Internacional

Recibe país en crisis a líderes de G20

Reforma

2018-11-25

Buenos Aires- La cumbre anual en el que Argentina recibirá a los líderes del G20 se desarrolla en un clima interno de quiebre.
El contexto es un país con una inflación que ronda el 50 por ciento, con un incremento en el desempleo, con su industria en retroceso y con un descontento social provocado por la pérdida del poder adquisitivo.
Dicha reunión se desarrollará en Buenos Aires entre el 30 de noviembre y el 1 de diciembre con la participación de los Mandatarios de los 19 países que lo conforman más la Unión Europea. Está edición tiene como invitados, además, a Chile y Holanda y será la primera en realizarse en Sudamérica.
Sin embargo, expertos en política internacional coinciden que el Presidente argentino, Mauricio Macri, será un anfitrión que tendrá que sortear los conflictos al interior del país al mismo tiempo de trabajar para garantizar el idóneo desarrollo de la agenda de trabajo.
"El año pasado Ángela Merkel (Alemania), que fue la anfitriona de la cumbre de Hamburgo, que es además la única líder del G20 que estuvo en todas las cumbres, que es la titular de una de las economías más ricas del mundo, se las vio en en aprietos para conducir las negociaciones.
"Es un rol sumamente exigente, imagínate si esto está en manos de un Presidente con poca experiencia en G20, con una economía en recesión y que necesita desesperadamente el apoyo de los líderes que están alrededor de la mesa. Creo que podría ser contraproducente para la cumbre que Argentina llegue en una situación tan crítica", detalló Cecilia Nahón, economista y ex Embajadora de Argentina en Estados Unidos.
Por su parte, Leandro Morgenfeld, investigador internacionalista, coincidió en que Mauricio Macri podría quedar como alguien muy solícito ante las exigencias de las grandes potencias, además explicó que la imagen de su Gobierno al interior del país no está en su mejor momento por lo que las protestas sociales también estarán presentes durante los días de la cumbre.
Ambos investigadores recalcaron que la Cumbre del G20 en sí misma se reunirá en crisis. El objetivo propuesto por Argentina es construir un consenso para un desarrollo equitativo y sostenible, meta que parece difícil de lograr y, más bien, avizoran que en el mejor de los casos, habrá tibios resultados. El ideal sería alcanzar un documento final entre todos los jefes de Estado.
"Yo veo dos escenarios posibles: uno de ellos es con Donald Trump (Estados Unidos) dándole la espalda a la cumbre, como ocurrió en el G7, en Canadá, donde se retiró anticipadamente y denostó por Twitter al Primer Ministro Canadiense (Justin Trudeau) o que ya pasadas las elecciones en Estados Unidos, intente disminuir las tensiones globales y llegar a un tipo de acuerdo con Xi Jinping (China)", analizó Morgenfeld.
Además de la rispidez que Trump podría provocar hay otro encuentro de alta tensión: el cruce entre el Príncipe heredero saudí, Mohamed bin Salmán, y el Presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quienes entraron en conflicto tras el asesinato del periodista Jamal Khashoggi en el Consulado de Arabia Saudí, en Estambul, el pasado 2 de octubre.
La gran ausente de esta reunión, explicó Cecilia Nahon, es la agenda latinoamericana y un ejemplo de ello es que la cumbre coincide con la entrega-recepción de la Presidencia de México, motivo por el cual Enrique Peña Nieto vio reducida su participación a sólo unas horas del 30 de noviembre porque el 1 de diciembre tiene que estar en su país para hacer el traspaso de mando a Andrés Manuel López Obrador.
"Es un papelón internacional y una falta de vocación latinoamericana. Se sabía perfectamente que las fechas coincidían. Te digo más, es un desatino que podría terminar en un vaciamiento del segundo día de la cumbre", avizoró Nahon.
Esto último tiene relación con el rumor de que Trump podría acortar su visita a Buenos Aires para estar presente en el cambio de poderes mexicano.

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