Fernando Aguilar/
El Diario
Aun cuando perdió la mayor parte de su patrimonio durante el incendio, la familia Gutiérrez García recobró la calma porque cuenta con el apoyo de sus vecinos y los compañeros de trabajo de dos de los miembros.
Prueba de ese optimismo es que, mientras limpiaba los escombros ayer, Gabriela ya había pensado en que volverán fincar, ahora con bloques de concreto en lugar de adobe y madera.
La mujer dijo que de entre los escombros están juntando el metal para venderlo.
La mañana de ayer, con nuevos bríos se puso a barrer el espacio donde la madrugada del jueves el fuego consumió una de las tres casas que componen el lote de los Gutiérrez García, ubicado sobre las calles Ricardo Flores Magón y Zacatula, en la colonia Galeana.
En esa vivienda había tres cuartos y vivían sus tres nietos y sus hijos Antonio, de 38 años y Miriam, de 28.
Las llamas dejaron inservibles todos los enseres domésticos: un refrigerador, una pequeña televisión, una estufa, un DVD, una cama y una mesa.
Comentó que también se perdieron documentos personales de sus hijos.
Aunque asegura que los bomberos le dijeron que el siniestro se debió a un “diablito”, la madre sostiene que la causa es otra, porque no hay nada irregular en la instalación eléctrica, lo que puede comprobar mostrando sus recibos de la luz, indicó.
“Apenas habían comprado un calentón de leña”, cuenta. “Suponemos que mi hijo al irse a trabajar lo dejó prendido. Yo digo que como era un cuartito de paletas de madera, alguna chispa o algo causó el incendio, pero no tenemos la plena seguridad”, relató.
Hasta ayer no se logró obtener un informe oficial sobre le siniestro por parte de la Dirección de Protección Civil.
El fuego también arrasó con la ropa, los juguetes y las figuras de peluche que Gabriela vende para subsistir y que le dejó un gran montón de chatarra y metales ennegrecidos en ese espacio.
“Nosotros trabajamos en el tercer turno y me habló uno de mis sobrinos”, narra a su vez Miriam. “Me dijo que se estaba quemando la casa donde vivíamos yo y mis sobrinos. Cuando llegué ya estaba todo apagado”.
Sin embargo, gracias al apoyo de los vecinos, quienes les ayudaron a levantar la basura y a llevársela en una camioneta, la familia confía en que pronto regresará a su vida habitual.
“Ahorita estábamos comentando todos que queremos empezar de nuevo. Queremos comprar bloquecito poco a poco y empezar a levantar, porque no nos queda de otra. Gracias a Dios no nos quedamos sin trabajo. También en mi empresa nos van a ayudar y en la de mi hermano”, comentó Miriam.
Mientras eso ocurre, la familia dormirá en cualquiera de las dos casas que no fueron consumidas por las llamas, donde, dijo Gabriela, “se harán bolita” todos juntos, porque son una familia unida. (Fernando Aguilar/El Diario)
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