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Responde a la confianza

Associated Press

2016-02-04

Santa Clara, California— A primera vista, es difícil decir quién se arriesgó más.
¿Los Broncos de Denver al contratar a un entrenador que dejó su previo puesto en Houston con problemas de salud y una reputación de no exprimir al máximo el talento en su equipo?
¿O fue el mismo Gary Kubiak, al firmar con un equipo que acaba de despedir a un entrenador con una marca favorable porque fracasó en el gran objetivo de conquistar el Super Bowl?
Resultó que no fue tan arriesgado.
El entrenador, contratado por su amigo leal John Elway, cambió de estilo, en cierta medida porque no podía mantener el mismo ritmo de trabajo que provocó que sufriera un leve derrame cerebral cuando dirigía a los Texans de Houston.
Con una filosofía que apela a la defensa y sin depender en demasía de Peyton Manning, los Broncos están a un triunfo de su primer campeonato en 17 años.
Elway afirma que reconoció el tipo de entrenador en que Kubiak se convertiría algún día cuando ambos se unieron a los Broncos, luego del draft de 1983. Los dos quarterbacks fueron compañeros de habitación y hablaban mucho sobre fútbol americano mientras veían repeticiones de programas de televisión.
“Muy brillante, trabajador y una gran mente ofensiva”, comentó Elway.
Es por ello que su contratación solo tenía sentido en Denver.
Los Broncos recién habían despedido a John Fox, quien tuvo marca de 49-22 y llevó al equipo a cuatro playoffs consecutivos, solo para desinflarse en el último partido.
En tanto, Kubiak bien podía ser visto como un artículo defectuoso. No tanto por los problemas de salud que ensombrecieron la última de sus ocho temporadas con los Texans, ni siquiera por la racha de 11 derrotas en 2013 que provocó su despido, sino por no alcanzar las expectativas de una larga postemporada en 2011 y 2012, con equipos repletos de talento.
“¿Pensaba que recibiría otra oportunidad? No lo sé” admitió Kubiak. “Pero sé que me encantaba el trabajo”.
Sin embargo, tendría que cambiar para poderlo hacer. Debía delegar más. La escena en el campo durante el juego de noviembre de 2013 en contra de Indianapolis, cuando Kubiak colapsó y fue llevado en camilla, fue un claro ejemplo de que el estrés había hecho efecto.
En lugar de tomarse un año sabático, Kubiak fue a Baltimore. En una temporada como coordinador ofensivo, ayudó a que Joe Flacco tuviera su campaña más productiva. Entonces fue el turno de los Broncos.
Elway siempre quería equipos que, incluso perdiendo, lo harían ``peleando''. Elway también quería preparar el futuro sin Manning.
El gerente quería que los Broncos se enfocaran en la defensa y el ataque terrestre. ¿Sería tan emocionante como el equipo de 2013 que impuso una marca de 606 puntos anotados de la mano de los 55 pases de touchdown de su legendario pasador? Desde luego que no.
“Para aspirar al título se debe tener una gran defensa”, dijo Mike Shanaham, ex entrenador de los Broncos que trabajó con Kubiak durante años. “Gary lo sabe”.
La primera tarea de Kubiak fue construir una ofensiva que mezclara su estilo: carreras por zona, mover el bolsillo protector y el quarterback debajo del centro; con lo que era cómodo para Manning, quien siempre fue un tipo de formación escopeta e inclinado al juego aéreo.
No fue algo sencillo y las lesiones del veterano quarterback solo empeoraron la situación. Las últimas cuatro de las 17 intercepciones de Manning ocurrieron en un día en que no debió haber jugado debido a una recurrente molestia en el pie. Kubiak sentó a Manning y luego asumió la culpa por permitirle jugar al quarterback.
Manning pasó seis semanas en la banca. Kubiak se aseguró que todo el mundo supiera de las decisiones tomadas, incluyendo al nuevo titular Brock Osweiler.
El regreso de Manning a la titularidad, luego de que los Broncos perdieran cinco balones en el último juego de campaña regular, fue la pieza final del rompecabezas.
En playoffs fue más de lo mismo para los Broncos: defensiva y control de balón. Ganaron dos juegos apretados y están a un triunfo del campeonato que no lograron con los entrenadores anteriores.
“Gary los mantuvo enfocados en la meta común”, dijo Shanahan. “No siempre es fácil”.

 

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