Local

‘Es algo que yo no pedí, me llegó del cielo’

El Diario

2016-02-09

“Es un regalo, es algo que llegó del cielo”, dice con tranquilidad el diácono Gustavo Chavira Gámez de 62 años, quien fue designado por la Diócesis de Ciudad Juárez para dar asistencia al Papa Francisco en la misa que dará aquí el próximo 17 de febrero.
Él y su compañero, José Luis Anguiano, esperan con ansiedad que llegue el día para acompañar al Pontífice en el altar que se construye en El Punto, ubicado en la avenida Heroico Colegio Militar, donde se celebrará la liturgia.
“Le digo que es un regalo, porque le aseguro que si yo hubiera metido solicitudes para darle asistencia a un Papa, el que fuera, por años, lo más probable es que nunca lo hubiera logrado, es algo que yo no pedí, me llegó del cielo”, comenta con serenidad, pero emocionado.
El día que recibió la noticia fue uno como cualquier otro de la temporada navideña pasada, el padre Leonardo García, coordinador de la ceremonia litúrgica que presidirá el Pontífice, le llamó para decirle que le tenía un regalo; al inicio pensó que se trataba de un libro, pero se trataba de que sería asistente del Papa.
El servidor sintió la noticia como un golpe, le provocó una impresión muy fuerte debido a que ni siquiera soñó antes que podría realizar esa tarea.
Como diácono sabía que iba a ser requerido para asistir en cualquier lugar, a lo mejor repartiendo la comunión o en las capillas del santísimo para la reserva o cualquier otro ministerio, incluso para hacerse cargo de algún grupo.
Sabía que prestaría algún servicio durante la visita del Pontífice, de eso no había duda, pero no imaginé lo que le esperaba.
“Somos 16 diáconos activos en la Diócesis, cualquier podría haber sido. No puedo contestar porqué fui yo, no tengo la más mínima idea, sólo sé que el señor así actúa, hay muchas cosas que Él hace y que para nosotros son incomprensibles e ilógicas, sin embargo para Él son parte de su plan”, comenta.
Su preparación para el acontecimiento consiste en cumplir con su ministerio de forma responsable, haciendo lo que tiene que hacer como servidor de Dios cada día: oración, eucaristía cuando se puede, horas santas, rosarios y servicios con entusiasmo y caridad.
El 17 ayudará a preparar el altar y a asistir a Francisco, en la medida que lo permitan los asistenets que viajan con él, aclara.
“Es una gran responsabilidad, es un hecho histórico y se queda en la historia, todo lo que se haga ahí se tiene que hacer muy bien, es un gran acontecimiento y no se debe de empañar con algún error o actitud equivocada. Creo que esa es la preocupación, hacer un buen papel”, dice.
Gustavo está casado con María Dolores Valle García y tiene tres hijos, Liliana, Gustavo y Cecilia, los dos últimos participarán en actividades musicales durante la visita papal, mientras que la primera vive en Dallas, pero tiene la intención de estar aquí ese día.
El servidor considera como una bendición que su líder religioso venga a esta comunidad tan dolida porque es un acto de amor.
“Yo estoy viéndolo con los ojos de la fe, así fui educado, siento que es en respuesta a tantos millones de rosarios que esta comunidad rezó implorando la paz”, expresa. (Martín Orquiz/E Diario)

morquiz@redaccion.diario.com.mx

X