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Serena Williams dio voz a la falta de equidad en el tenis, pero no de la mejor manera

The New York Times

2018-09-11

Seamos claros: el tenis tiene un problema con la equidad de género.
A pesar de que en los torneos de Grand Slam los hombres y las mujeres ganan la misma cantidad de dinero en premios, en general hay una gran brecha salarial (en total, hay menos dinero en premios en el tenis femenil, así que Serena Williams ha ganado varios millones de dólares menos que Novak Djokovic, aunque tiene muchos más títulos individuales de Grand Slam).
En el Abierto de Estados Unidos, la jugadora francesa Alizé Cornet recibió una penalización por haberse quitado la camiseta momentáneamente en la cancha y haber dejado al descubierto su sostén deportivo. Cuando los jugadores hombres se cambian de camiseta, nadie lo cuestiona.
La semana pasada, en el Abierto de Estados Unidos, un juez de silla le dio un discurso motivacional al tenista australiano Nick Kyrgios durante un encuentro en el cual pareció que el jugador estaba tirando la toalla. “He visto tus partidos”, le dijo el juez. “Eres un gran tenista. Lo puedo ver. Sé que tú no eres así”.
Un viaje fantástico, lluvioso y algo solitario por ChileEsto fue algo que pudo haber dicho el juez de silla Carlos Ramos para calmar la tensión en la final femenil del 8 de septiembre, que se sumió en el caos cuando penalizó a Serena Williams en el segundo y decisivo set.
Williams se derrumbó después de que Ramos le dio una advertencia por haber recibido una instrucción ilegal de su entrenador y después la penalizó dos veces en el segundo set: una cuando azotó su raqueta en el suelo y de nueva cuenta cuando lo llamó mentiroso y ladrón.
Naomi Osaka, una tenista japonesa de 20 años, demostró un aplomo increíble en medio del desorden y dominó a su heroína de la infancia con su triunfo, que le otorgó su primer título de Grand Slam.
Sin embargo, casi no hubo deleite en la victoria. El partido manchó el tenis y fue un duro golpe al espíritu deportivo.
Hay problemas verdaderos relacionados con la equidad de género en el tenis, un deporte sobre el cual comencé a escribir hace más de quince años, y Williams provocó que se hablara de ellos. En sí mismo, eso es algo maravilloso.
No obstante, también se debe mencionar que se estropeó el partido y se enturbió el gran momento de Osaka porque Williams dejó que le ganara su temperamento y Ramos no pudo encontrar una mejor forma de volver a tomar el control de partido.
En su marcha por este torneo, Williams guardaba la esperanza de obtener su primer título de Grand Slam después de haber dado a luz a su hija el año pasado. A los 36 años, es una mujer que alcanzó la cima del mundo deportivo después de haber crecido en Compton, California, y como afroestadounidense ha tenido que soportar todo tipo de abusos por parte de jugadoras rivales, oficiales, ejecutivos y aficionados; encima de todo, incluso ha tenido que enfrentarse a reacciones negativas por su elección de vestimenta. Este año, en el Abierto de Francia, utilizó un mono de licra; los funcionarios del torneo prohibieron su uso en el futuro porque “no respetaba el juego y el lugar”.
Debe ser difícil cargar ese peso cuando eres una modelo a seguir para tantos.
Aun así, no olvidemos que probablemente el peso más grande que enfrenta Williams sea la gente que siempre intenta vencerla en la cancha, y el sábado, del otro lado de la red, estuvo una oponente formidable y frustrante a quien muchos consideran una versión más joven de la tenista estadounidense.
Así que, en vez de ser un partido de época, la proclamación de un talento joven y digno, lo más probable es que sea recordado por las veces en que Williams le dijo al juez que era un mentiroso sexista y que después argumentó que realizó esas quejas en pro de los derechos de equidad para las mujeres. No obstante, si lo analizamos más de cerca, también es verdad que ese juez ha sido igualmente duro con los tenistas varones. La diferencia es que los hombres no discutieron sus penalizaciones con él.
La diatriba de Williams no fue un momento agradable para una mujer que es un icono para mujeres, atletas, afroestadounidenses y madres trabajadoras. Ella es mucho mejor que la Serena Williams que se presentó el sábado.
