The New York Times
2014-12-26Bagdad— Antes de que la guerra convulsionara su ciudad natal en Siria, Usaid Barho jugaba soccer, le fascinaban las películas de Jackie Chan y adoraba a la bella cantante de pop, la libanesa Nancy Ajram. Soñaba con asistir a la universidad y convertirse en médico. Pero su vida se desvió, por decir lo menos.
Una reciente tarde en Bagdad, Usaid, quien tiene 14 años de edad, se acercó a la puerta de una mezquita chiíta, se desabrochó la chamarra para mostrar un chaleco con explosivos y se entregó a los guardias.
“Ellos nos convencieron de unirnos al califato”, dijo varios días después en una entrevista que le concedió a The New York Times en un lugar secreto de inteligencia iraquí en donde se encuentra detenido.
Usaid describió cómo fue reclutado por extremistas sunni del Estado Islámico en la mezquita de su ciudad natal, cerca de Aleppo. Relató que se unió voluntariamente al grupo porque “creo en el Islam”.
“Me sembraron la idea de que los chiítas eran infieles y teníamos que matarlos”, dijo en la entrevista, que se llevó a cabo en presencia de un oficial de inteligencia iraquí.
Si no peleaba, le dijeron, los chiítas vendrían y violarían a su madre.
Pronto se encontró en Irak, pero rápidamente tuvo dudas y quería escapar. Su mejor oportunidad, decidió, fue un engaño riesgoso: ofrecerse como suicida voluntario al hacer explotar una bomba y poderse rendir antes las fuerzas de seguridad.
La guerra en Siria e Irak han establecido nuevos y nefastos estándares en cuanto a la explotación y abuso de niños. Miles de ellos han sido asesinados o mutilados a través de bombardeos indiscriminados, en el fuego cruzado, y en algunos casos, en ejecuciones.
Las jovencitas de los grupos minoritarios, especialmente Yazidis en Irak, han sido capturadas y mantenidas como esclavas sexuales por el Estado Islámico, conocido como ISIS o ISIL.
A los niños pequeños les han dado rifles y han sido asignados a puestos de revisión o para patrullar los vecindarios --- o han sido reclutados, como lo fue Usaid, para convertirse en suicidas al hacer explotar bombas.
En las áreas que controla en Irak y Siria, el Estado Islámico ha establecido centros para el entrenamiento militar y religioso de niños, con el fin de adoctrinarlos y crear una nueva generación de guerreros.
En uno de los videos del grupo, en donde muestra un campamento cerca de Mosul, en el norte de Irak, se refieren a los niños como “los cachorros del califato”. En el campamento —que tiene el nombre del brutal líder de al-Qaida en Irak, Abu Musab al-Zarqawi, quien murió en un ataque aéreo estadounidense en el 2006— los niños aparecen ejercitándose físicamente y recitando el Corán, mientras que un instructor les explica que están siendo entrenados para luchar contra los “chiítas que están llenos de odio”.
El mes pasado, las Naciones Unidas manifestaron a través de un reporte que “ISIS le da prioridad a los niños como un vehiculo para asegurar una lealtad a largo plazo, una adherencia a su ideología y un perfil de devotos luchadores que verán la violencia como una forma de vida”.
Las Naciones Unidas dieron a conocer un catálogo de horrores causados a los niños por el Estado Islámico. En Raqqa, Siria, la capital de facto de los militantes, el grupo reunió a pequeños para mostrarles videos de ejecuciones. Los ha forzado a participar en apedreos públicos. Y en muchos de los horripilantes videos de ejecuciones, los niños son vistos entre la audiencia.
Usaid comentó que sus padres no le permitían asistir a las ejecuciones públicas de su ciudad, que usualmente son llevadas a cabo después del Viernes de Oración.
Después del alboroto que generó una decapitación que fue videograbada en Deir al-Zour, Siria, los niños son vistos jugando con la cabeza de la víctima y mofándose del cuerpo, de acuerdo al Grupo de Inteligencia SITE, que monitorea las comunicaciones de grupos extremistas.
Refiriéndose a las guerras pasadas y al papel que han jugado los niños, Laurent Chapuis, asesor regional de protección infantil en Medio Oriente y África del Norte para el Fondo Infantil de las Naciones Unidas, o UNICEF, dijo: “En el pasado, cuando se trataba de reclutar, los niños eran predominantemente simpatizantes, mensajeros o espías. Ahora, al parecer han sido presionados para que desempeñen un papel más activo”.