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Deja Transporte a pie a miles

Horacio Carrasco Soto/
El Diario

2015-10-04

“Yo camino 20 cuadras, trabajo aquí desde hace 15 años y siempre he caminado esa distancia”, dice Griselda Mujica Sáenz, quien reside en la colonia Altavista y trabaja en el fraccionamiento Seminario, donde hace labores de limpieza para sacar adelante a sus tres hijos.
Como ella, miles de juarenses deben recorrer a pie grandes distancias todos los días para acudir a sus centros de trabajo y luego regresar.
Son mujeres y hombres que laboran en la limpieza de casas, que planchan ropa, que se desempeñan como guardias privados y jardineros, pero también como albañiles, pintores, electricistas, plomeros y otros.
En la mayoría de los casos, el transporte no entra a los sectores donde laboran porque son de clase media alta y alta, o bien, por tratarse de áreas de baja demanda que no son redituables y, en pocas casos, porque las calles son inaccesibles.
"Yo me bajo en la avenida Ejército Nacional frente a un centro comercial o en la avenida Tecnológico”, agrega Griselda Mujica.
Y desde allí emprende su caminata de 20 cuadras hasta la residencia donde presta sus servicios.
¿Que los camiones ingresaran a esa zona? “Sí me gustaría, sería buena idea para todos los que trabajamos acá, pues hay bastantes personas”, expresa.
A los trabajadores se les ve caminar a las 5, 6 ó 7 de la mañana por avenidas como Montebello, Colegio México, Juan Kepler y otras.
La zona es un perímetro bastante grande, comprendido por las avenidas Tecnológico, Ejército Nacional, Manuel Gómez Morín y Pedro Rosales de León.
Allí hay varios fraccionamientos de clase media alta y alta, a donde el transporte no llega y los trabajadores van a sus empleos a pie.
En esa área se encuentran los fraccionamientos Bosques de San José, Seminario, Jardines de Santa Mónica, Las Misiones, El Cid, Del Campanario, Fuentes del Seminario, Los Manantiales, El Marquís, Prinz y otros.
Otro amplio sector con las mismas características es el comprendido entre las avenidas Manuel Gómez Morín y Tomás Fernández, y el Parque Industrial “Antonio J. Bermúdez”, o bien, el ubicado por la avenida Campos Elíseos, entre De las Industrias y Francisco Villarreal.
En ese polígono se ubican fraccionamientos de clase social elevada como Campestre, Country Raquet Club, Rincones de San Marcos, Villas Senecú, Hacienda Senecú, Residencial San Antonio Senecú, San Pablo, Montecarlo y otros.
Allí tampoco entran los autobuses del transporte público y los empleados deben caminar grandes distancias a pie.
Pedro Rodríguez, de oficio jardinero, vive en el fraccionamiento Finca Bonita que se ubica por la avenida Manuel Talamás Camandari, a bastantes kilómetros de donde labora.
Dice que todas las mañanas “me tomo mi tiempo” para llegar temprano a su trabajo, pues se desempeña en el fraccionamiento Campestre.
Cada mañana hace una hora y media de viaje, tanto de ida como de regreso, en los camiones de la ruta Juárez-Zaragoza.
Refiere que hay mucha gente que trabaja en ese y en otros fraccionamientos aledaños, todos de clase alta, que inician sus labores a las 7 u 8 de la mañana, incluyendo el personal del Club Campestre.
Muchas personas caminan todas las mañanas por las calles Campestre, Primavera, Senecú, Baudelio Pelayo, Fresno, Álamo o Roble hacia sus respectivos empleos.
Hay inclusive personas de edad avanzada que usan bastón y que paso a paso acuden a laborar en ese sector, expresa.
Jesús Manuel García Reyes, jefe del Departamento de Transporte, dice que en esos lugares no hay demanda del servicio.
Son zonas de clase media alta y alta y la demanda es muy baja, prácticamente allí hay un promedio de tres o cuatro vehículos por casa, agrega.
En esas calles existen múltiples casetas de seguridad, grandes rejas en los accesos y a los camiones no se les permite entrar a los fraccionamientos privados, informa.
Aparte no existe conectividad de las vialidades y los vecinos se oponen rotundamente a que los camiones de las rutas circulen por allí, añade.
“Sí pasa el servicio de transporte por las calles adyacentes, pero ¿meterlos por donde ellos sugieren?, pues no, tienen que caminar distancias de 500 a 600 metros”, expresa.
Cita el caso de la prolongación de la avenida Tomás Fernández, donde pidieron el servicio para entroncarse con la avenida Francisco Villarreal y llegar a De las Torres.
“Pero obviamente, hay oposición de los vecinos del sector, pues querían pasar precisamente por Campos Elíseos”, añadió.
En términos generales, en los fraccionamientos de clase alta hay muy baja demanda del servicio y los traslados que se hacen son viajes domiciliarios, informa.
“Es decir, son las personas que van a trabajar a las diferentes residencias, esa es la demanda que se ve, pero es baja la demanda”, expresa.

