Agencia Reforma
2016-05-03
Munich, Alemania— A Diego Simeone no le importa si de-sagrada el estilo del Atlético de Madrid, a final de cuentas eso lo tiene camino a San Siro.
Los Colchoneros son finalistas de la Champions, por segunda vez en un par de años, tras eliminar al Bayern, gracias al gol de visitante y pese a caer 2-1 (2-2 global) en el Allianz Arena.
Una vez más el cuadro español se impuso al favorito y lo hizo con la receta de siempre: organización defensiva, intensidad, presión alta, velocidad en el contragolpe y contundencia. Eso explica el que el Atlético, con 18 disparos a gol en toda la serie, se impusiera a un equipo que tiró en 54 ocasiones (el triple) y que tuvo un 68 por ciento de promedio en posesión de balón.
El cuadro rojiblanco sabe sufrir, pero también lastimar. Jan Oblak detuvo un penal a Thomas Müller al 34’, en el momento clave porque sólo cuatro minutos antes Xabi Alonso había marcado el primero de la noche mediante un tiro libre en el que José María Giménez desvió el balón.
El Atlético lastimó una vez y quebró la moral de los de casa. Al 53’, Antoine Griezmann se asoció con Fernando Torres y después superó en el mano a mano a Manuel Neuer. Era el 1-1 que obligaba al Bayern a marcar dos goles más y sin respuesta, ¿misión imposible?
Al plantel dirigido por Josep Guardiola le costó reaccionar, pero de a poco se acercó y al 74’ Robert Lewandowski anotó mediante un cabezazo, asistido por Arturo Vidal, y después comenzó el lógico asedio.
El Atlético resistió y recibió un regalo del árbitro, que marcó un penal de Javi Martínez sobre Torres por falta afuera del área; de cualquier forma, Neuer atajó el disparo del “Niño”.
Y así Guardiola y su futbol espectacular murieron en semifinales de Champions, por tercera vez al hilo y la última con Pep al mando, mientras Simeone y su tan cuestionado estilo ya piensan en Milán, a la espera del Real Madrid o del Manchester City.