preguntaron los datos de los periodistas que la entrevistaron desde el momento que hizo pública su denuncia.
“Todo esto ya se lo dije a los agentes que me interrogaron, ellos me mostraron unas fotos para identificar a más internos y querían que les dijera como era el comandante, cómo se llamaba y si a él le habla con respeto a Lalo; me preguntaron si Lalo golpeaba a los reos. No me ofrecieron seguridad, nada más me dijo un comandante que si me necesitaban me iban a marcar”, agrega.
El abogado Carlos Spector, quien la asiste en su proceso de asilo político, asegura que el caso de Mariana Ibarra Morán es el asunto más fuerte que ha atendido en los últimos 15 años y el grado de riesgo de la denunciante es alto.
En Juárez el fiscal general Jorge Enrique González Nicolá dice que la denunciante será protegida, aunque ahora ya abandonó el país.
“Ella no debe tener ninguna preocupación, ni ningún problema; estos son hechos que sin duda nos interesan y se van a llevar hasta sus últimas consecuencias y la proteccion que ella necesite se le va a a proporcionar por la Fiscalía de la Mujer que sigue sus propios protocolos”, afirma el fiscal.

redaccion@redaccion.diario.com.mx

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