Internacional

¡No somos delincuentes, déjennos cruzar!: caravana migrante

El Diario de Juárez

2018-10-20

Ciudad Hidalgo— Hubo pedradas, golpes, gritos y llantos. Ninguna valla, ningún río detendría a la marea humana de migrantes, en su mayoría hondureños, decididos a cruzar de Guatemala a México.

Unas 5 mil personas, de acuerdo con versiones de la policía mexicana, llenaron medio kilómetro del Puente Internacional Rodolfo Robles, sobre el río Suchiate, que une a México y Guatemala. Un primer grupo de unos 300 intentó cruzar.

Luego, una avanzada derribó el cerco de seguridad que estaba del lado guatemalteco. La gente corrió. El objetivo, pisar Ciudad Hidalgo, del lado mexicano.

Unos cantaban el himno nacional hondureño. Otros gritaban:“¡No somos delincuentes! ¡Déjennos cruzar!”. Eran familias enteras, padres con sus hijos cargados sobre los hombros que no paraban de llorar, publicó El Universal.

Se pidió colocar a mujeres y niños al frente. Desde un megáfono, alguien gritaba: “¡Avancen!” En Ciudad Hidalgo los esperaban unos mil agentes, entre policías federales y personal migratorio. La tensión se desbordó. Empezaron las pedradas; se lanzaron petardos. Según testigos, las agresiones venían de “fuera de la caravana”. Las autoridades respondieron con gas pimienta.

Una de las piedras golpeó la cabeza de la reportera, quien tuvo que ser atendida, pero está fuera de peligro.

Al menos seis policías resultaron lesionados por cohetones y objetos diversos, según el recuento del jefe de la Policía Federal, Manelich Castilla Craviotto. Cinco migrantes también terminaron heridos en la gresca y fueron atendidos por socorristas de la Cruz Roja.

Otros migrantes, en un acto de desesperación, optaron por saltar al río, para atravesarlo nadando. Algunos más decidieron pagar aproximadamente los 25 pesos que cuesta el trasladado en las balsas que habitualmente transportan mercancía de un lado a otro y que están hechas de neumáticos y tablones de madera.

“Nosotros no venimos a molestar a nadie, lo que queremos es pasar. Pasar dignamente para seguir hasta arriba, hasta Estados Unidos”, contó a la agencia DPA el hondureño Juan Carlos Montejo. “En mi país no se puede vivir porque ahí no le alcanza para nada a uno el sueldo. No hay trabajo, no hay seguridad, no hay nada”, añadió.

“Quiero llegar a Estados Unidos a trabajar en lo que sea, recogiendo basura”, dijo Cristian, de 34 años que en Honduras vivía para pagar las extorsiones que le exigían las pandillas en San Pedro Sula. Es justo de allí de donde partió el primer grupo de unos mil hondureños, hace una semana. En el camino se sumaron miles de migrantes más.

“Estamos huyendo de la violencia y llegamos aquí sólo para que nos golpeen más”, dijo a AFP Marta Ornelas, de 28 años, quien logró cruzar el puente con su bebé en brazos. No supo cómo empezó la violencia. “Se supone que íbamos a cruzar en paz y de repente comenzaron las piedras y los gases”, agregó la mujer, quien perdió a sus dos hijos de 10 y 15 años en la marea de migrantes.

Varios de los migrantes contaron a los reporteros que vecindarios enteros en Honduras se vaciaron al empezar a circular en redes sociales la convocatoria a sumarse a la caravana, que ha desatado la ira del presidente estadounidense Donald Trump.

La mayoría busca llegar a Estados Unidos, aunque otros esperan poder quedarse en México. Según los cálculos de Cristian, 70% está en el primer caso y el resto busca obtener el estatus de refugiado en México.

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