Fidel Orantes
Agencia Reforma
Los Angeles— Para ser un héroe se necesita tomar decisiones radicales y arriesgarse. Pero a veces la gloria, como la de Nick Wasicsko (Oscar Isaac), puede ser efímera.
El sueño de este político era convertirse en el alcalde más joven de Yonkers, Nueva York, y trató de resolver los problemas raciales y de vivienda de su ciudad sin imaginar que eso significaría la destrucción de su propia carrera, como lo muestra ‘Show me a Hero’, estrenada en HBO.
“Él quería ser alcalde. Después fue obligado a convertirse en un héroe y, finalmente, tuvo que pagar un precio por eso. Pero, más allá de eso, tuvo que pagar por su pecado original, que fue estar en el lugar incorrecto y ser un oportunista.
“Muchos políticos, los buenos, tienen una imperfecta necesidad y urgencia de servir. Y es así porque no somos seres perfectos”, compartió el director Paul Haggis (‘Crash’).
La miniserie, basada en el libro homónimo de Lisa Belkin, cuenta la historia de Wasicsko, quien al asumir su cargo se encontró con un mandato del Departamento de Justicia de EU para construir viviendas populares en un barrio de población blanca.
Sin embargo, al oponerse a la orden, dividió a sus gobernados y se enfrentó a los conflictos raciales derivados de la segregación durante los años 80.
Desde hace más de 15 años, antes de realizar su aclamada serie ‘The Wire’, el creador y guionista David Simon tenía los derechos de este proyecto, al que califica como testimonio de lo que muchos países viven en cuestión de burocracia, lucha política y racismo.
“Manteníamos la opción de hacer esta historia porque ¿adivinen qué? El racismo en Estados Unidos no ha desaparecido como un tópico relevante para la narrativa.
“Cuando empezamos a filmar la serie, los atentados (contra afroamericanos) en Ferguson, Charleston y Baltimore no habían ocurrido, pero podíamos garantizar que algo relacionado con el tema iba a suceder”, dijo Simon.
La tarea más difícil para él y William F. Zorzi Jr. (uno de los periodistas de política más importantes de la época), con quien coescribió el show, fue condensar todo el problema político en seis episodios, pues el caso de Yonkers y las viviendas populares se resolvió apenas en 2007.
“En un punto, fue una lucha tan exhausta y redundante que tuvimos que hacer que encajara, pero sobre todo que fuera una historia soportable.
“Debes entender que estás dramatizando una historia, no reportándola como periodista. Tratamos de hacer un buen drama y aterrizar las cosas considerando el momento en el que ocurrieron”, añadió el también creador de Treme.
Tanto las locaciones, que se realizaron principalmente en Yonkers y algunas en el Bronx, así como el trabajo de improvisación de los actores y la escenografía estuvieron pensados para ofrecer un reflejo lo más cercano a lo ocurrido hace tres décadas.
“Muchos directores tratan de hacer los encuadres perfectos, yo trato de hacerlos lo más imperfectos posibles, ponerle defectos, cosas que no deberían estar en la trayectoria de los personajes”, detalló Haggis.