LA COLUMNA
de El Diario
• Cierran farsa con la Ley de Herodes
• Sigue de cabeza Dirección de Transporte
• Sospechas sobre premios de deportes
Deslucido el evento nacional anticorrupción. Es muy complicado tener éxito cuando las inscripciones fueron orientadas en términos burocráticos y de marketing nacional.
Para colmo, en internet las transmisiones de Facebook apenas llegaron a los 60 cibernautas conectados. En términos de eficiencia, el indicador es mínimo.
Pese a ello, las conferencias en el último día, para escuchar a Eduardo Bohórquez, de Transparencia Mexicana; Oliver Meza, del CIDE; Fernando Nieto del Colegio de México y Adrián Franco del Instituto Nacional de Estadística y Geografía, tienen una gran relevancia.
Pusieron el dedo en la llaga: la interacción del Estado con la ciudadanía, la irremediable normalización de la corrupción, la percepción de corrupción y la victimización de las personas que sufren el flagelo.
En todas ellas encontrará la administración estatal una importante área de oportunidad. Por ello, qué bueno que todos –bueno, la mayoría, porque hubo algunos que se ausentaron indolentemente– los secretarios estuvieron en primera fila.
Particularmente la vertebración con la sociedad civil es tema toral. Tiene ahí el señor gobernador la posibilidad de recomponer el rumbo frente a un divorcio en puerta.
Hoy concluye el cacareado evento eclipsado severamente por las protestas de la Unión Ciudadana contra la simulación y la corrupción de la administración encabezada por Javier Corral.
Sabemos que en el programa de cierre será presentada hoy la película “La Ley de Herodes”, esa de “te chingas o te jodes”. Es en pleno patio central de Palacio de Gobierno. Igual que en los cines, con palomitas y refrescos aunque gratis.
Recordemos que se trata de una obra de satírica política antipriista con fuertes dosis de humor. Corrupción, el fondo. Voltearán a verse unos a otros los funcionarios presentes tratando de enumerar los Juanes Vargas presentes idénticos al personaje principal del filme. Moriría de nuevo el panista “doctor Morales” al presenciar que sus correligionarios han incurrido en prácticas peores que las de Vargas.
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Si alguien conoce a profundidad los entretelones de la cúpula blanquiazul es Cristina Jiménez, no hace mucho todavía considerada parte del equipo corralista, pero como ahí no hay lealtades ni equipos que valgan, ahora la exdiputada federal está del otro lado de la mesa.
¿Qué posibilidades reales tiene Cristina de colarse a la contienda por la dirigencia panista en Chihuahua? La lógica política pura diría que ninguna, ante el avasallamiento brutal del aparato de gobierno y de las estructuras partidistas muy poco habría qué hacer, pero buena alumna al fin, Cristina podría recurrir a las estrategias de su viejo, o mejor dicho, antiguo maestro y buscar los apoyos en los altos mandos del CEN panista.
Así es como Javier se ha hecho de prácticamente todas sus posiciones legislativas, a través de curules o escaños pluris, ganados mediante arreglos cupulares gracias a la influencia de sus mecenas o padrinos políticos, quienes aún hoy siguen engañados con la personalidad “apantalladora” del gobernador.
Pues en esas andamos. Resulta que hoy Cristina Jiménez si se aplica y hace lo correcto, podría darle a Corral una sopa de su propio chocolate y, mediante su inconformidad presentada, llevar el caso ante las instancias electorales del comité nacional para lograr su inclusión en la contienda.
Aunque lograr eso y ganar la contienda son cosas distintas, no se antoja imposible el escenario considerando la enorme molestia que hay entre la militancia blanquiazul contra su debilitado y vulnerable gobernador.
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La entrega del XXIV Premio Estatal de Periodismo “José Vasconcelos” se convirtió en un escenario propicio para la política ayer en la ciudad de Chihuahua.
En la mesa estuvieron tres de los posibles contendientes a la gubernatura en 2021: Maru Campos, Alfredo “El Caballo” Lozoya y Cruz Pérez Cuéllar.
Unas mesas atrás Marco Quezada revoloteaba por las mesas, saludando a diestra y siniestra, acompañado de su esposa Lucía Chavira.
Espacio propicio para la grilla electoral, en un escenario eminentemente periodístico de prospección en la lectura política.
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A las denuncias de corrupción que existen sobre la Dirección de Transporte y que mantienen en inconformidad permanente a inspectores se suman ahora actos de influyentismo con nombramiento de una nueva funcionaria del nuevo amanecer en el cargo de coordinadora y que ha despertado malestar en la dependencia.
La queja se sustenta en que la recién nombrada carece de méritos, y en su trayectoria sólo por haber sido escolta del director operativo de la Comisión Estatal de Seguridad Pública, Álvaro Serrano, instructora de la Academia de Policía y agente de la Agencia Estatal de Investigaciones… nada que ver con el cargo que ahora desempeña.
Pero afirman los enterados que si el nombramiento se dio de manera discreta no es precisamente por esa falta de perfil, sino porque se trata de la esposa del oficial Cisneros, quien actualmente se desempeña como chofer particular del delegado de Vialidad de la ciudad de Chihuahua, el juarense Javier Palacios.
Así que, aseguran, por ahí fue el empuje a esta área de la que nadie ha podido erradicar la corrupción.
Ahí, los inspectores de Transporte reciben órdenes directas de comandantes que les prohíben detener a ciertas líneas de transporte de carga, pues los jefes se benefician mes a mes de “cuotas” de agradecimiento por parte de esas empresas.
En Transporte nadie ignora estas conductas, pero tampoco nadie las detiene, son el pan de cada día dentro de un gobierno que se jacta de estar limpio de polvo y paja.
Ahora entendemos por qué el desorden en Juárez, si a nivel cupular andan así las cosas, acá seguiremos sin titular en el área y la permanente anarquía.
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Buena grilla se armó en la comunidad deportiva que pone en duda la autenticidad de uno de los premios más esperados por los atletas que cada año ponen en alto el nombre de Chihuahua: el Premio Estatal del Deporte 2018.
La selección de los ganadores de esa presea que por tradición se realiza el 20 de noviembre pudo pasar prácticamente inadvertida, de no ser por un mensaje que lanzó en redes sociales Rodrigo Montoya Solís, raquetbolista y el único que ostenta título mundial entre los nominados al premio, acusando de irregularidades en la designación, que le dio el segundo lugar.
“Me quedo con un mal sabor de boca”, expresó en un mensaje dirigido a Pedro Santa Rosa González, director del Instituto Chihuahuense del Deporte, y en el que revela que uno de los jueces desde antes de la votación ya estaba decidido a no reconocer su esfuerzo y hacer lo posible por perjudicarlo.
Lo contrastante de ese tema es que el entrenador de Montoya, Aarón Palomino, sí obtuvo la presea de mejor entrenador 2018.
Sin denostar la trayectoria de quien fue elegida ganadora de la vigésima séptima edición de este premio, la halterofilista Quisia Yaneli Güicho, la denuncia de parcialidad y preferencias en el galardón desató una ola de comentarios de respaldo al raquetbolista, y de señalamientos en contra de los procedimientos, e incluso intereses políticos que suelen contaminar lo que deberían ser reconocimientos al esfuerzo.