Horacio Carrasco/
El Diario
No se puede dejar únicamente a los maestros la responsabilidad de alejar a los estudiantes de las drogas, pues el niño dura allí pocas horas y el resto del tiempo lo pasa en la calle o en su casa, dijo Isela Torres Hernández, subsecretaria de Educación, Cultura y Deporte de Gobierno del Estado.
Esto significa que es necesario que todos –padres, maestros y autoridades– cierren filas para inhibir el consumo de estas sustancias por los alumnos, agregó.
La funcionaria señaló ayer lo anterior al enterarse de que Ciudad Juárez es la cuarta metrópoli del país con mayor consumo de drogas entre estudiantes de secundaria y bachillerato.
La última Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes (Encode) reveló que Ecatepec encabeza la lista con una prevalencia de 23.5 por ciento.
Le siguen Cancún-Playa del Carmen con 22.9, Guadalajara con 22.3 y Ciudad Juárez con el 19.7 por ciento, mientras que el promedio de consumo a nivel nacional es de 17.2 por ciento.
“Es lamentable, el problema ya no está focalizado como hace muchos años a ciertas áreas de la ciudad, sino que ahora el problema está muy extendido y comprende niños muy pequeños”, añadió Torres Hernández.
Está bien comprobado que el daño cerebral que ocasionan esas sustancias ilícitas es mucho mayor cuando se trata de niños, advirtió.
Informó que los estudiantes pueden recibir ayuda en los programas que tienen la Fiscalía General del Estado, la Secretaría de Seguridad Pública, el programa Escuela Segura y algunos organismos de la sociedad civil.
A esto se suma el esfuerzo que se hace en los planteles, donde se revisan las mochilas a los alumnos para mantener los centros educativos libres de esas sustancias, expresó.
En caso de que se les encuentre alguna sustancia ilegal, lo que se hace es que el caso se turna a los Consejos Técnicos y se habla con los padres de familia para que a sus hijos los pongan en algún programa de rehabilitación, dio a conocer.
Dijo que hay alumnos que hablan sobre drogas de manera “muy normal”, porque en sus casas ven que alguno de sus parientes utiliza algún enervante.
Es necesario que toda la sociedad cierre filas para inhibir el consumo de esas sustancias por los niños, pues resolver este problema no puede ser meramente una situación de autoridad, indicó.
La responsabilidad no se le puede dejar solo a los maestros, pues el niño se comporta bien cuando está en clase, pero allí dura pocas horas y el resto del tiempo lo pasa en la calle o en su casa, expresó.
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