Opinion

Un pleito fingido e interesado

Javier Cuéllar
Abogado

2018-09-04

Se ha difundido entre algunos medios de prensa la supuesta existencia de una trifulca entre los diferentes miembros del partido Morena que, de inicio, ganaron muchos puestos de elección popular en el estado, como si se estuviera ante la presencia de una fuerza política fragmentada por disputas internas y hasta personales. De hecho, algunos personajes han lanzado acusaciones de traidores a diestra y siniestra como para darle mayor veracidad a esta guerra intestina al interior de ese partido.
Estas noticias deben ser tomadas con cierta reserva porque en la realidad los miembros de ese partido van a actuar con un criterio de pandilla para favorecer sus propios intereses personales y de grupo. La supuesta discordia tiene más bien objetivos de consumo hacia el exterior. De ribete, a esa disputa se suman los diputados electos por el Partido del Trabajo y el Partido Encuentro Social. Nada más falso que eso.
Uno de los destinatarios de esa fingida propaganda sería por naturaleza el gobernador Javier Corral para que piense que puede negociar sus votos del Congreso con cada uno de los diputados de oposición para sacar adelante los acuerdos que le interesan. Esto les daría a esos diputados la oportunidad de vender sus votos más caros, con un plusvalor más elevado que si se negocian en bloque con la dirigencia de la bancada, con la ventaja de que esos dineros serían exclusivamente para cada personaje que negociara. A este respecto los diputados del PT tienen mucha experiencia en la venta más fructífera de sus votos pues esta vendimia están cansados de hacerla con el PRI, con magníficos y productivos resultados.
Ahora el PRI no está en el gobierno y son pocos los acuerdos camarales que le interesen llevar a buen recaudo, a lo sumo le interesaría vender también sus votos al PAN para obtener jugosas ganancias personales pero con los votos de los izquierdistas tiene el Gobierno para aparentar una fingida oposición.
Ya veremos que en los temas de interés particular del partido Morena las votaciones serán parejitas y alineadas con una uniformidad que ya quisiera el PRI en sus mejores tiempos. Los criterios de pandilla prevalecerán y las disputas serán acalladas en los bastidores del partido.
Algunos piensan que las izquierdas siempre se han peleado entre ellas pero ahora las cosas han cambiado y las pasadas elecciones les entregaron el poder absoluto del Estado mexicano y ante esa circunstancia esos movimientos sabrán aprovechar sus mayorías en todos los congresos del país para avanzar en forma sólida hacia el futuro político de su partido.
La división que se trata de aparentar hacia el exterior no tiene fundamento en la realidad institucional interna de esos partidos emergentes, que por ahora se alzaron con un triunfo que ni ellos esperaban. Pero cualquiera que sea su estrategia, lo cierto es que la problemática del país es muy complicada y difícil de resolver y la inmensa cantidad de promesas que se emitieron en las campañas quedarán incumplidas. Por su parte no existe una moral social como la que pregona AMLO, la moral es siempre personal y lo cierto es que muchos de los nuevos funcionarios públicos caerán en la tentación de la corrupción en actos muy parecidos a los que ejecutaron el PRI y el PAN y que fueron la causa de su desprestigio. En tres años se celebrarán elecciones generales y es muy posible que la ciudadanía llegue a ellas decepcionada del nuevo régimen.
La incógnita será si dentro de tres años la comunidad le tendrá a Morena tanta paciencia como sí se la tuvo al PRI y las votaciones le sean adversas al partido de AMLO. En mi concepto este espectacular triunfo electoral puede revertirse en las próximas elecciones si el nuevo gobierno no está por lo menos a la altura de la mitad de las promesas que profirió en la campaña. Ese es el futuro que está por escribirse.

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