Vamos

Refugio con sabor porteño

Leticia Solares / El Diario

2016-10-18
 
Para deleitar el paladar con los sabores de la cocina porteña no hay que ir hasta el fin del mundo. Argentina se refugió en este rincón del desierto y responde al nombre de Garufa.
Hace 15 años que Garufa llegó Ciudad Juárez y los asados argentinos, que tienen fama mundial por su peculiar forma de preparación, conquistaron a los exigentes paladares de esta tierra. 
El famoso asado argentino consiste en una parrillada en la que se preparan distintas partes de carne de res. Los cortes se cocinan lentamente y se impregnen del sabor ahumado del fuego y las brasas sobre una plancha de hierro fundido.
 
Atiza el fuego
Tal como es la tradición, en Garufa encender la parilla es un ritual que requiere tiempo, paciencia y conocimiento. 
El experto parrillero no sólo es el mandamás de la cocina. También es el encargado de atizar el fuego, que a lo largo de las nueve horas que el restaurante mantiene abiertas sus puertas - de 12 a 9 de la noche -, será el principal aliado del especialista para complacer a los paladares más exigentes. 
El parrillero de Garufa es uno de los más antiguos en el plantel de la cocina, ya que la formación como maestro del fogón no se hace de la noche a la mañana y su experiencia también demanda conocimiento en el manejo de la carne, un educado paladar para saber cómo salarla y darle los tiempos de cocción perfectos. 
 
Un menú complaciente
Pero, las posibilidades gastronómicas argentinas no se acaban en una parrilla. La carta es diversa e incluye los platos más representativos del recetario del país sudamericano. 
Cuando el comensal se sienta a la mesa de Garufa, encuentra muchas más alternativas de las que piensa.
Las pastas y la pizza son herencia de los inmigrantes italianos. La carta de Garufa incluye especialidades como la tradicional pizza Margarita, lasagna, calzone y carpaccio de atún o salmón.
Los ravioles son caseros, de espinacas o queso. El spaghetti y el fetuccine se sirven en cualquiera de las siete salsas de la casa, que van de las clásicas siciliana, bolognesa y cuatro quesos, al pesto de albahaca y nuez, o bien, con vegetales salteados.
Las famosas empanadas son legado de la cocina española.  De carne, humita, jamón y queso, de espinacas o roquefort, camarón y capresse que está compuesta de rodajas de tomate, mozzarella fresca y albahaca, esta delicia gaucha, nunca falta en las fiestas ni en las mesas familiares, tampoco en Garufa.
 
Culto al buen servicio
La República Argentina es un país productor y consumidor de vinos. Es la bebida nacional por excelencia y sería difícil imaginar una cena o un almuerzo, especialmente si se trata del típico asado en el que faltara el vino. En la cava de Garufa, la selección de tintos es tan basta como la pampa.
El servicio es impecable y esmerado en cada detalle. Usted lo notará. Desde que el cliente llega, la atmósfera es una invitación a darle rienda suelta a los sentidos y disponerse a disfrutar de ese peculiar culto por el buen comer, tal y como si estuviera sentado en alguna mesa de cualquier restaurante en el corazón de Buenos Aires. 
Un plantel de meseros lo reciben con gusto. Amables, discretos, rápidos  y detallistas, sus atenciones ponen ese ingrediente especial para hacer de Garufa un lugar con estilo, perfecto para impresionar al jefe o a los socios,
halagar a la pareja en una cena romántica o compartir un momento de convivencia en familia.
 
 
 
 
 
 
X