Opinion

Un Corralato para la psiquiatría

LA COLUMNA
de El Diario

2018-08-31

• Un Corralato para la psiquiatría

• No tarda alerta norteamericana vs Juárez

• Quiso Manlio de cumpleaños a ‘La Coneja’

• No le cae el veinte al señor de que perdió el Congreso

Debemos agradecer a don Jaime García Chávez invaluables aportaciones sobre la personalidad de Javier Corral que en su pluma adquieren autenticidad irrefutable. Dichas por otra boca o escritas por otra mano serían objeto de inmediato ataque por parte de furiosos corralistas desde la nómina de Palacio de Gobierno.
Esperemos la consideración del ideológicamente correoso político de izquierda y la paciencia de nuestros lectores. Desperdiciar sus definiciones sería caminar a ciegas cuando buscamos explicarnos los porqués a determinados actos de gobierno ejecutados por Corral Jurado, acciones que sistemáticamente provocan graves perjuicios a los chihuahuenses.
Esta semana presentó su informe de labores el presidente del Tribunal Superior de Justicia, Pablo Héctor González, un evento público por cierto que nunca apareció en plataformas digitales cual debe ser. Uno de los invitados fue el gobernador. Empezó su discurso con aplausos al anterior presidente de dicho órgano judicial, Julio César Jiménez Castro. Dijo que es un extraordinario jurista y que hizo lo mejor que sabe hacer al frente de la institución. Esperó aplausos de los magistrados presentes pero no obtuvo uno solo.
También aseguró que nunca ha hecho “ni siquiera una llamada telefónica” para entrometerse en asuntos del Poder Judicial.
“Le quiero decir con toda la confianza, por favor, yo creo que es lo mejor que él también se retire para bien de la institución; por el bien de él y por el bien de todos”.
Eso le dijo Corral a la magistrada Adela Alicia Jiménez en aquella llamada telefónica difundida entre los medios de comunicación. Entre ambos urdían la caída de Jiménez Castro para entronizar a Pablo Héctor.
Muchísimas intervenciones ha tenido el gobernador en el Poder Judicial. Todas las que ha querido, aunque también ha sido vapuleado penosamente ahí por el duartismo.
Regresemos a don Jaime. Escribió en su Face cuando descubrió las manifiestas reculadas del gobernador: “Corral estuvo verdaderamente contento cuando el PAN de Anaya lo escogió como candidato para gobernador de Chihuahua en 2016 en una ‘junta de notables’. Hoy dice que ha encontrado a su partido en el árbol de su noche triste. Eso tiene nombre en la psiquiatría”. En la punta de la lengua está la definición. Y con toda razón.
No es todo, lo más reciente de don Jaime es de ayer. Inauguró un término que le dolerá a su examigo hasta el alma aunque sin posibilidad de rectificar: “Mi solidaridad con los campesinos que reclaman sus derechos en la Sierra, en Palmarejo. Sacar las pistolas y empuñarlas como recurso de intimidación es un presagio más del derrumbe del corralato. No saben historia, por ende, no recuerdan la huelga de Pinos Altos. Eso pasa por estar en las vendimias de Vallina en la antigua Hacienda de Encinillas”... Corralato, igual a Duartato, igual a Porfiriato. Igual a lo más abominable en el ejercicio del gobierno

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No deberá sorprender a las autoridades federales, estatales y municipales mexicanas si en breve el Gobierno norteamericano lanza nueva advertencia para que sus ciudadanos dejen de visitar Ciudad Juárez o algún sector específico de esta frontera.
Sigue la violencia imparable. Ayer la cifra de ejecutados rebasó los récords de 177 registrados durante junio y julio. Parece una lucha sólo entre bandas dedicadas al narcomenudeo pero la cantidad enorme de muertos habla de una confrontación de mayores dimensiones.
Eso significa que hay participación u omisión de los cabecillas del crimen organizado que operan en Juárez y que por razones incomprensibles para los mortales comunes no frenan el derramamiento de sangre.
El gobernador del estado es insensible a lo que ocurre y por lo tanto pedir su intervención es en vano; la autoridad federal debe saber lo que acontece pero sus prioridades son políticas en estos momentos. La autoridad municipal tiene alcances muy cortos desde su materia preventiva.
Entonces no sorprenda que en breve llegue un apretón de los norteamericanos. El recrudecimiento delictivo afecta sus intereses económicos y a sus miles de ciudadanos que día con día deben convivir con los juarenses.
Que no esperen los gobiernos locales nueva alerta, que actúen ya.
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El exdirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional, Manlio Fabio Beltrones, esperó la supuesta exoneración de “La Coneja”, Alejandro Gutiérrez, como su regalo de cumpleaños. No llegó.
Cumplió el experimentado político priista 66 años el jueves, mismo día por la noche casi madrugada del viernes que Javier Corral lanzó un llamado de alerta al globo terráqueo y a todos los confines del universo donde hay vida (según Maussán) contra el presidente, Enrique Peña Nieto, y contra la Procuraduría General de la República (PGR) que presumiblemente buscaban exonerar al amigo y operador de Manlio.
Al final de cuentas se quedó en mero escándalo mediático como ha ocurrido siempre desde que Corral puso preso en el penal de Aquiles Serdán al también exsecretario general adjunto del PRI nacional.
La lucha es intensa entre el gobernador chihuahuense y el Gobierno federal por ese y otros casos. Corral ha pasado por el arco del triunfo incluso amparos de juzgados federales en favor de “La Coneja” y otros detenidos del duartismo.
Es imposible saber dónde empieza la razón jurídica, dónde el manipuleo político y dónde la cerrazón emocional del gobernador prácticamente en todos los casos penales iniciados contra un para de decenas de empresarios y exfuncionarios de la anterior administración estatal.

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Toda la preocupación de Corral durante las últimas 72 horas fue la imagen de debilidad que daría hacia el centro del país si la primera presidencia del Congreso del Estado quedaba en manos de Morena o de algunos de sus aliados el PRI o el Partido Encuentro Social (PES).
Esa instrucción defendió en la nueva Legislatura estatal el nuevo operador de Corral y presidente del comité estatal del PAN, Fernando Álvarez Monje.
Más allá que al final del tormentoso día la presidencia del Congreso haya sido conseguida por el blanquiazul en análisis que faltará por llevar a cabo, quedó claro que a Corral no le ha caído el veinte que ya perdió el control del Congreso.
Lo tiene perdido por más que quiera sumar al PAN a otros tres diputados que están repitiendo en esta nueva legislatura a los que extorsiona por los actos de corrupción cometidos durante la administración de César Duarte: Alejandro Gloria, del Verde; Rubén Aguilar, del PT y René Frías Bencomo, de Nueva Alianza.
Está el pastel del Congreso repartido exactamente a la mitad. Corral deberá hacer lo que odia, negociar y ceder en asuntos que requieran de la mayoría simple. Sufrirá como poseído cuando requiera las dos terceras partes.

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