Internacional

Amenaza Trump a centroamericanos

Associated Press

2018-10-16

Chiquimula, Guatemala— El Gobierno de Estados Unidos amenazó a los gobiernos de Honduras y Guatemala con retirarles la ayuda que les da si no hacen algo para detener una caravana con cerca de 2 mil migrantes hondureños que intenta llegar a territorio estadounidense.
La caravana, sin embargo, continuó ayer su marcha a través de Guatemala para intentar llegar a la frontera con México.
El primer mensaje amenazante llegó del mismo presidente Donald Trump, quien en su cuenta de Twitter aseguró que informó al presidente hondureño Juan Orlando Hernández que si no detenía la caravana “no se daría más dinero o ayuda a Honduras, con efecto inmediato”.
Horas después, el vicepresidente Mike Pence señaló su cuenta de Twitter que había hablado también con el presidente de Guatemala, Jimmy Morales, a quien le dijo que Estados Unidos esperaba su apoyo para que la caravana no continuara. “No más ayuda si no es detenida”, señaló.
La cancillería de Honduras llamó a los hondureños que iban en la marcha a “desistir” y no exponer su vida.
En un comunicado, consideró que es una “movilización irregular” que sólo busca “alterar la gobernabilidad, estabilidad y la paz de Honduras y Estados Unidos”, además de que acusó que la caravana había sido organizada “por sectores políticos con falsas promesas de otorgar visa humanitaria para transitar por territorio mexicano y acogerse a una figura de asilo en Estados Unidos”.
Ni el presidente Morales ni el gobierno de Guatemala se habían pronunciado.
Poco después de que los migrantes reanudaran su marcha ayer, autoridades guatemaltecas detuvieron a un exdiputado hondureño que acompañaba a la caravana. Una funcionaria de la Dirección de Migración informó a The Associated Press que el exlegislador Bartolo Fuentes fue capturado junto a Wilmer Simón Gómez y Michael Fajardo, todos por no haber realizado registros migratorios para ingresar al país.
Miembros de algunas organizaciones hondureñas dijeron hace unos días a la AP que Fuentes era una especie de “coordinador” o “vocero” del viaje, aunque participantes de la caravana en Guatemala han dicho que sólo era un participante más.
Migración también informó que había cerrado su sede migratoria en la frontera de Agua Caliente para no permitir el ingreso ni registrar a más migrantes hondureños que siguen llegando a la frontera.
Poco antes, las autoridades mexicanas advirtieron que si no cumplen los requisitos para entrar al país, no se les permitirá que crucen la frontera con Guatemala.
A pesar de la larga jornada de la víspera, los migrantes estaban de pie desde la madrugada.
Empujando carros, niños, mujeres, hombres y ancianos avanzaban escoltados por patrullas de la Policía.
La solidaridad era manifiesta: primero avanzaban las mujeres y los niños, algunos gritaban cuando un carro se detenía y otros acudían en ayuda de las mujeres que se habían cansado de llevar a los pequeños en brazos. Algunos guatemaltecos les acercaban agua, comida y caramelos.
Entre los caminantes se destacaba la silla de ruedas en la que se transporta Nery José Maldonado Tejada, de 29 años. La silla es tan vieja que una de las ruedas ya no tiene la goma que amortigua los golpes.
El hombre, que no tiene esposa ni hijos, perdió ambos pies en un accidente en 2015 en su primer intento por llegar al gran país del norte en la “Bestia”, el apodo de la red de ferrocarriles de carga que une las fronteras sur y norte de México y que es empleada por los migrantes que buscan llegar a Estados Unidos.
Pese a aquella dolorosa experiencia intentará llegar otra vez a Estados Unidos porque “allá me pueden poner una prótesis en mis pies y voy a poder caminar y trabajar, porque mis manos las tengo bien”, dijo a la AP mientras un amigo empujaba su silla y él se protegía del sol cubriendo su cabeza con un suéter.
Antes de partir los migrantes acudieron a la Basílica de Esquipulas, ubicada a unos 220 kilómetros de la capital guatemalteca, para escuchar misa y recibir la bendición del Cristo Negro, venerado por los católicos de la región.
José Francisco Hernández, de 32 años, dijo que espera conseguir trabajo y mejorar su calidad de vida.
“En Honduras no hay empleo y el empleo que hay no nos alcanza... No podemos ir a la ciudad porque está llena de mareros (pandilleros) y eso nos está afectando. Decidimos migrar del país para ver si logramos una vida mejor”.
Al parecer a la caravana inicial se han sumado más personas. Un sacerdote de Esquipulas que no quiso dar su nombre dijo que habían alimentado a más de 2 mil personas en uno de los tres albergues que ocuparon.
Karla Maldonado tiene sólo 16 años pero está decidida a emigrar. La adolescente viaja con su prima Gabriela Natareno, de 27. “Me voy porque quiero algo mejor”, explicó. La joven confía en que podrá llegar a Estados Unidos y aseguró que no tiene miedo de que las separen.
Natareno dijo que la culpa de la migración es del presidente hondureño Juan Orlando Hernández, “que mantiene al país sumido en la pobreza y la corrupción”.
“Yo hasta le mandé una carta para que nos ayudara y nunca hizo nada”, sostuvo.
La advertencia de Trump llegó apenas cinco días después de que el vicepresidente Mike Pence les asegurara a los mandatarios de Honduras y Guatemala y al vicepresidente salvadoreño que Estados Unidos incrementaría su ayuda para combatir la inmigración ilegal y generar crecimiento económico si los tres países hacían su propio esfuerzo.
Desde que la Alianza para la Prosperidad del Triángulo Norte se lanzó en 2014, Washington ha comprometido 2 mil 600 millones de dólares en cooperación para América Central entre 2015 y 2018, mientras que los países de la región han comprometido de manera conjunta un aporte de 8 mil 600 millones de dólares.

 

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