Local

Se refrescan juarenses en el Bravo y el Ojo de la Casa

Abraham Rubio/Alejandro Téllez/
El Diario

2015-07-26

Los sofocantes días de verano son los indicados para que muchas de las familias juarenses se acerquen a las compuertas del Río Bravo o al Ojo de la Casa, en Samalayuca, para refrescarse y descansar.
Las coloquialmente conocidas sólo como “Las Compuertas” son visitadas desde hace algunas décadas, ya que muchos las consideran “el último oasis de México”.
Los grupos de familiares y amigos acuden al límite de la ciudad para encontrar un espacio de recreación en el cual puedan nadar, pescar, caminar o, incluso, realizar una comida para compartir con sus allegados.
En esta ocasión los visitantes no están al borde de las compuertas, casi en el “otro lado”, están a 400 metros hacia el sureste de la Casa de Adobe, en una entrada para que los automóviles puedan bajar hasta la orilla del río.
En un recorrido ayer se obervó a casi 40 personas que disfrutaban del agua y de la poca sombra en el lugar. Unos comen lonches, otros, tacos de discada. Pero todos conviven a gusto, pese a ser observados en todo momento por los oficiales de la ‘Migra’.
Julieta Samudio, lleva un mes yendo al río a divertirse con su familia: comen, nadan, brincan, así se entretienen; como ella hay varias personas que se acercan a pescar y refrescarse en el agua a distintas horas del día.
Por ejemplo, Alejandro Ramírez, que desde las 10 de la mañana se acercó al río con sus vecinos y familiares para buscar algo de diversión; también aprovechó la visita para pescar y obtener lo que necesita para hacer “un buen caldo”.
“No tenemos dinero para irnos a unas albercas o algo, como quiera aquí no pagamos: no necesitamos dinero para pasarla chida, como quiera aquí nos traemos un disquito y hacemos botana”, comentó.
El mismo caso es el de Carmen Rodríguez, que asegura pasársela “muy a gusto”. Ella llegó con su familia desde temprano, comió y se lanzó al río a chapotear con su esposo, sus hijos y sus nietos.
Cerca de las compuertas, casi frente al museo Casa de Adobe, sólo dos niños están jugando en las orillas del caudal.
Ellos son los “cuates”, como los llama Guadalupe Hernández, una señora que tiene 11 años acudiendo al lugar para vender raspados y chicharrones a las personas que se vienen a flotar en el río, ahí cerca del límite con Estados Unidos.
Durante todo ese tiempo, ella ha observado cómo ha pasado gente por las aguas del Bravo; actualmente acude sólo los fines de semana, pero en esos días los visitantes son muchos, aseguró.
La hora en la que acuden es muy variada, algunos vienen temprano pero otros comienzan a llegar a partir de la 1, ya cuando se baja el sol.
Durante el tiempo que ha estado ahí, comentó que ha visto que muchas de las personas ya casi no se acercan porque el que maneja las compuertas los corre del lugar siempre, o les dice cosas a las personas que se acercan a ahí.
“Una vez a ‘mijo, casi le disparan porque se fue a perseguir una liebre al otro lado, le grité, porque traía a la niña en brazos (su nieta) y se regresó rápido, pero casi le disparan”, comentó Guadalupe Hernández.
Como ella, el coordinador e historiador de la Casa de Adobe, Alfredo Figueroa, ha sido testigo de que la zona siempre es concurrida por ciclistas que se refrescan un poco, personas que van a pescar a las orillas del río o niños que quieren jugar a chapotear un poco en el agua.
Los juarenses siguen acudiendo a mojar sus pies en lo que se puede considerar el último oasis de México.
Otro oasis o que también es considerado como tal, que además está al alcance de cualquier bolsillo, es el recreativo “Ojo de la Casa” a donde cada fin de semana muchas familias acuden a pescar, asar carne bajo un una sombra o refrescarse en la alberca.
El pasado domingo decenas de familias acudieron al lugar para divertirse y pasar un rato agradable lejos de la ciudad y de los saturados balnearios.
Luis Mariscal, residente de Juárez, dijo acudir al lugar por primera ocasión pero aseguró volverá pronto pues en el punto puede pescar, asar carne, disfrutar de la sombra de un árbol y relajarse.
“En ocasiones no tenemos el tiempo o el dinero de salir de la ciudad y por eso nos venimos a pasar un rato mi esposa y yo, nos gusta estar en la sombra y pescando”
Ricardo Medrano visitó el lugar acompañado de su esposa e hijos pues como son muchos de familia no les alcanza para salir a vacacionar.
“Aquí yo me quedo pescando, mi mujer anda allá viendo los animalitos y tomando el fresco mientras que los hijos se meten a la alberca a refrescarse, tenemos algo para todos por eso en verano venimos cada mes”.
Rosa Isela Anaya, empleada del lugar dijo que el lugar siempre tiene mucha afluencia en tiempo de calor iniciando las visitas en pascua y como para finales de septiembre es cuando la gente deja de visitar pues empiezan los días fríos.
En el lugar se pueden recibir unas 3 mil personas en las 7 hectáreas listas para recibir personas que deseen acampar lo cual está permitido los viernes y los sábados, dando la salida de todos los que visitan los días domingo.
“Los que gustan de pescar deben de pagar un permiso de 50 pesos, eso es para los que gustan de la pesca deportiva. Si quieren asar el pez o bien llevárselo a su casa se los vendemos por kilo, ya sea bagre, mojarra tilapia y carpa, los cuales se pagan en promedio 50 pesos el kilo”, dijo.
En el lugar se han logrado sacar peces hasta de dos kilos los cuales muchos optan por regresar ya que sólo les gusta el ambiente de estar pescando según explicó la empleada.
El acceso al Ojo de la Casa es por el interior del pueblo de Samalayuca, cuyo acceso está debidamente señalizado para quienes gusten de ir a conocerlo. (A. Rubio / A. Téllez / El Diario)

redacción@redaccion.diario.com.mx

X