Opinion

Un final anticipado

Francisco Ortiz Bello
Analista

2018-09-08

La controversia por la elección de Ayuntamiento en Juárez ha llegado a su fin, y aunque existe un último recurso que ha hecho valer el candidato perdedor de la coalición Juntos Haremos Historia, Javier González Mocken, la verdad es que ya no hay grandes posibilidades de un cambio drástico en el resultado.
Y las posibilidades son pocas, para no decir que nulas, debido a la contundencia de la argumentación por parte del equipo jurídico del independiente Cabada, quienes hicieron valer en los tiempos y en las formas adecuadas sus agravios, mientras que sus contrapartes mockenistas no lograron establecer con precisión y claridad sus reclamos, ni tampoco sustentaron adecuadamente los agravios que pretendían hacer valer, además de que entraron en serias contradicciones de tesis jurídicas y electorales de gran peso.
Conforme el caso fue avanzando en las diferentes instancias de la autoridad electoral, se fue robusteciendo cada vez más, la sólida argumentación de los abogados de Cabada. En la Asamblea Municipal Electoral de Juárez (AMEJ) se cometieron graves errores de contabilización y captura, que le arrebataban el triunfo obtenido en las urnas.
En la argumentación de los magistrados Jáquez y Merino, del Tribunal Estatal Electoral en Chihuahua, para razonar sus respectivos votos, los dos dejaron en claro que, de haberse contabilizado y capturado sin errores las constancias del cómputo municipal, el triunfador habría sido Armando Cabada por una diferencia similar a la que determinó finalmente la Sala Guadalajara del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.
Es decir, y así lo manifiestan los magistrados de Chihuahua, en la AMEJ se dio a conocer el nombre de un ganador que no lo era. De ese tamaño fue el error cometido. Y eso es una verdad del tamaño de la torre de Pisa que ya quedó más que acreditado en las diversas instancias jurisdiccionales de la autoridad electoral.
En este y en otros espacios, siempre señalé y dije que lo ocurrido durante el computo municipal en la AMEJ estaba plagado de graves irregularidades, no por favorecer a uno o poner en desventaja al otro, no, sino simple y sencillamente porque así ocurrió y así lo vi personalmente al cubrir toda la jornada completa, por eso había que decirlo y señalarlo.
Desde todos mis espacios informativos y de análisis señalé, una y otra vez, que el triunfo otorgado en primera instancia a Javier González Mocken, sería revertido en algún momento por alguna instancia facultada para ello, porque era de tal magnitud la falla que, como dijeron los magistrados de la capital chihuahuense, se le dio el triunfo a la persona equivocada.
Anticipé siempre que el resultado dado a conocer por la AMEJ, mismo que sirvió de sustento para entregarle a Mocken su constancia de validez y mayoría, fue un resultado equivocado, erróneo, por la simple razón de los graves errores cometidos durante la captura y recuento de los votos en la sesión del cómputo municipal. Pero no sólo hablamos de “simples errores” de captura o contabilización, sino de francas hostilidades y abierto rechazo hacia la representación independiente en la AMEJ, por parte del consejero presidente Víctor Edgar Villegas Baray, y algunos otros de los consejeros.
Mientras a los representantes de Morena, del PRI, del PAN o de cualquier otro partido, les eran atendidas de inmediato sus peticiones sobre cualquier información o trámite relacionado al proceso, a los independientes les eran negados, demorados o simplemente ignorados. Así, simplemente así.
Bueno, en un verdadero arranque de autoritarismo que hubiera hecho palidecer a Hitler y a Mussolini juntos, Villegas Baray, durante una sesión le negó el uso de la palabra al representante de Cabada ante la AMEJ, y lo mandó a sacar mediante el uso de la fuerza pública. Así se condujo el consejero presidente.
Sin embargo, lo sustancial del fallo estaba en los números de la contienda. Una diferencia de apenas 0.2 por ciento, punto dos por ciento, a favor de Cabada, que en principio se había pretendido hacer que apareciera a favor de Mocken, incluso un poco más abultada al cierre del PREP.
