Associated Press
2016-05-30
Independence, Ohio.- Cuando estuvieron saltando por todo el vestidor empapándose uno al otro con agua fría para celebrar que participarán por segunda ocasión consecutiva en las Finales de la NBA, los Cavaliers eran uno solo.
No se vieron egos descontrolados, no hubo división ni riñas.
Esa hermandad del basquetbol se unió en un objetivo común y están preparados para apoderarse del mundo.
Durante meses no fue así, ya que tuvieron un bajo desempeño a pesar de tener al trío de superastros y una de las alineaciones más intensas de la Liga, los Cavaliers se derrumbaron antes de tener una junta que duró hasta altas horas de la noche en Nueva York y que los ayudó a salvar su temporada.
Horas después de la decepcionante derrota por marcador de 104-95 que tuvieron ante Brooklyn el 25 de marzo, los Cavaliers se reunieron en su hotel en Manhattan y aclararon las cosas.
“Una vez que tuvimos la junta, creo que el equipo entendió lo que necesitábamos de cada uno para ganar –si es que queríamos lograrlo”, comentó ayer el entrenador Tyronn Lue.
“Y les doy todo el crédito. Se aplicaron y ya vimos los resultados”.
Con dos series en las que arrasaron y un enfrentamiento más difícil de lo que esperaban contra Toronto, los unidos Cavaliers lograron un récord de 12-2 en esta postemporada y están esperando al ganador de Oklahoma City y Golden State para jugar las Finales de este año.
Es probable que sean los anfitriones del Juego 1 y 2, pero si no ha sido por esa plática que duró horas en el mes de marzo, la competencia de los Cavaliers por el título hubiera terminado hace varias semanas.
La problemática derrota ante los Nets –LeBron James, Kyrie Irving y Kevin Love encestaron 1 de 11 intentos en el cuarto período– fue la más baja puntuación en una temporada que incluyó cuestionamientos acerca de si los directivos de Cleveland habían cometido un error al recontratar a Love y darle las mejores condiciones, la salud de Irving y si James se convertiría nuevamente en agente libre.
Sin embargo, cuando cada jugador expresó sus sentimientos durante la junta, la tensión cedió y dio paso a la unión.
“Tuvimos la oportunidad de sentarnos y platicar”, dijo Lue.
“Yo creo que cuando los Tres Grandes se sentaron y se pusieron en la misma página de entendimiento sobre lo que necesitaban de cada uno, partido tras partido, además de aceptar que tienen que confiar en los demás y también en el equipo. Tuvimos esa plática enfrente de todos y cada uno dio su opinión y hablaron acerca de lo que esperaban y en lo que tenían que mejorar”.
“Desde ese día, volvimos a despegar y nos convertimos en un mejor equipo”.
Y también en uno más unido.
Ya sea que se trate de la coreografía de sus saludos, las cenas con el equipo o el ir a la casa de James para ver los partidos, los Cavaliers se han hecho inseparables.
Y más allá de esa sincera reunión que tuvieron en Nueva York, la contratación de los veteranos Richard Jefferson, que fue firmado por un año el pasado mes de julio, y Channing Frye, que fue adquirido en una negociación en febrero, fueron cruciales para ayudar a que Cleveland encontrara la armonía.
La larga amistad ha sido desinteresada, dispuesta a desempeñar papeles subordinados y también a ayudar a los jugadores más jóvenes.
“Contamos con esos jóvenes en el vestidor y hemos hablado con ellos acerca de que todo lo que importa es ganar”, comentó Lue.
“Ellos habían estado en equipos perdedores en donde no habían llegado a los playoffs y aquí hemos ganado 25 partidos. Así que vieron las dos caras de la moneda”.
Jefferson, quien tiene 35 años de edad, ha aportado mucha sabiduría, además de que es un hombre inteligente.