Opinion

Los partidos y el botín

José Ignacio Gallardo
Analista

2018-09-04

La partidocracia sigue costando mucho a los mexicanos. El dinero que los partidos políticos reciben del erario es demasiado. No se puede seguir otorgando tan altas sumas de dinero a los partidos políticos, ya que sólo representa un gran negocio para los dirigentes partidistas. Tan sólo este año se repartieron más de 12 mil millones de pesos a los partidos entre prerrogativas y financiamiento para las campañas electorales que se llevaron a cabo.
En muchos casos hay una falta de transparencia en el manejo de los recursos que tiene que preocupar a los ciudadanos. De igual manera debería de llamar la atención la falta de democracia al interior de muchos institutos políticos. La clase política en este país no cambia, permanece inamovible. Pasan los años, las décadas y los actores políticos siguen siendo los mismos.  Cartuchos ya muy quemados dirían algunos.  Se ha hablado mucho en los últimos meses de una cuarta transformación en México. Incluso, se ha dicho hasta el cansancio que las cosas en este país cambiarán muy pronto, pero en la realidad parece que las cosas cambian sólo para quedar igual. Lo que se ve, es que siguen siendo las mismas caras.
Y esto quedó muy claro en el inicio de los trabajos legislativos del entrante Congreso de la Unión. Puras caras muy vistas y nombres muy mencionados. Con actitudes, mañas, filias y fobias muy conocidas. En la mayoría de los casos nada nuevo que aportar. Basta sólo mencionar al nuevo presidente de la mesa directiva de la Cámara de diputados, Porfirio Muñoz Ledo. Quien ha estado en casi todos los partidos, ha sido presidente nacional de dos de ellos y ha sido candidato bajo las siglas de varios más. Un hombre que vivió y vive del sistema y para el sistema. Agudo politólogo, genial orador y tribuno, pero también un político muy controvertido. Y así por el estilo se encuentran demasiados nombres conocidos que han hecho y deshecho con los partidos y con la política mexicana. 
Estos partidos siguen representando una mina de oro para unas cuantas familias. Es de todos conocido que se pasan el poder de padres a hijos y hermanos. Es casi nula la fiscalización que enfrentan y por lo general son reacios a transparentar sus gastos. Y como todo queda en familia pues nadie dice nada. El manejo partidista se ha convertido en negocio familiar y esto es algo que se debe de revisar lo más pronto posible.
A nivel nacional uno de los casos más emblemáticos es el del Partido Verde Ecologista de México, que surge en 1986 con el nombre de Partido Verde Mexicano para luego transformarse  en el Partido Verde como se le conoce ahora. Jorge González Torres fue el fundador y primer presidente nacional. Años después le hereda el cargo y el control total del partido familiar a su hijo Jorge Emilio González, el llamado ‘Niño Verde’. Esta preocupante situación se da tanto en el ámbito nacional como a nivel local. El estado de Chihuahua, no es la excepción. Y por eso es evidente que ya se tienen que poner límites a los descarados excesos de los dirigentes. En el estado abundan partidos que no cumplen su función y que le cuestan demasiado a la ciudadanía.
A nivel local el Partido Verde también es manejado como si se tratara de un negocio familiar.  María Ávila y su esposo Alejandro Gloria controlan férreamente al Partido Verde a nivel estatal desde hace buen tiempo. Lo mismo ocurre en el estado de Chihuahua con el Partido del Trabajo. Es la familia de Rubén Aguilar la que tiene el control de este partido desde hace varias décadas.
Los dirigentes estatales del PT se han perpetuado y las mejores candidaturas y los principales cargos de dirección se rotan únicamente entre los miembros de la familia. Nadie más, ni por error. Las migajas se las reparten entre los demás. La única manera en que este partido ha sobrevivido es por medio de las alianzas con otros partidos. Se la pasan pactando para luego traicionar a sus aliados, tal y como está pasando en estos momentos con Morena. A estos partidos se les tiene que poner un alto, sólo buscan el botín económico y político. Resultan sumamente caros, convenencieros y con mínimas aportaciones a la democracia.  Es por eso que urge una revisión al sistema de partidos, pero ya.   

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