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Adicción, multas y delitos, provoca uso de celulares

Martín Orquiz/
El Diario

2015-08-03

Al margen de la utilidad que los teléfonos celulares móviles tienen para sus usuarios, también se convierten en fuentes de conflictos, faltas administrativas y hasta delitos, situaciones que van desde la adicción a su uso hasta dormir con el aparato para estar “conectado” a redes sociales, conducir vehículos hablando  o “mensajeando”, así como involucrarse en sexting,  establecieron especialistas y autoridades.
Por ejemplo, hasta la semana pasada poco más de 8 mil automovilistas fueron multados por elementos de la Dirección General de Tránsito Municipal (DGTM), mientras que autoridades de la Fiscalía General del Estado (FGE) lanzaron una alerta contra el intercambio de fotos y videos con contenido erótico, sobre todo con menores de edad.
Un ejemplo del “sexting” es lo ocurrido con un video con contenido sexual al parecer realizadas en instalaciones de la UACH, donde adolescentes se enfrascan en actividades sexuales, fueron grabados y el material difundido a través de las redes sociales.
El uso y mal uso de los aparatos móviles en esta frontera, donde el Instituto federal de telecomunicaciones (IFT) contabilizó la existencia de un millón 330 mil 267 suscripciones a ese servicio, está relacionado a la falta de espacios para el ocio, explicó la socióloga Catalina Castillo Castañeda.
“Tiene que ver que en la ciudad, y a nivel mundial, existe una ausencia de tiempo y espacio de ocio, elementos que son importantes para el desarrollo de las personas”, dijo.
Consideró que los fronterizos están inmersos en el uso de estos aparatos, porque son un medio donde las personas se pueden contener y relacionar con otros a través del mismo entorno para generar otro tipo de relaciones más allá de contexto, comunidad y localidad.
Sin embargo, el exceso en su utilización o el mal uso que se les da a los aparatos impacta a la vida de los usuarios; por ejemplo, cuando están conduciendo un automóvil.
Personal de la DGTM dio a conocer que desde el primero de enero de este año hasta la semana pasada se habían aplicado aquí 8 mil 569 infracciones por hablar o “textear” al manejar, actividad que se considera de riesgo tanto para quien lo hace como para quien está en el entorno.
Sofía Ruelas trabaja para una empresa distribuidora de productos para oficina, en los últimos tres años la han multado seis veces por hablar por teléfono mientras conduce.
“Son las necesidades de mi trabajo, todo el día estoy moviendo gente y el teléfono es mi principal ayuda, muchas veces tengo que hacerlo cuando voy manejando, cuando me cachan pues ni modo”, mencionó.
El artículo 88, fracción XX, del Reglamento de Tránsito prohíbe conducir operando o accionando teléfonos celulares o cualquier otro aparato electrónico, eléctrico o mecánico que ocasione distracción al conducir.
La multa económica por esta violación va de los dos a los cuatro salarios mínimos (de 140.2 pesos a 280.4 pesos),  si se paga dentro de los primeros 15 días hábiles obtienen un 50 por ciento de descuento.
Aunque la corporación mantiene una campaña permanente contra el uso del teléfono celular los guiadores continúan con esa mala práctica, dijo la portavoz de la dependencia, Erika Marmolejo.
Hizo la observación de que al correr del tiempo aumentó el número de usuarios de las redes sociales, quienes toman fotos o video mientras conducen, lo que representa una falta al reglamento vial.
Dormir con el enemigo

Otro problema que puede generar el uso excesivo de los móviles es que las personas llegan, incluso, a dormir con el aparato para estar siempre conectadas.
Para Teresa, quien pidió que se omitirán sus apellidos, es común que lo último que ve antes de dormir y lo primero al despertar es su teléfono para revisar sus redes sociales.
“Ya tengo tiempo haciendo eso, no es bueno, pero si no lo estoy viendo no me puedo dormir… cuando me despierto tengo que verlo porque si no lo hago ando como desesperada”, contó.
Según un reporte de la agencia AFP dado a conocer la semana pasada, los usuarios de teléfonos reportan que duermen con sus aparatos e incluso están al pendiente cuando se bañan.
A través de una encuesta realizada por Motorola en siete países, incluido México, entre 7 mil 112 usuarios de teléfonos inteligentes, se obtuvo información acerca de que el 60 por ciento de los consultados duermen con el teléfono en la mano, mientras que el 54 por ciento se lo lleva al baño.
El estudio incluyó a personas de Estados Unidos, Gran Bretaña, Brasil, China, España, México e India.
Otro “pecado” cometido a través de los móviles es el “sexting”, que consiste en el intercambio de fotos y video con contenido erótico o sexual por medio de dispositivos móviles y celulares, donde el uso indebido y difusión sin consentimiento del material puede generar problemas legales y penales.
Autoridades de la FGE advirtieron que esta tendencia entre jóvenes y adultos puede derivar en ilícitos y afectaciones psicológicas o hasta morales.
Debido al riesgo latente, recomendaron evitar exponerse, exhibirse e intercambiar material con contenido erótico y sexual porque puede llegar a un tercero, así como tomar conciencia de que una imagen en Internet ya está fuera de alcance y que el daño que puede generar es irreversible.
Otras afectaciones del uso de teléfonos móviles, advierte la socióloga Castillo Castañeda, es la disgregación familiar, ya que ha observado casos en los que habitantes de una misma casa se comunican a través de estos aparatos y no tienen roce interpersonal.
“Las implicaciones en la parte familiar tiene sus asegunes, porque se rompe en realidad la interacción entre la familia”, mencionó. Incluso, muchos adolescentes que cuentan con aparatos, pero que no tienen acceso al Internet se van a buscar conexiones fuera de su hogar y pueden durar horas en el exterior, alejándose de su núcleo.
Es interesante, expresó, ver cómo grupos de personas o individuos buscan dónde “agarrar” señal porque sus teléfonos ya no son “tamagochis” (austeros), sino que son modernos, se pueden tomar fotografías y buscan conectarse para compartirlas.
El fenómeno se puede observar, por ejemplo, en el Vivebús, cuando el servicio funciona porque no siempre está activo.
“No hay interacción entre las personas o pasajeros, no hay interrelación de primer contacto del uno como otro, se pasan el tiempo en el teléfono, todo el tiempo del traslado se lo dedican, se le puede ir todo el día en eso”, opinó.
Acerca de la problemática del exceso en el uso de los móviles, la psicóloga, Luisa de la Providencia Díaz Corro, recomendó a las personas que hagan conciencia del conflicto o enfermedad, de acuerdo con el nivel de dependencia.
morquiz@redaccion.diario.com.mx

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