Internacional

Arrecian protestas contra Macron

Reforma

2018-12-10

París— "Ellos pasan una buena Navidad pero yo no. ¡Felices fiestas!", gritó un eufórico chaleco amarillo mientras lanzaba un árbol de Navidad a una improvisada hoguera en un lujoso barrio de la capital francesa.

La escena tuvo lugar el sábado 1 de diciembre, en la tercera jornada de la movilización de los manifestantes, que provocó los disturbios más violentos en la capital francesa en 50 años.

Las protestas comenzaron el 17 de noviembre en contra del alza de los impuestos en los combustibles, pero rápidamente se transformó en un movimiento contra Emmanuel Macron y contra la pérdida de poder adquisitivo.

Los chalecos amarillos, llamados así por la vestimenta que les caracteriza, ven al francés como un Mandatario para los más afortunados.

"Es un Presidente de los ricos. Muy bueno por él. Pero que no se olvide que la gente que estamos abajo somos los que les damos de comer a todos ellos. Somos nosotros los trabajadores. Porque nosotros no los vamos a olvidar", indicó uno de los manifestantes.

A pesar de que la jornada del pasado sábado no fue tan violenta como las anteriores y no se reportaron víctimas mortales o heridas de gravedad, más de 2 mil personas fueron detenidas por los más de 89 mil policías que fueron movilizados en todo el país.

El Gobierno francés anunció la semana pasada que reforzaría la seguridad para este nuevo episodio de manifestaciones, justo después de que Macron cediera y asegurara que el "gasolinazo", previsto para implementarse el 1 de enero de 2019, quedaba suspendido.

Sin embargo, la medida no logró disminuir la cólera de los chalecos amarillos.

"Estamos hartos de todos los impuestos que nos ponen. Quiero que el Gobierno ceda y que implemente las cosas que le demandamos de manera clara y no más 'bla bla bla'", declaró Marie, una señora de limpieza que mostró su descontento en los Campos Elíseos junto a miles de personas.

Como en las otras manifestaciones, el pedido de renuncia de Macron ha seguido sonando este fin de semana mientras que su tasa de popularidad está en caída libre: sólo el 18 por ciento de los franceses tienen una opinión positiva del Mandatario y un 68 por ciento apoya a los chalecos amarillos, según encuestas recientes.

Uno de los principales obstáculos para el Ejecutivo es que el movimiento no tiene interlocutores para establecer un diálogo.

Las protestas se coordinan a través de las redes sociales pero el grupo no tiene una línea definida y, sobre todo, rechaza la intervención de partidos políticos y sindicatos.

Las reuniones con algunos autoproclamados portavoces de los chalecos amarillos terminaron en la nada, dado que no son reconocidos por la mayoría de los manifestantes.

El Presidente francés prevé anunciar este lunes medidas concretas e inmediatas pero, por primera vez desde que asumió la Presidencia en 2017, so Gobierno está contra las cuerdas.

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