Agencia Reforma
2018-09-11
Nashville, Tennessee— Estados Unidos no superó a México en lo futbolístico, así que atacó lo emocional y ahí selló su victoria.
El 1-0 de anoche en el Estadio Nissan se gestó seis minutos antes de la anotación de Tyler Adams.
Corría el 65' cuando el envalentonado Matt Miazga, un central del Nantes y de 1.93 metros de estatura, se enardeció por un contacto de Diego Lainez. Quiso intimidar al mexicano, pero al fracasar optó por las burlas, refiriéndose a los 26 centímetros de diferencia entre ambos, sugiriendo que su rival tenía miedo, provocando un conato de bronca, acelerando aún más a Ángel Zaldívar, quien al siguiente minuto sería expulsado por una plancha sobre Will Trapp.
Miazga le dijo adiós a Zaldívar mientras éste caminaba rumbo a los vestidores. Al 71', el central estadounidense fue uno de los más eufóricos tras el gol de Adams, derivado de un pase raso de Antonee Robinson.
Ricardo Ferretti sustituyó a Lainez y a Roberto Alvarado, a quienes no quiso exponer más y apostó por hombres más curtidos como Alan Pulido y Elías Hernández; este último se quedó cerca de empatar el partido con un disparo de volea.
Antes de partir de México, el Tuca insistió en que no se acribillara a los jóvenes por los resultados. La madurez la obtendrán al paso de los partidos. Ayer, Lainez, Alvarado, Víctor Guzmán, Érick Aguirre, José Abella, Gerardo Arteaga, Edson Álvarez y Zaldívar fueron titulares, ante una también juvenil versión estadounidense a la que quizá no siempre le funcione desequilibrar al contrincante en lo psicológico.
México tuvo ciertos destellos, como la jugada en la que Lainez le rompió la cintura a Trapp, la pausa y el criterio de Guzmán al distribuir la pelota al tejer las ofensivas, la ejecución de Aguirre en la media cancha, la habilidad de Arteaga por izquierda o el liderazgo de Álvarez a sus 20 años.
Estados Unidos vivió una jornada emotiva que comenzó con la conmemoración por los 17 años del ataque a las Torres Gemelas y que culminó con la victoria sobre el archirrival, dos equipos en construcción, en constante búsqueda no sólo de un técnico, sino de la madurez futbolística y mental para reclamar la supremacía en Concacaf.