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El negocio de la fe

Martín Orquiz / El Diario

2015-10-03

Las aportaciones económicas de quienes asisten al culto en los cientos de templos desperdigados por la periferia de la ciudad, así como el reparto discrecional de la ayuda que traen organizaciones religiosas de Estados Unidos y Canadá, se vuelven punto de controversia entre los grupos de diversas denominaciones bajo argumentos de manipulación y condicionamiento.
Líderes religiosos afirman a su vez que, al menos los templos que se encuentran en colonias pobres, apenas se sostienen ya que la economía vulnerable de los asistentes se refleja en sus escasas dádivas.
Datos proporcionados por la Dirección de Apoyo a Asociaciones Religiosas del Municipio de Juárez indican que en la ciudad existen poco más de 2 mil grupos religiosos, cada uno con un templo para reunirse, principalmente en colonias pobres.
Pastores y fieles indican que si bien la mayoría de las iglesias realizan actividades en pro de familias y personas con bajo nivel económico, hay quienes se aprovechan de los asistentes para allegarse recursos o condicionan la ayuda que ofrecen a los asistentes al templo.
Nancy Guevara, una habitante de la colonia Tarahumara, que se ubica sobre la carretera a Casas Grandes, vive justo al lado de una construcción con juegos de jardín edificada por un grupo religioso para los infantes del sector.
“Los juegos los hicieron los americanos para los niños, pero no dejan entrar. Si vas al culto sí, pero si no, pues no”, afirma.
Informa que en ese sector hay por lo menos 10 templos que, aunque reparten ayuda, sólo alcanza para quienes acuden a las ceremonias y participan en sus actividades.
Sobre las aportaciones que dan los asistentes, menciona que todos ahí son pobres, no tienen para dar, pero los americanos sí les llevan muchas cosas y “quién sabe qué harán con ellas”.
“Servir a Dios cuesta…”, dice Joel Cera Gutiérrez, un pastor que desde hace tres años abrió el templo Seminole & Christlike Ministries en el kilómetro 27 de la carretera a Casas Grandes, donde hay por lo menos 60 iglesias.
No lo dice porque cobra por sus servicios, sino por la cantidad de dinero que tuvo que invertir de su bolsa y la de sus familiares para sobrellevar el estilo de vida que escogieron.
Recuerda que tres meses antes de abrir el templo viajaba a Ciudad Juárez con sus propios recursos cada fin de semana para preparar la apertura y establecer su residencia.
“Hay cosas malas, pero no todo es cierto porque también servir a Dios cuesta, como vivir en un lugar diferente, dejar su hogar para servir también cuesta, y que la gente lo critique cuando no sabe, es duro, pero el que sirve realmente a Dios todo lo que hace es para Dios”, expresa.

Los contrastes

El pastor Joel Cera concede que algunos ministros “a veces manipulan”, invitan a las personas a asistir a sus servicios religiosos con la promesa de una despensa y la gente acude, pero porque tiene necesidad.
En contraste, existen iglesias que pueden sacar hasta medio millón de pesos al mes en ofrendas, comenta otro líder espiritual con la condición del anonimato.
“Hasta se me hace poco, sacan más, pero son las que tienen más asistencia y no están en las colonias pobres”, continúa.
Existen ministerios que tienen integrantes que aportan mucho dinero y no explican lo que hacen con esos recursos, aunque sí realizan obras “para aparentar”, pero gran parte de ese capital simplemente “se pierde”.
Otras iglesias, en cambio, ni siquiera obtienen lo necesario para el mantenimiento de sus edificios debido a que la asistencia es poca y no tiene mucho para ofrecer.
Edilberto Royval Sosa, director de la Oficina de Apoyo a Asociaciones Religiosas del Municipio de Juárez, establece que por su experiencia en la gestión pública y en las comunidades religiosas se da cuenta que muchos dirigentes enfrentan serias dificultades para mantener su ministerio, aunque la idea generalizada es que obtienen grandes ganancias.
“Voy a ser bien sincero… es todo lo contrario, batallan mucho, los líderes están entregando con mucho estrés su vida… lo digo de primera mano, yo los conozco”, declara.
Aunque, concede, si existe “alguien así”, entonces por uno la llevan todos.
“Será uno de 500, pero no he conocido a alguien de los que yo veo. Todos los líderes que conozco de Anapra batallan mucho, se entregan, a lo mejor no dan recursos porque no tienen, pero entregan su vida”, afirma.
La mayoría de los pastores se dedican al cien por ciento, no a ver por ellos, al contrario porque en las zonas donde están simplemente la gente no tiene para apoyar, dice.
Para allegarse de recursos o realizar alguna construcción organizan diversos eventos “y ahí se la llevan”.
Cera Gutiérrez tiene una buena construcción para realizar su culto, pero su asistencia es poca.
“Con niños son 40 a 50 la asistencia por semana, a veces hay más, pero no sube mucho, cuando hay un evento especial llegan hasta 300, pero es variable”, dice.
Afirma que no reparten despensas para que las personas vayan, sólo las entrega y si quieren asistir lo hacen.
“Es nuestra filosofía, no condicionamos. La poca gente que acude es prueba de esto”, añade.
El pastor señala que es verdad que existe crítica hacia el ejercicio religioso, pero tiene la creencia de que es malo generalizar cuando no se conoce al tipo de persona que dirige algún grupo.
Hablando del aspecto espiritual, habría que ver cuál es la razón por la que el dirigente está ahí.
“Hay cosas muy ciertas, hay engaño, falsedad, pero también hay muchos movimientos buenos para ayudar, hay muchos movimientos de Estados Unidos o del mismo México que vienen a ayudar y dan mucho de su parte, dinero, esfuerzo y tiempo”, defiende.
Hay iglesias muy pobres que salieron de otros ministerios o que sintieron el llamado de Dios, pero son cinco o 10 personas y no reciben el apoyo de nadie.

