Martín Orquiz/
El Diario
“Aprendimos que nadie te va a sacar del hoyo, tenemos que ser nosotros mismos como comunidad”, afirmó con seguridad Lourdes Muñoz Galaviz, una vecina de Riberas del Bravo que comenzó buscando ayuda debido a que sufría violencia familiar y terminó como una de las más activas promotoras sociales de su unidad habitacional.
Tanto ella como miles de personas más tuvieron diferentes grados de impacto a través de los programas de participación ciudadana auspiciados por Usaid (Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos) y realizados a través del Programa para la Convivencia Ciudadana (PCC), actividades que comenzaron en marzo del 2012 en la frontera.
Los polígonos que fueron enfocados para realizar esta tarea fueron las colonias Felipe Ángeles, Francisco I. Madero, así como Riberas del Bravo, las que presentaban problemáticas de violencia y delincuencia, por lo que fue necesaria la intervención en busca de reinstaurar el tejido social.
Através de las diferentes estrategias implementadas, dio a conocer el director de Programa paran la Convivencia Ciudadana (PCC), Antonio Iskandar, se logró alcanzar a 17 mil 500 personas, a las cuáles se pretende cambiar el destino que ya tenían predeterminado a través de su exposición a la violencia.
Un ejemplo de lo que se puede lograr se reflejó en Lourdes, quien a través de los talleres y otras actividades logró darse cuenta que estaba viviendo dentro de un ambiente que terminaría destruyéndola.
“Es impactante darse cuenta de cuantas personas están viviendo con violencia dentro de sus casas y que no quiere recibir ayuda”, manifestó.
Dentro de los aprendizajes que más ha valorado dentro del tiempo en el que ha incursionado en actividades sociales, está el valorarse a sí misma y el conocimiento de que son las mismas comunidades las que deben buscar soluciones a sus problemáticas.
Contó que en Riberas del Bravo, un asentamiento que se ubica al oriente de la mancha urbana de Ciudad Juárez, en años anteriores sus residentes ni siquiera salían de sus casas, menos podían llevar a sus hijos al parque.
“Nos topábamos con los muertos en las calles, había muchas balaceras… ahora puedo decir que mi comunidad está regenerada y que tenemos comunicación entre los vecinos”, declaró.
Iskandar relató que el PCC se dedica a generar conocimiento a través de buenas prácticas, además de desarrollar documentos conceptuales, guías, manuales de capacitación y sistematizaciones para promover la réplica de modelos, el fortalecimiento de capacidades institucionales y políticas públicas en la prevención social de la violencia y la delincuencia.
Además se busca fortalecer las capacidades del gobierno de México, de las organizaciones de la sociedad civil, las fundaciones del sector privado, la academia y actores comunitarios para crear programas y políticas de prevención social contra la violencia y la delincuencia, mediante asistencia técnica y capacitación especializada.
Dijo que el PCC se especializa en temas como estrategias de gestión local, prevención situacional, salud mental comunitaria, jóvenes en situación de riesgo, policía comunitaria, comunicación comunitaria, resiliencia comunitaria y generación de políticas públicas con base en evidencia. (Martín Orquiz / El Diario)
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