Francisco Chávez/
El Diario
La acumulación de nieve en las calles y el paisaje blanco que vistió el fin de semana a Ciudad Juárez exhibió el contrastante vivir de las familias fronterizas.
Mientras que unos sonríen ante la posibilidad de jugar con muñecos de nieve, otros, se preocupan ante el riesgo de que sus casas colapsen.
Humberto Bouche, habitante de la colonia Partido Romero, acudió ayer al parque El Chamizal, donde se divirtió en compañía de su familia.
Para él, la época navideña es sinónimo de alegría y unión familiar.
“Venimos a disfrutar esta bendición que nos manda Dios; aprovechamos para jugar a las guerritas de nieve y hacer un mono de nieve”, dijo.
A varios kilómetros al poniente, entre los cerros del Camino Real, Dominga Cipriano Vicente, revisa el techo de su casa de adobe, pues asegura, comenzará a gotearse luego de que el hielo se descongele.
“No nos queda de otra más que aguantarnos”, refirió la mujer.
Humberto Bouche, aseguró que desde hace años no se registraba una nevada similar en la ciudad.
Dijo que junto a sus familiares, aprovecharon para fabricar un muñeco de nieve, al que le pusieron los ojos de lodo, la nariz de zanahoria y las manos de ramas de un árbol.
“Yo creo que ahorita toda la gente está más contenta. Podemos decir que fue una blanca Navidad. Sin duda, debemos aprovechar para reflexionar y con la familia más unida”, dijo.
Cipriano Vicente, habita en uno de los puntos más altos de la ciudad, a un costado del Mirador Rosa de los Vientos, donde termina la colonia Fronteriza, al poniente de la ciudad.
Algo tan común como ir a la tienda de la esquina, para esta mujer representa una odisea, pues las veredas de tierra que desembocan en su casa fueron sepultadas con la nieve, lo que obstaculizó el paso.
“No podemos ni salir a la tienda. A ver cómo le hacemos ahorita”, dijo la mujer mientras cuidaba a sus nietos.
Comentó que ella se dedica a vender artesanías y comida en la calle para mantener a su familia.
Otra situación que preocupa a Cipriano Vicente es la falta de un calentón para resguardar del frío a sus nietos de un año y cinco meses de edad.
La nevada dejó en la ciudad un escenario propicio para el esparcimiento familiar, se pudo observar en un recorrido.
Ya sea en parques o calles, los fronterizos salieron para aventarse bolas de nieve o formar los muñecos.
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