Leticia Solares
El Diario
En los años 60 Ciudad Juárez tenía 276 mil 995 pobladores. De todos, uno engrandeció la frontera con su nombre: Alberto Aguilera Valadez.
Deslumbrado por las luces y las lentejuelas de la excitante vida nocturna de la época, a pesar de que el ambiente era hostil y disipado, después de 8 años desterrado de la familia, ya nada podía ser tan abrumador como sus días de soledad en el albergue donde lo dejó su madre.
Con 16 años, el menor de la familia Aguilera Valadez escapó del infortunio para ir en busca de sus anhelos de triunfo. Fue así que llegó al primer cuadro de la ciudad, la zona centro y sus calles, la famosa y excitante avenida Juárez fueron su hogar.
Una década antes de que Alberto entrara de contrabando al noa noa y tuviera el encuentro con su destino, la razón social del bar era Río Bravo.