Opinion

La nueva es que en la Estatal roban la gasolina

LA COLUMNA
de El Diario

2018-09-20

• La nueva es que en la Estatal roban la gasolina

• Saca su cara de politiquito berrinchudo

• Leidona de cartilla a funcionarios municipales

• Dejan solo a Peniche panistas en Congreso

Una de las prácticas más antiguas hacia el interior de las corporaciones policiacas en tiempos pasados fue el robo de gasolina por parte de los agentes. Hablamos en pasado porque hacía bastante tiempo que no escuchábamos de nuevo sobre el tema. Las autoridades correspondientes vinieron implementando múltiples medidas de control que suponían superados los hurtos.

Pero ayer nos encontramos con la sorpresita de que en la Fiscalía General del Estado continúa el robo igual o peor que en tiempos pasados. Si los jefes meten la uña en todo tipo de negocios ilícitos, qué se puede esperar de los subordinados.
En su comparecencia extra-privada ante diputados miembros del Congreso del Estado, el fiscal general, César Augusto Peniche, anunció la decisión de colocar estaciones para surtir combustible a todos los vehículos de la institución en las instalaciones del C4 en la ciudad de Chihuahua y Juárez.
Dijo que la intención es precisamente ahorrarse un buen dinero en el gasto de gasolina. No ofreció datos específicos; se refirió sólo a generalidades.
No explicó que el motivo de fondo para modificar ese esquema es que las áreas administrativas y operativas tanto en Fiscalía como entre policías de la Comisión de Seguridad han sido incapaces de desaparecer el robo; ni siquiera de disminuirlo.
La gasolina es robada en cantidades que van de los cinco a los 10 litros por patrulla por día en aproximadamente el 50 por ciento de los vehículos. Casi lo ven muchos agentes como parte de sus prestaciones y hasta bromean.
Los sueldos son bajos, el maltrato es pan de cada día desde que el control de los agentes quedó a cargo de chilangos jefes de la Policía Federal comandados por uno de los suyos, Óscar Aparicio Avendaño.
Peniche y sus áreas técnicas deberán explicar a los chihuahuenses con mayor detalle ese plan de surtir la gasolina ellos mismos. Son muchísimas las implicaciones porque los montos de gasto sobre ese rubro son cercanos a los 100 millones de pesos por año.

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Ahora Javier Corral sacó en Juárez el politiquito berrinchudo que siempre ha sido para salir al paso de cuestionamientos periodísticos. Tanto odia al presidente Enrique Peña Nieto, que hasta lo copia, con aquello de “ya chole con tus quejas” del spot del Gobierno federal que promovió las grandes reformas de su régimen.
Con esa misma expresión se negó a responder sobre distintos temas por los que sería cuestionado por El Diario y otros medios informativos que en vano esperaron la anunciada conferencia de prensa “con el gobernador del estado”.
Monosílabos, regaños y acusaciones sin ton ni son es lo que tiene Corral para defenderse de la monumental corrupción e ineptitud que sufre su régimen a sólo dos años de iniciado.
Su cantaleta es de tal forma ineficaz que tiene perdido el control político del estado; no le queda ni la ciudad de Chihuahua porque el PAN que arrasó el 1 de julio no es PAN corralista sino todo lo contrario. Renunciar al cargo es lo más decoroso que le queda por hacer.

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Inolvidable la lectura de cartilla que dio ayer muy en corto y muy “respetuosamente” el independiente alcalde Armando Cabada a su plantilla de funcionarios de primero y segundo nivel; los que están repitiendo en el cargo, los que han sido enrocados y los que llegan en calidad de nuevos aunque su historial haya sido de brinco en brinco, de partido en partido; de mano en mano, y hasta de farol en farol.
Tras la tormenta y supervisar que fueran dados los auxilios correspondientes en los lugares con mayor afectación, el presidente municipal tuvo la sesión de Cabildo, hizo los nuevos nombramientos y concluyó el día con la encerrona mencionada.
Habló a sus funcionarios sobre las responsabilidades asumidas, el compromiso con la sociedad juarense, el proyecto político independiente y, particularmente, la lealtad hacia dicho proyecto. Como piedra enorme cayó esto último sobre los presentes que supieron con claridad la referencia a las traiciones, indiscreciones, falta de prudencia y hasta deshonestidad de quienes están siendo expulsados de la alcaldía y/o de quienes se están quedando prendidos con alfileres.
Error que se cometa será pagado de inmediato, casi les dijo en su cara Armando.

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Aunque los peligros políticos de una comparecencia privada son menos que relativos, el patrón Javier Corral debió instruir a su jefe parlamentario en el Congreso del Estado, Fernando Álvarez, que auxiliara al fiscal César Peniche.
El jefe mayor de las fuerzas policiacas estatales fue dejado prácticamente solo ante los diputados miembros de la Junta de Coordinación Polítca; nomás la diputada Blanca Gámez estuvo ahí pero no es buena para eso de la guerra verbal clásica de las tribunas legislativas.
De esa manera Peniche estuvo indefenso especialmente ante los diputados de Morena y del PRI. Mucha de la pelota sobre la inseguridad que sufre el Estado la aventó a la Federación y no tuvo otra que reconocer su fracaso en la intervención de las policías en siete municipios que llevó a cabo desde principios del año pasado el Gobierno estatal.
Concentró el alto funcionario del Estado su exposición en supuestos ahorros conseguidos en distintas áreas administrativas de la Fiscalía como si esa fuera su tarea medular.
El diputado excoordinador parlamentario del PAN, Jesús Villarreal Macías, se apersonó unos cuantos minutos al iniciar el encuentro y se retiró sin más. Ni siquiera él asumió la representación de su partido para entrar al quite en favor del fiscal. Será porque no había nada que defender, ni siquiera las “políticas” del patrón Corral Jurado en la delicada materia que maneja Peniche.
Álvarez Monje y Villarreal se sumaron al resto de los diputados hasta el momento de la sesión plenaria. Ahí los blanquiazules también sufrieron tormento chino. No encontraron cómo impedir que el Congreso iniciara una controversia constitucional ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación contra la anterior Legislatura y el Poder Ejecutivo por la elección del nuevo auditor superior del Estado, Héctor Acosta Félix.
No hubo votación para el efecto pero serán levantadas firmas entre los 33 diputados de ayer al domingo próximo. Decisión salomónica que también enfurecerá a Corral porque arrancará el proceso jurisdiccional.
 

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