El Diario de Juárez
2018-12-11Detroit.- Las tensiones entre Nissan Motor Co. y Reanult surgidas a raíz del arresto de quien por mucho tiempo fuera el líder de la alianza, Carlos Ghosn, demuestran que para la industria automotriz mundial nunca han sido fáciles las fusiones y las colaboraciones, públicó The Wall Street Journal.
A menudo combinar automotrices tiene sentido —en teoría— debido a los potenciales ahorros en los costos, pero dichas colaboraciones pueden resultar difíciles de dirigir con éxito a raíz de las diferencias culturales, las guerras territoriales y las dificultades para integrar tecnologías en distintos catálogos vehiculares, consideran expertos administrativos y analistas de la industria.
Con frecuencia las empresas batallan al intentar unir equipos de administración, mientras que los ingenieros pueden tender a proteger su trabajo, estando poco dispuestos a mezclarlo con nuevos enfoques. Los ejecutivos de las automotrices temen asimismo que combinar demasiado autopartes y planes llegue a eliminar las distinciones entre marcas, volviendo demasiado similares los modelos, dicen ejecutivos y analistas de la industria.
En numerosos sentidos, la magnitud y la duración de la alianza mundial que Ghosn forjó en Nissan y Renault a lo largo de casi 20 años resultan poco comunes. En el 2016, a la alianza se sumó su tercer socio, Mitsubishi Motors Corp., con lo cual las ventas conjuntas del grupo ascendieron a 10.6 millones de vehículos y se contribuyó a ocupar los primeros niveles entre los mayores vendedores automotrices a nivel mundial.
Tras bambalinas, las tres empresas unieron recursos en tecnología, manufactura e investigación, lo cual las ayudó a competir mejor. Las compañías están asociadas en un cruce de acciones con el que Renault posee una participación del 43.4 por ciento de Nissan y Nissan tiene 15 por ciento de Renault. Además Nissan controla el 34 por ciento de las acciones de Mitsubishi.
Ghosn impidió el surgimiento de rivalidades entre los socios, dicen alistas. Pero el proceso de integrar la ingeniería de la alianza y el desarrollo de nuevos modelos era lento.
A finales del mes pasado Nissan, Renault y Mitsubishi emitieron un comunicado ratificando su apoyo a la alianza.
Sin embargo, las alianzas que cruzan fronteras internacionales pueden tender a fracasar debido a que a menudo las automotrices tienen profundos nexos con los gobiernos nacionales. Por ejemplo, Francia posee una participación del 15 por ciento en Ranault. Lo anterior ha dificultado a los ejecutivos automotrices cerrar plantas y lograr otros ahorros en los costos por la posibilidad de que los gobiernos pongan trabas a fin de proteger a los trabajadores.