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Duele el día después...

Associated Press

2015-11-27

Digamos que fue el golpe de Acción de Gracias. Lo que sucedió el jueves a las Águilas, los Vaqueros y, más sorprendentemente, a los Empacadores es indicio de serios problemas en los tres equipos.
Lo que les ocurrió a estos tres, todos los cuales en el 2014 tuvieron marcas ganadoras y que parecían ir rumbo a grandes cosas en la presente temporada, es emblemático de la naturaleza volátil de la NFL. Fuera de las Panteras y los Patriotas en la cima, los Cafés, los Cargadores y los Titanes en el sótano, la consistencia ha sido escurridiza.
Al menos los Vaqueros (3-8) pueden señalar directamente un factor que ha destruido su campaña: las lesiones de Tony Romo. La más reciente representó un triste signo de exclamación en el año perdido para él.
En ambas participaciones inicialistas Romo se vio falto de práctica después de haber permanecido siete juegos fuera, todos derrotas. El jueves Carolina le hizo dos intercepciones regresadas para touchdown.
“Fue difícil. Nos esforzamos mucho para regresar. Sentí que en ciertos sentidos simplemente no pude colocarme en el mismo esquema mental”, dijo Romo. “Cuando digo eso, nada más me refiero a la forma en la que estoy acostumbrado a jugar. Necesitaba tomarme un poco más de tiempo”.
Pero con la temporada en juego –probablemente acabada considerando la marca y los huecos que han surgido a ambos lados del balón– los Vaqueros anhelaban la oportunidad de recuperarse teniendo a Romo debajo del centro.

¡Lástima!
Dentro de la misma débil división, Filadelfia volvió a fracasar contra un rival con marca perdedora. La NFC Este se encuentra disponible para el mejor postor, pero no parece que nadie fuera de los totalmente mediocres Gigantes tenga suficientes elementos para adueñarse de la corona.
A pesar de lo mal que estuvo Dallas en Acción de Gracias, su derrota se dio contra el equipo líder de la NFC. La deslucida actuación que tuvieron las Águilas fue contra los Leones, y nadie está comparándolos con las Panteras.
Las últimas tres derrotas de Filadelfia han sido contra Miami, Tampa Bay y Detroit. Ningún equipo con posibilidades para llegar a playoffs pierde tres seguidos contra ese trío, con dos como anfitrión, ni más ni menos.
Pero las Águilas (4-7) cayeron porque su ofensiva anda mal, ya sea que el mariscal sea Sam Bradford o Mark Sánchez. La línea no puede abrir espacio para algunos corredores muy buenos, mientras que los receptores están desconectados de los lanzadores.
En cuanto a la defensiva, ha convertido en arte ser superado. Filadelfia permitió 91 puntos en cinco días. Diez pases a touchdown, ninguna intercepción.

¡Ni modo!
En cuanto a Green Bay, algunos podrían atribuir al terrible clima del Lambeau Field la derrota sufrida el jueves ante Chicago. O a las emociones invertidas durante las festividades de medio tiempo en homenaje a Brett Favre, con Bart Starr cerca.
Resulta más preciso decir que los pases caídos y las malas rutas de los receptores resultaron especialmente perjudiciales. Aaron Rodgers no estuvo en su mejor forma y últimamente ha estado mejorando la defensiva de los Osos. Pero resultaron cruciales las equivocaciones que los Empacadores cometieron en áreas donde por lo regular son muy buenos.
De hecho, en el bache de cuatro derrotas a lo largo de cinco semanas que llevan los Empacadores, fue típico lo que mostraron –o no mostraron– ofensivamente contra Chicago. Eso echa un peso a una defensiva que ha ejecutado en forma esporádica, pero que inclusive tal vez ni en su mejor juego sea bastante buena como para cargar con el equipo.
“Simplemente nos encontramos en canales distintos”, dijo Rodgers al término del juego.

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