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En riesgo por ‘amistades peligrosas’

Martín Orquiz / El Diario

2015-08-29

Tomás es un adolescente de 17 años que vive en el poniente de la ciudad. Acaba de retomar la escuela ya que quiere terminar la secundaria, luego preparatoria y, si se puede, alguna carrera, pero no siempre tuvo esos objetivos.
“Andaba de malanki (delincuente), haciéndole al vivo… luego de una buena arrastrada (golpiza) que me dieron me calmé, mi mamá casi se muere del miedo”, platica.
Él era calmado, buen niño, pero sus amistades comenzaron a mostrarle “el lado oscuro” como dice, y le gustó, hasta que casi lo matan por andar en pandillas y “haciendo desmadre”.
En Ciudad Juárez, personas de entre 12 y 29 años experimentan situaciones de riesgo relacionadas con sus amistades, tales como pandillas violentas, portación de armas, robo, venta de drogas, arrestos, vandalismo y otros.
El fenómeno fue medido a través de la Encuesta de Cohesión Social para la Prevención de la Violencia y la Delincuencia (Ecopred) 2014, realizada por la Secretaría de Gobernación (Segob) y el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
En lo que respecta a esta frontera, establece el documento, la circunstancia de mala influencia de amistades se registra en seis de cada 10 integrantes de ese sector poblacional.
A nivel nacional siete de cada 10 individuos entre 12 y 29 años cuentan con un amigo involucrado en situaciones de riesgo como problemas en sus casas ya que sus padres se divorciaron o enfrentan limitaciones económicas.
También hay otras más graves relacionadas con la amistad, como el hecho de que están involucrados en drogas ilegales, que en esta frontera enfrentan dos de cada 10 encuestados.
Asimismo se encontró que los amigos de los entrevistados encaran otras situaciones de riesgo como fumar tabaco, dejar de estudiar o trabajar, embriaguez y expulsión de su escuela o despedido de su trabajo.
En el caso de Tomás, él mismo y sus amigos estaban involucrados ese tipo de conflictos.
“Mis papás están divorciados y los de mis amigos pues también, nada más dos o tres sí tienen a sus dos papás, creo que todos tenemos broncas de dinero”, afirma del adolescente de 17 años.
Con quienes se juntaba hasta hace un año, según recuerda, tomaba, fumaba y consumía drogas. Ellos tenían 10 ó 12 años, ninguno estudiaba y algunos laboraban aunque de forma irregular, nunca en trabajos fijos o estables.
Otros de sus compañeros tenían 12 años, el más grande 20. Por lo general a esa edad “se desafanaban” (se alejaban) debido a que ya eran padres de familia y tuvieron que meterse a la maquila para mantener a sus familias o porque “la debían” y tenían miedo que los mataran.
Al preguntarle por qué él decidió dejar esa forma de vida, hace una pausa para tragar saliva antes de responder.
“Casi me matan por una bronca que ni era mía. Duré casi dos meses para alivianarme y vi cómo mi mamá sufrió. Ya no quiero eso”, menciona.
La vida para los jóvenes en Ciudad Juárez, dice la directora del Centro de Asesoría y Promoción Juvenil, Asociación Civil (CASA), Teresa Almada Mireles, es muy difícil debido a la falta de espacios para que se desarrollen de forma sana.
Considera que existe una “gran seducción” por parte del mundo de consumo, pero además un vacío en los padres debido a que hay adultos “juvenalizados”, porque antes los jóvenes querían ser adultos, pero ahora los adultos quieren ser jóvenes.
Dijo que las condiciones difíciles en las familias se generan por el desgaste que ocasiona la estrategia para sobrevivir, por ejemplo el tiempo de traslado que invierten los padres para llegar a sus centros laborales, la intensidad de las jornadas, turnos extras y otros.
Además, la entrevistada aprecia una mayor volatilidad en las relaciones de pareja, lo que provoca que haya rupturas y divorcios, porque muchas de esas uniones no tienen ni siquiera cierta estabilidad para considerarlas matrimonio cuando se trata de personas jóvenes.
Entonces las nuevas generaciones enfrentan condiciones familiares muy inestables, hay muchas formas de convivencia, se relacionan con otras personas de su edad que no son hermanos, adultos que no son sus padres o la interacción se da sólo por temporadas, por lo que enfrentan una condición muy cambiante, indica.
Para la directora de CASA, en la actualidad existen situaciones no resueltas entre las generaciones que conviven en el interior de las casas o fuera de éstas.