Un PREP amañado, lento, opaco, sesgado e insuficiente (cerró con el 64 por ciento de las casillas capturadas), pero que sirvió al menos en principio, para generar una percepción equivocada sobre el triunfo del candidato de la coalición Juntos Haremos Historia por poco más de 5 mil votos pero que, como ya lo dijimos antes, entre más ha avanzado el caso hacia otras instancias electorales ha salido a relucir la verdad. Nunca hubo tal diferencia, y en realidad la ventaja siempre fue para Cabada, pero los “buenos oficios” de Villegas Baray la hicieron desaparecer, al menos en los primeros momentos luego del cómputo municipal.
Aún está pendiente la resolución de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, conformada por siete magistrados a los que la verdad, ya les queda muy poco por revisar. La elección del Ayuntamiento de Juárez, ésta en particular, ha sido revisada y vueltas a contabilizar las mil 992 casillas o urnas ¡en tres ocasiones! Todas las casillas y todos los votos vueltos a contar en tres veces, y en tres instancias diferentes. En cada una se han subsanado los errores de captura y el resultado que arroja ese ejercicio es el triunfo de Armando Cabada, por 489 votos. Es muy probable que, para cuando este artículo vea la luz, ya sepamos sobre la confirmación que haga la Sala Superior sobre la sentencia de la Sala Guadalajara.
Finalmente pues, la verdad se ha abierto paso, en un intrincado laberinto de instancias legales pero clara y rotunda como siempre lo fue: los juarenses decidieron mayoritariamente que el presidente independiente, Armando Cabada Alvídrez, continúe por otros tres años al frente de la administración municipal.
Y lo decidieron así por una sola razón, hay resultados positivos de trabajo. Aunque la afirmación anterior por supuesto que abre el espacio a la polémica y la controversia, porque los malquerientes de Cabada sostienen justo todo lo contrario, la verdad es que ocurrirá como en resultado de la elección, una vez apagado el intenso e incesante ruido político-electoral sólo quedarán los números y las cifras, datos duros que nadie podrá negar.
Lo cierto es que Armando Cabada estuvo al frente de la administración municipal por escasos 18 o 19 meses, porque recordemos que este período fue recortado por la más reciente reforma electoral, justo para homologar los períodos electorales estatales y federales, como ocurrió en esta ocasión, y en ese breve tiempo los resultados alcanzados han superado por mucho, comparativamente, los alcanzados por administraciones anteriores.
Mañana, escucharemos en voz del propio Cabada, su segundo informe de gobierno, en el que seguramente habrá de profundizar en los detalles y logros alcanzados, pero aquí le adelanto que hay un par de cifras que destacan por mucho.
Durante 2017, el municipio invirtió en obra pública más de 700 millones de pesos. Cifra récord en muchos años. Pero además se logró esa inversión sin precedente sin endeudar a la ciudad. No se contrató un solo peso de deuda pública.
Ese resultado particularmente se logró, gracias a que se redujeron en más de 30 por ciento los sobre precios en diversas contrataciones del Municipio, porque todas las licitaciones públicas fueron, por primera vez, verdaderamente públicas, se transmitieron en vivo, en tiempo real, por redes sociales y se contó con la figura del “testigo ciudadano”, lo que permitió erradicar en forma importante la corrupción y sobre precios en los contratos del municipio.
Pero ya será el alcalde quien dé a conocer más información sobre su gestión, durante el evento correspondiente, aquí sólo consigno algunos datos relevantes y propios del análisis político y económico, aunque algunos me acusarán de ser defensor y promotor de Cabada, la realidad es que no es así, y sólo destaco la información que me parece relevante destacar y que, por supuesto, tiene sustento documental probatorio.
Las elecciones ya terminaron y todo el proceso postelectoral también, es tiempo ya de dejar atrás las pugnas políticas y cerrar filas en favor de la ciudad, en favor de los juarenses. Hay que terminar con la polarización estéril y dañina que sólo nos enfrenta a unos con otros y no nos permite avanzar en la dirección correcta.

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