“Si yo me hubiera comportado de esa manera en una cancha de tenis, habría esperado recibir todo lo que le sucedió a Serena”, opinó Martina Navratilova, quien ganó dieciocho títulos individuales de Grand Slam, tiene el récord de nueve títulos de Wimbledon y desde hace mucho tiempo ha sido una defensora de la equidad en el deporte. “Debió terminar ahí, con la advertencia de que le iba a restar un punto, pero Serena no pudo dejarlo ir”.
Navratilova agregó: “Por supuesto que llevaba el mensaje adecuado sobre la desigualdad que sufren las mujeres, pero no fue el momento para enviarlo”.
Ramos dictaminó con su usual rigurosidad. Le dio una advertencia a Williams por recibir una señal de su entrenador en el segundo set. Su acción fue justificada porque el entrenador de Williams, Patrick Mouratoglou, admitió haberle mandado señales.
No obstante, Williams explotó en un berrinche que incluyó gritos en los que mencionó que nunca haría trampa porque ahora es madre y quiere ser un buen ejemplo para su hija. Apuntó con el dedo a Ramos y le exigió una disculpa.
Se pueden discutir los matices. Muchos entrenadores dan instrucciones y muchos de los jugadores las reciben desde fuera de la cancha, y muchos jueces no les llaman la atención por eso. También vale la pena preguntarse si Williams habría atacado a Ramos de una manera tan incansable—y con tanta convicción para defender los derechos de las mujeres— si hubiera ido al frente en el marcador.
Williams le dijo a Ramos que su entrenador solo le había dado una señal de aprobación con los pulgares en alto. Sin embargo, dio la impresión de que Mouratoglou le hacía gestos a Williams para que se acercara a la red, y lo hizo, y eso comenzó a funcionarle.
Después, tras perder un juego, Williams azotó la raqueta y Ramos le restó un punto, como lo exige la regla. Cuando su alegato en contra de Ramos continuó, le pudo haber advertido que estaba yendo demasiado lejos. No obstante, Ramos decidió atizar el fuego. La penalizó con un juego por abuso verbal. Williams se volvió hacia Ramos para decirle que solo lo había hecho porque era una mujer.
Las tenistas están hartas de la doble moral y los comentarios sarcásticos, obviamente. Sin embargo, los sucesos del sábado no deberían ser incluidos en esta larga lista de injusticias.
Se lo intenté explicar a mi hija de 6 años, quien no pudo ver el partido pero quería saber el resultado.
Traigo a colación a mi hija porque Williams lo hizo cuando mencionó su maternidad.
“Tengo una hija y defiendo lo que es correcto para ella”, le dijo a Ramos en la cancha mientras insistía en que nunca había hecho trampa.
Fue una conversación complicada decirle a mi hija que Williams tuvo las oportunidades para dejar atrás la primera penalización y volver a concentrarse en el partido, pero no lo hizo.
Billie Jean King, una pionera de la equidad para las mujeres en los deportes, intervino en Twitter.
“Cuando una mujer está molesta, es ‘histérica’ y se le penaliza por ello”, escribió King. “Cuando un hombre hace lo mismo, es ‘franco’ y no tiene tantas repercusiones. Gracias, Serena Williams, por denunciar esta doble moral. Se necesitan más voces que hagan lo mismo”.
Es difícil refutar ese argumento. Sin embargo, fue decepcionante que King no dijera nada del mal momento que escogió Williams para levantar su poderosa voz. Me recordó el Abierto de Estados Unidos del año pasado, cuando el tenista italiano Fabio Fognini descargó una lluvia de groserías en italiano en contra de la jueza y lo expulsaron del torneo.
Entonces, a veces, hay repercusiones.
Rafael Nadal riñó con Ramos durante el Abierto de Francia del año pasado, y Djokovic hizo lo mismo en Wimbledon. “Doble moral, amigo, doble moral”, le dijo Djokovic a Ramos. Esos jugadores se desahogaron y siguieron adelante sin echar por la borda todo el partido.
Las malas decisiones de los árbitros permean en los deportes. No obstante, uno espera que los mejores jugadores se quejen y sigan adelante.
Nadie debe quedar impune si tuvo un mal comportamiento. Williams le recordó eso al público en el podio de la premiación. Pidió a los aficionados que dejaran de abuchear y reconocieran el logro de Osaka.
Williams declaró: “Tal vez fue la mamá dentro de mí que dijo: ‘Oye, tenemos que calmarnos’”.
Por fin, las palabras dignas de alguien que se encuentra entre los mejores atletas de la historia.

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