Lourdes Díaz López/
El Diario
Chihuahua— “Voy a celebrar la vida y hacer algo que trascienda”, fueron las palabras de Rubén Jaen, el alpinista chihuahuense que sobrevivió a una avalancha de nieve en El Huascarán, Perú, donde perdieron la vida sus compañeros Carlos Guido Belkotosky, también de Chihuahua, así como el mexicano José Miguel Mendoza Paulín y dos guías peruanos.
A las 16:37 horas de ayer lunes arribó al aeropuerto, entre aplausos, lágrimas, abrazos, apretones de manos y felicitaciones de familiares y amigos.
Su esposa Abril Baca rompió en llanto al abrazar prolongadamente al sobreviviente del fatal accidente quien fue recibido con una calurosa bienvenida por parte de sus hijas, hermanos, padres y amigos.
Rubén Jaen, conmovido ante el reencuentro con su familia, no concedió entrevista a medios de comunicación y dijo que después, porque ahora tenía que “celebrar la vida” junto con su familia.
Informó que la fecha tentativa para la llegada del cuerpo de Carlos Guido Belkotosky era hasta mañana miércoles.
Con algunas lesiones en su rostro se detuvo a saludar a una veintena de personas que lo esperaba en el aeropuerto para partir en su auto, entre la emoción y lágrimas de sus seres queridos.
En entrevista telefónica para una estación de radio en cadena nacional, Jan dijo la mañana de ayer que durante el accidente “nos deslizamos 200 metros, entre puros bloques de hielo”.
Indicó que él tenía fe que el resto del grupo se hubiera salvado y que hubieran quedado sólo con contusiones como en las películas pero “desafortunadamente no fue así”.
Al cuestionarle si seguiría practicando el deporte extremo, dijo que en honor a sus amigos Carlos y Miguel que murieron en el intento de conquistar la cumbre del Huascarán, seguiría haciéndolo.
Ellos eran personas que vivían al límite “eran personas que les gustaban los retos y en honor a ellos continuaré con el alpinismo, pero de manera más mesurada porque tengo familia, esposa, hijos”, expuso.
Durante una entrevista que le hizo el Grupo Imagen de cadena nacional dijo que “cada vez me cae más el veinte, y es una tristeza y una gran responsabilidad; ahorita no sé qué hacer, te cambia la vida... he tenido oportunidad de llorar y no soy de los que lloran. Allá arriba en la montaña estuvo muy duro”.
Reiteró: “Cada día que pasa me va cayendo más el veinte, me siento muy raro de haber sido elegido por Dios para quedarme”.
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