Reforma
2018-12-14Bruselas, Bélgica— Tras superar la moción de confianza de su grupo parlamentario, Theresa May no tendrá fácil lograr el apoyo de la UE para sacar adelante el Brexit.
La retirada del orden del día del acuerdo alcanzado con Bruselas el lunes pasado ante una inminente derrota, obligó a la Primera Ministra a comprometerse a hablar con los líderes europeos para renegociar algunos puntos delicados, como el llamado "backstop", referente al posible establecimiento de fronteras entre las dos Irlandas.
La Mandataria llegó ayer a la capital belga con el objetivo de recabar apoyos para lograr la ratificación del texto en el Parlamento británico, aunque debe tener en cuenta que la UE ya advirtió que este es el único acuerdo posible.
Desde Bruselas se muestran dialogantes pero con condiciones a la hora de manifestar su apoyo.
El Bloque exigió a May que garantice su capacidad para sumar los votos necesarios para la aprobación del acuerdo.
De esta forma, los socios comunitarios se protegen ante el riesgo de que todo el proceso que se viene fraguando a lo largo del año termine descarrilando antes de la consumación del Brexit, prevista para el próximo 29 de marzo.
La estrategia del eurogrupo responde a un precedente nada halagüeño: el apoyo al Gobierno de David Cameron en 2016.
En aquella ocasión, la UE hizo grandes concesiones para ayudarle a ganar el referéndum del Brexit, al punto de llegar a aceptar cierta limitación a la libre circulación de trabajadores europeos. Este privilegio se volvió en su contra cuando el Primer Ministro perdió la consulta.
"Nadie puede garantizar que si se le concede algo a May en diciembre, no volverá en enero a pedir más porque no se atreve a llevar el acuerdo a su Parlamento", señalaron con precaución desde Bruselas.
Los otros 27 socios de la Unión esperan aprobar un proyecto de conclusiones de tan sólo seis párrafos, en los que sólo se aceptaría la posibilidad de examinar si se pueden ofrecer nuevas garantías en los puntos que inquietan a los diputados británicos, más concretamente, en la creación de una unión aduanera.
Incluso este texto provoca reticencias en varias delegaciones, con Francia y España a la cabeza, que ya han expresado su rechazo y que no aceptarán ninguna fórmula que suponga reabrir el acuerdo.
Por su parte, May reclamó garantías políticas y jurídicas de que Reino Unido dispondrá de cierto margen para abandonar la unión aduanera con Europa, que se pondría en marcha si Londres y Bruselas no logran un acuerdo comercial tras el Brexit.
La cumbre que se inició ayer busca ser el punto de partida de una nueva negociación que debe concluir en enero, a tiempo para que May pueda someter el acuerdo final al veredicto de Westminster.