Cynthia Camacho / El Diario
2017-08-28Una llamada de su jefe alertó a Carlos Narváez, gerente de Funeraria Perches, sobre la muerte de Juan Gabriel.
Ese 28 de agosto de 2016, Narváez se encontraba en Ruidoso, Nuevo Mexico (a tres horas de Ciudad Juárez). Ante la inminente agitación en Ciudad Juárez por la muerte del cantautor y una muy posible ceremonia fúnebre en la ciudad que tanto quiso, había qué ponerse en camino de regreso.
Un año después, Narváez recuerda cómo, junto a su jefe Salvador Perches se convirtieron en parte de un suceso que nadie esperaba ni deseaba, y cómo vivieron –desde su peculiar perspectiva– la ceremonia realizada alrededor de los restos mortales del ‘hijo predilecto de Juárez’.
Como prestadores de servicios funerarios con décadas de trayectoria, obtuvieron el contacto con la familia del cantautor. El 1 de septiembre del 2016 ya estaban con la familia presentando el plan para el recibimiento en El Paso y traslado de sus cenizas en Ciudad Juárez.
La familia dio su consentimiento a la empresa para la realización de los servicios fúnebres y pidió discreción.
“De alguna manera querían una discreción pero les decíamos que no sabíamos qué tanta discreción podíamos dar, Juan Gabriel era noticia mundial”.
Kilómetro a kilómetro, el 3 de septiembre
En El Paso:
“El sábado tres de septiembre nos citaron en un lado, y luego nos cambiaron el domicilio”.
De último minuto los familiares pidieron que el cortejo los recogiera en un hotel ubicado en la carretera interestatal I-10 y Sunland Park de El Paso, Texas.
“En el cortejo inicial traíamos la carroza con el arca sobre el techo para colocar la urna con las cenizas, dos limosinas fúnebres y una camioneta en la parte final del cortejo para que en esos vehículos fuera toda la familia.
“A medio camino dijeron: ‘no queremos limosinas, ahí déjelas’. Ahí se quedaron estacionadas en el hotel y seguimos el cortejo sin parar”.
El mismo Salvador Perches, propietario de la empresa funeraria condujo la carroza, y Carlos Narváez fue el copiloto.
“El problema es que la escolta, y la carroza con el arca expuesta era muy llamativa, entonces desde que salimos de la funeraria en el lado oeste de Perches en El Paso, la gente nos fue siguiendo. No habíamos recorrido dos kilómetros cuando ya llevábamos una caravana de 20 vehículos detrás de nosotros. La gente se paraba en cada semáforo o en las calles.
“De ahí nos fuimos hasta encontrar la calle Mesa, luego bajamos al puente Santa Fe por la calle Stanton y la gente ya lo estaba esperando, nos aventaban flores al vidrio.
El señor Perches iba manejando la carroza y yo iba de copiloto, agarramos el servicio personalmente para no tener ningún detalle. La familia iba en las camionetas de atrás”.
Narváez comenta que las autoridades, tanto de Estados Unidos como de Ciudad Juárez brindaron todas las facilidades para agilizar el libre tránsito de las cenizas de un país a otro.
En Ciudad Juárez:
La gran sorpresa llegó al cruzar la línea divisoria entre El Paso y Ciudad Juárez por el puente que da a la avenida Lerdo. Ahí ya los esperaba una multitud de fanáticos y decenas de medios de comunicación que siguieron el cortejo en motocicletas y vehículos.
“El recorrido fue concretamente no más de tres kilómetros del puente a la Casa de Juan Gabriel. En la calle Lerdo dimos vuelta a la izquierda en la Ignacio Mejía, hicimos un alto simbólico en la Academia Semjase. De ahí seguimos hasta la calle Perú donde está el obispado, ahí dimos vuelta a la derecha y llegamos a la parte trasera de la casa de Juan Gabriel”.
Esa noche, frente a su casa de la avenida 16 de Septiembre, se realizó una misa y un homenaje por parte de artistas juarenses ante miles de fanáticos que acudieron a darle el último adiós a su ídolo.
“Salvador Perches y yo subimos al escenario y depositamos las cenizas en el arca.
Subimos con su representante el señor Jesús Salas”.
El gerente de Perches menciona que el escenario, el equipo de sonido y de luces que se utilizó en la ceremonia esa tarde en la avenida 16 de Septiembre, fue el mismo que ya estaba instalado y listo para la presentación que Juan Gabriel tenía programada en el Don Haskins Center de El Paso, el 28 de agosto.
Rumbo a la Ciudad de México
Uno de los detalles que Carlos Narváez no olvida fue el hermetismo de la familia de Juan Gabriel, que de último minuto les avisaba los pasos a seguir durante el proceso.
“La familia nos decía: ‘Bueno, muchas gracias, ahí les avisamos lo que sigue’. ‘Y qué sigue?, nos preguntábamos”.
La noche del domingo 4 de septiembre, los allegados al autor de ‘El Noa Noa’ les avisaron que llevarían sus cenizas a la Ciudad de México a primera hora del lunes.
“Como que la familia iba negociando momento a momento con las autoridades sobre los pasos a seguir. A nosotros nos avisaban al final. Fueron muchas horas las que invertimos en esos días y había que estar al pendiente de cada detalle. No podíamos permitirnos un error nuestro”.
La carroza pernoctó en la casa de Juan Gabriel hasta el lunes a primera hora, cuando iniciaron el recorrido rumbo al aeropuerto.
“Fuimos por la avenida 16 de septiembre y doblamos en la Avenida Juárez, hicimos un alto simbólico al pie del mural y en lo que fue El Noa Noa. De ahí tomamos el bulevar Juan Pablo II (o Cuatro Siglos), y llegamos al aeropuerto privado para llevar las cenizas, donde ya nos esperaba el avión presidencial, enviado por Enrique Peña Nieto”.
Narváez recuerda que la conducción de la carroza les hizo vivir momentos de gran tensión. En todo momento fueron rodeados por vehículos de medios de comunicación que peleaban por ubicarse delante de ellos para obtener el mejor ángulo.
“Elementos de vialidad resguardaban los laterales, pero enfrente, los cuates iban montados en motocicletas, en vans con las puertas abiertas, montados en los techos de los autos sin ninguna medida de seguridad, peleando, cerrando pasos y empujando.
“Policías tuvieron en un momento qué detener el cortejo y discutir mucho con los medios de comunicación porque era muy peligroso lo que iban haciendo. Era impresionante cómo la gente quería un lugar y ya nos esperaban en las calles”.
A casi un año del suceso, el gerente de la empresa funeraria lo recuerda como una experiencia muy intensa, donde él y Salvador Perches vivieron momentos de gran tensión como responsables de las honras fúnebres.
“Para nosotros ha sido un orgullo muy grande haber llevado los servicios porque es algo a lo que nos dedicamos nosotros, y estamos muy contentos de que nos hayan dado la confianza. Es una gran responsabilidad”.
Nota:
*La urna de madera que contiene las cenizas de Juan Gabriel se llevó al teatro de Bellas Artes en la Ciudad de México, donde el 5 y 6 de septiembre se le realizó un homenaje por parte de artistas como Fernando de la Mora y Aída Cuevas.
*En las primeras horas del 7 de septiembre, los familiares del compositor aterrizaron en el aeropuerto de Ciudad Juárez, y llevaron la urna de madera a su destino final, en la casa de la avenida 16 de Septiembre y Perú, junto a una fotografía de la madre del ‘divo de Juárez’ donde permanece hasta hoy.