Vecinos suplen la falta de camiones... por 5 pesos

En el fraccionamiento Pedregal de San Isidro III, el último en el extremo suroriente de la ciudad, las familias prefirieron abandonar sus casas nuevas por la falta de transporte y de escuela para sus hijos.
Sólo 10 familias residen en esa unidad habitacional, que semeja una ciudad fantasma recién construida.
“El problema es el transporte, está muy lejos, hay vecinos que batallan con su automóvil para transportar a sus hijos a la escuela”, dice Jesús Manuel Gómez de 26 años, quien vive con su esposa e hija de un año en la calle Celestina.
“Los vecinos se fueron por la falta de transporte, además de que a veces se acaba el agua, pues el fraccionamiento no está conectado a la red”, informa.
No hay tiendas de conveniencia, ni supermercados, ni médico, ni nada, expresa.
Los residentes caminan 20 minutos hasta el fraccionamiento vecino, Sierra Vista, para tomar el camión, o bien, andan unos 50 minutos por la calle Artemio de la Vega hasta alcanzar la prolongación Miguel de la Madrid, dice.
Ante la falta de transporte, surgió un grupo de personas que cobran 5.00 pesos por trasladar a los vecinos y la gente recurre a ellos para no caminar distancias tan largas, agrega.
Alberto López Duarte, jefe de Movilidad del Instituto Municipal de Investigación y Planeación (IMIP), dice que hay lugares en las zonas nuevas de la periferia sur donde los habitantes recorren distancias amplias.
Allí lo que sucede es que es tan poca la demanda, porque el asentamiento es muy reducido y se halla tan aislado, que no es rentable prestar el servicio, agrega.

Sin aviso previo ni explicación alguna

En colonia Campestre Virreyes, los camiones simplemente dejaron de prestar el servicio y ahora la gente tiene que caminar hasta la avenida Tecnológico a tomar la Juárez-Aeropuerto y la Poniente-Sur, dice la vecina Teresa Gómez.
No hubo aviso previo ni explicación alguna, pues como todo lo que hacen los transportistas, nada más sucede y ya, agrega.
Ahora los vecinos tienen que caminar muchas cuadras para llegar a la avenida, o bien, para regresar a sus casas, informa.
Cristina Espino dice que la gente tiene que recorrer 10 y hasta 12 cuadras para tomar la rutera, y luego otra vez la misma distancia cuando viene de regreso a su hogar.
Sucede que de pronto, un día como cualquier otro, dejó de entrar la ruta que se llamaba “Virreyes” y era de la línea Juárez-Aeropuerto, agrega.
Jesús Manuel García, jefe del Departamento de Transporte, dice que hubo una reunión con los concesionarios de la ruta Juárez-Aeropuerto y se acordó que van a reingresar, pero antes deben hacer unos ajustes en el recorrido.

No entran a Riberas

También hubo una queja de vecinos de Riberas del Bravo etapa VIII porque batallan para que las unidades de transporte entren a las últimas vialidades, agregó.
Se hizo una inspección y se citó a los concesionarios, pero hay allí un problema: el acceso por la calle donde está trazada la ruta está totalmente deshecho, informa.
Eso atrasa los traslados, se quiebran los muelles de los camiones y, a partir de cierto horario, las unidades son vandalizadas por los jóvenes, comenta.
“Los transportistas van a hacer unas mejoras en ese tramo, pues es terracería y con las lluvias se formaron bolas, entonces también se está pidiendo apoyo a Obras Públicas del Estado y del Municipio para que hagan una mejora en ese sector”, expresa.
Alberto López Duarte, jefe de Movilidad del IMIP, dice que el transporte público cuenta con “una cobertura casi total de la ciudad”, salvo algunos puntos donde debido a la baja demanda, se dejó de prestar el servicio.
“Son puntos donde el grueso de los usuarios que viven en esa zona no usa transporte público cotidianamente y la demanda es reducida”, dice.
Se tiene un estándar de 400 metros a cada lado de la ruta como “una cobertura normal y eficiente”, es decir, la gente debe caminar esa distancia, agrega. (Horacio Carrasco Soto/ El Diario)

hcarrasco@redaccion.diario.com.mx

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