El Diario de Juárez
2018-04-15
Las imágenes de las atrocidades registradas el fin de semana pasado en Siria atormentaban al presidente Trump, dijeron funcionarios de la Casa Blanca, dando pie a seis días consecutivos de tensas deliberaciones con su equipo nacional de seguridad recién reorganizado —así como con su aliados de Francia y el Reino Unido— en torno a las opciones militares en represaría contra el presunto perpetrador al cual se refirió como el “animal Assad”, escribe The Washington Post.
El resultado fueron 105 misiles cayendo el viernes sobre tres de las instalaciones de armas químicas del presidente sirio Bashar al-Assar. A la mañana siguiente, Trump tuiteó “¡Misión Cumplida!”.
Pero varios consejeros cercanos a Trump dijeron no haber indicios de ninguna estrategia a largo plazo para la región —y que ahora el Presidente parece encontrarse básicamente en el mismo lugar donde se hallaba después del ataque lanzado en abril del año pasado contra Siria.
Los precisos ataques del viernes fueron más controlados que las imágenes que Trump intentó evocar con sus belicosos tuits previos. El domingo, advirtió a Assad y a Rusia e Irán, países que respaldan al mandatario sirio: “Pagarán un alto precio”.
Pero durante las juntas a puerta cerrada sobre seguridad nacional, decididamente el tono de los funcionarios de alto nivel fue más sutil. En el debate rondaba la inquietud sobre la posibilidad de que un ataque estadounidense contra Siria provocara un conflicto con Rusia, país que había amenazado con tomar represalias.
La ausencia de una estrategia clara en torno a Siria complicó las pláticas. Trump hizo campaña presentándose como alguien a favor de la no intervención y prometiendo retirar las fuerzas armadas de las crisis de Medio Oriente que estaban costando vidas y dinero a Estados Unidos.
Pero para el equipo nacional de seguridad de Trump, parecía hacer falta algún tipo de acción.
Trump insistió en que los ataques afectan la producción de armas químicas en Siria, teniendo la esperanza de que impidan que Assad vuelva a atacar a su pueblo, de acuerdo con funcionarios de la Casa Blanca. El Presidente deseaba causar más daño que con el ataque aéreo básicamente simbólico que ordenó en el 2017 contra un campo aéreo sirio. Después del ataque más reciente, oficiales militares se esforzaron por presentar el operativo del viernes como uno mayor respecto al del año pasado, enfatizando que se utilizaron aproximadamente el doble de municiones.
El sábado funcionarios militares dijeron creer que no hubo muertos durante el ataque, el cual fue a dar en medio de la noche a objetivos no residenciales.
A pesar de la aparente prisa de Trump por castigar al régimen de Assad, el Presidente dio a los líderes militares varios días a fin de coordinar con los franceses y los británicos un ataque aliado, que según el Pentágono requeriría maniobras militares y coordinación entre los tres países.