Debe regularse; condicionar es malo: Iglesia católica

Hesiquio Trevizo, portavoz de la Diócesis de Ciudad Juárez, comenta que debe existir un control para vigilar el buen funcionamiento de las Asociaciones Religiosas (AR), luego de que en Estados Unidos se registraron hechos y fenómenos en donde el fisco de ese país analiza el origen y destino de aportaciones de este tipo de organizaciones.
Debido a las situaciones irregulares que encuentran, el Gobierno estadounidense las interviene drásticamente.
Por otro lado, la entrega de despensas y otros beneficios a los asistentes a cultos de grupos religiosos se califica como una “compra de conciencia”, lo que en materia de religión está estrictamente prohibido.
“No se puede hacer esa clase de proselitismo… condicionar es muy malo”, afirma.
En lo que respecta a la aportación de recursos de los feligreses de la Iglesia católica, Trevizo indicó que no es suficiente para mantener los templos
“Muy apenas alcanza, no existe una buena estructura de colecta, es mínima e insuficiente. Hay lugares donde no se puede construir un buen templo porque no hay recursos, están bastante limitados porque la Iglesia católica de Juárez es pobre”, indica.
La edificación de nuevos templos, advierte, es lenta porque se da gracias a la actividad de la comunidad con base en la venta de enchiladas y gorditas.
Aunque el control para la actividad económica la ejerce la Secretaría de Hacienda, a través de la Dirección General de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación (Segob), sólo 104 de las establecidas aquí han adquirido el estatus de Asociación Religiosa. En todo el estado son 222 las registradas.

Deben rendir cuentas al SAT

Las iglesias registradas deben rendirle cuentas al Servicio de Administración Tributaria (SAT).
El régimen aplicable a las AR para el ejercicio fiscal 2015, según la resolución emitida el 19 de diciembre del 2014 por la Administración General Jurídica y la Administración Central de Normatividad de Impuestos Internos, grava algunos actos o actividades que realicen.
En este documento se indica que toda vez que las AR no son contribuyentes autorizados para recibir donativos deducibles del ISR, sí pagarán ese impuesto por las aportaciones que reciban por parte de empresas, en el entendido de que el donativo no es deducible para quien lo hace.
Estarán sujetas al pago por la enajenación con fines de lucro de bienes tales como libros u objetos de carácter religioso, así como por la obtención de intereses y de premios.
A la vez, las exentan del ISR por los ingresos propios que obtengan como consecuencia del desarrollo del objeto previsto en sus estatutos, siempre que no sean distribuidos a sus integrantes, tales como las ofrendas, diezmos, primicias y donativos recibidos de sus miembros, congregantes, visitantes y simpatizantes por cualquier concepto relacionado con el desarrollo de sus actividades, siempre que tales ingresos se apliquen a los fines religiosos.
También se consideran ingresos propios los obtenidos por la enajenación de libros u objetos de carácter religioso, que sin fines de lucro realice una Asociación Religiosa.
Los ministros de culto y demás asociados, que tengan como ocupación principal la dirección, representación u organización, no pagarán esta tributación por las cantidades que perciban de las AR por concepto de manutención, hasta por el equivalente a tres veces el salario mínimo general del área geográfica “A” (70.10 pesos).
Además quedan exentos del Impuesto al Valor Agregado (IVA) los actos o actividades que realicen las AR relacionados con la prestación de los servicios propios de la actividad religiosa a sus miembros o feligreses, así como por la enajenación de libros u objetos de carácter religioso, que se realicen sin fines de lucro.(Martín Orquiz / El Diario)

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