Acerca de los conflictos que enfrentan los individuos con amigos, la Ecopred estima que el 71.6 por ciento de las personas que están entre los 12 y los 29 años, cuenta con amigos involucrados en al menos un factor de riesgo, circunstancia que en esta frontera alcanza el 61.9 por ciento.
Entre los problemas localizados a través del estudio están, en un grado de más a menos frecuente, los conflictos domésticos como padres divorciados o limitaciones económicas, le siguen fumar tabaco, dejar de estudiar o trabajar, embriagarse, expulsión de la escuela o despido del trabajo y consumo de drogas.
En forma descendente continúan situaciones como que le ofrecieron drogas, golpearon a alguien por hacerse respetar o les cayó mal, obtuvieron dinero por participar con algún grupo del crimen organizado, participación en actos de vandalismo y maltrato o humillación a una o más personas.
Sigue con la integración a alguna pandilla violenta, arresto, maltrato a animales de forma intencional, posesión de armas, robo y venta de estupefacientes.
Los resultados en Ciudad Juárez de la encuesta indican que el 22.3 por ciento de los jóvenes fronterizos manifestaron tener amigos involucrados en drogas ilegales porque les han ofrecido, las venden o las consumen.
Con un índice más alto, el 35.7 por ciento, los fronterizos tienen amistades involucradas en al menos una situación propia de un entorno delictivo, es decir, participaron en actos de vandalismo, golpearon a alguien, portaron un arma, robaron, pertenecieron a una banda violenta, fueron arrestados y/o participaron en grupos del crimen organizado.
También se determinó que el 15.9 por ciento de los jóvenes juarenses manifestaron que consumieron bebidas alcohólicas o fumaron tabaco, mientras que el 8 por ciento usaron alguna vez drogas ilegales.
Estos conflictos que enfrentan, explica Almada Mireles, se generan en un grado importante por las condiciones en las que habitan.
Ejemplifica la situación con la problemática que existe en el suroriente de la ciudad, donde viven en casas pequeñas, en dos cuartos donde tienen que coexistir hijos de diferentes padres, personas externas como tíos o padrastros.
Es una condición dada por espacio físico que genera violencia ante la falta de otras posibilidades humanas.
La criminalidad externa que se vivió en esta ciudad en años recientes, indica, dejó profundas huellas en la comunidad, muchas de estas condiciones se están reflejando en el interior y exterior de los hogares ante la incapacidad elaborar nuevas formas de relación.
Debido a la carencia de elementos para generar una convivencia sana y humana, se plantean retos serios dentro de la familia porque están creciendo en condiciones donde la violencia es parte de ellos.
Dice que los jóvenes tienen condiciones de vida muy precarias, dificultades para insertarse en la sociedad, ausencia de un saber práctico para la vida.
Antes, recuerda, se incorporaban a la comunidad a través del desarrollo de su vida, pero ahora faltan los vínculos intergeneracionales que transmitían los valores positivos.
Ya no se desarrollan actividades como estar en la mesa juntos para relacionarse unos con otros a través de la conversación, del juego, situaciones que generaban habilidades o vínculos a través de la enseñanza, por ejemplo, a cocinar, señala.
Esa ausencia genera empobrecimiento en todas las condiciones de la vida, porque ahora ingieren por ejemplo sopas instantáneas o papitas con chile, dice.
La directora de CASA considera que es una condición muy frecuente en estos días, cuando la lógica del consumo establece que los adolescentes quieren tener notoriedad a cualquier precio, ser alguien sin importar el costo.
Pero los limitantes que la sociedad ofrece y la carencia de otros dispositivos que estructuren o contengan los anhelos, provoca que busquen otras mediaciones que permitan procesar este deseo de ser alguien reconocido, obtener máximo reconocimiento al menor costo es el valor que permea en toda la sociedad, indica Mireles.

La ruta crítica

• Padres divorciados
• Limitaciones económicas
• Invitaciones a fumar y beber
• Expulsión de la escuela y/o despido del trabajo
• Consumir drogas
• Golpear a alguien
• Conseguir dinero fácil
• Ingreso a pandilla violenta
• Maltrato a animales
• Posesión de armas
• Robo
• Venta de estupefacientes
• Arresto

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