Francisco Ortiz Bello
Analista
Dicen por ahí que el “hubiera” no existe, sólo la realidad, lo que pasó es lo que cuenta pero a veces es bueno dejar volar la imaginación e imaginar las cosas que pudieran haber pasado, sobre todo cuando ese ejercicio de especulación nos puede revelar cosas interesantes. Especulemos un poco pues.
¿Qué habría pasado en las pasadas elecciones si Morena no hubiera obtenido los votos que alcanzó? ¿Para qué imaginar algo así? Para entender un poco, o quizá mucho, las motivaciones de los juarenses, de los chihuahuenses, en torno a la evaluación que dan a los políticos y sus partidos. Queda claro que los electores votaron castigando a los partidos que han gobernado la entidad, PAN y PRI específicamente.
Imaginemos pues que el domingo 1 de julio Morena hubiera obtenido su votación “normal” en las dos recientes elecciones. Reitero, es sólo un ejercicio de prospectiva con fines de análisis, basado sólo en especulaciones de situaciones y circunstancias que no se dieron en la realidad, pero aterrizadas a historias y antecedentes previos.
Primero que nada debemos señalar que la gran cantidad de votos obtenidos por Morena y sus candidatos en la reciente elección, en los casos que así fue, son sufragios “nuevos”, es decir, corresponden a electores que no habían votado en elecciones anteriores. Recordemos que Juárez, y Chihuahua en menor medida pero también, viene de procesos electorales con altos índices de abstencionismo, con participaciones de la ciudadanía de entre 27 y 29 por ciento.
Consideremos pues, para efectos de este análisis, la votación de Morena en las elecciones federales de 2015, las primeras en las que participó como partido político con registro, y que fue del 6.4 por ciento más un crecimiento natural digamos, del 2 por ciento, cerremos dicha participación en un 10 por ciento.
En ese año, 2015, la participación ciudadana fue del 32.5 por ciento, mientras que en 2018 dicho índice se incrementó al 63.5 por ciento, es decir, prácticamente al doble.
En ese escenario, recuerde que es sólo especulación estadística –si me permite el terminajo–, veamos primero qué hubiera pasado con los legisladores federales. En la senaduría el triunfo habría sido sin problemas para la formula panista de Gustavo Madero y Rocío Reza, con una diferencia bastante amplia sobre el priista José Reyes Baeza y Georgina Zapata; ¿malos candidatos tricolores? No lo creo, más bien sostengo la hipótesis del voto de castigo al PRI, porque es un esquema que se repitió en el todo el país, incluso sobre candidatos priistas con buena trayectoria e imagen como es el caso del exgobernador.
En los distritos federales para ocupar curules en San Lázaro, pasó algo muy parecido. El Distrito 01 lo hubiera ganado el panista Carlos Angulo con el 15.3 por ciento de la votación, contra todo pronóstico sensato, en segundo lugar la independiente Martha Beatriz Córdoba apenas tres puntos debajo, y el tercer lugar muy peleado entre Morena y la priista Adriana Fuentes, quien parecía dominar el escenario antes de las campañas.
En el Distrito 02 el triunfo habría sido para el aliancista Luis Javier Mendoza Valdez, por la coalición Por Chihuahua al Frente del PAN-MC-PRD. En el Distrito 03 la victoria en las urnas habría sido, sorpresivamente, para el independiente Iván Antonio Pérez Ruiz, con el 17.7 por ciento, por sobre la priista Lilia Merodio quien lucía como favorita al principio. Nuevamente aparece el fantasma del voto de castigo hacia los tricolores.
En el Distrito 04 federal, el triunfo habría sido contundente a favor de la panista Daniela Soraya Álvarez Hernández, que le duplicó la diferencia de votos a la independiente María Antonieta Pérez Reyes y a su contrincante priista el líder juvenil Hiram Hernández Zetina. Otra vez, el voto de castigo a los priistas.
En el terreno de lo local las cosas no podrían ser más sorprendentes en este supuesto e hipotético escenario del “hubiera”. Empecemos también con las diputaciones locales.
En el Distrito 02 local el triunfo habría sido para el independiente Esteban Martínez sobre el panista Manuel Meléndez. En el 03 la victoria se la llevaría de forma muy apretada la priista Rocío Sáenz sobre la panista Gloria Valadez, de los pocos buenos resultados que hubiera podido obtener el PRI en este distrito.
En el Distrito 04 local, el panista Víctor Uribe se habría alzado con la victoria con diferencia muy cerrada sobre el independiente Eleazar Lara. En el 05, el triunfo hubiera sido sin ninguna duda, por muy amplio margen, para la panista Marisela Terrazas. Lo mismo que en el distrito 06 en donde habría ganado el panista Gustavo Alfaro, sin mayores contratiempos.
En el Distrito 07, el triunfo electoral habría sido para el independiente Víctor Mario Valencia Carrasco sobre la panista Laura Marín con buen margen de diferencia. En el 08, la victoria le habría correspondido a la independiente Cecilia Guadalupe Espinoza por un buen margen de diferencia en relación con la panista Maribel Hernández.
En el Distrito local 09, habría sido ganadora la independiente Marisela Vega por el doble de votos contra la panista Edna Xóchitl Contreras, y el priista Alan Reyes desaparecido. Y, finalmente, en el Distrito 10 local, la victoria habría sido de la independiente Margarita Peña con un resultado bastante cerrado pero claro sobre la priista Nora Yu.
El caso de la Sindicatura Municipal se cuece aparte. Pero sólo mencionaré que sin la participación de Morena, o con su resultado histórico de votos, el triunfador habría sido el panista Raúl García Ruiz, con un margen bastante amplio por sobre sus demás contendientes.
En la contienda por la Presidencia Municipal queda por demás claro que el triunfo le habría correspondido con mucha claridad al independiente Armando Cabada, quien se habría impuesto por casi tres votos a uno al panista Ramón Galindo Noriega, aunque este es un resultado que aún no queda del todo definido, hasta que la autoridad electoral resuelva las impugnaciones y juicios de inconformidad interpuestos.
En la elección por la Alcaldía, bajo esos supuestos, Morena habría ocupado un tercer lugar, y la priista Adriana Terrazas un muy lejano cuarto lugar. ¿Qué podemos concluir de todas estas suposiciones activas del “hubiera”? Varias hipótesis.
Primero, el hartazgo social hacia la política y los políticos tiene colores muy bien definidos, pero también tiene nombres y apellidos. La sociedad, los electores tienen muy claros los nombres y los colores de los políticos que han defraudado su confianza, y aplicaron un muy bien definido voto de castigo.
También podemos concluir, y quizá esa es la parte más interesante de este análisis, que no por lo apabullante del resultado real de Morena en las urnas, el fenómeno independiente está desaparecido o fue exterminado. Por el contrario, los independientes se habrían alzado con sendas victorias en al menos un distrito federal y en cinco locales, más la Alcaldía, lo que permite ver que en realidad fue la muy numerosa participación ciudadana, inédita por su porcentaje, la que desequilibró las fuerzas de poder en las urnas, pero el fenómeno independiente ahí está presente como una fuerza política importante.
Por otro lado, este estudio numérico de supuestos resultados, también deja ver con claridad que tanto PRI como PAN en Chihuahua, pasan por uno de sus peores momentos, no obstante que los blanquiazules mantienen el Gobierno del Estado, y que el electorado ya no está dispuesto a seguir pasando por alto las graves omisiones y francas corruptelas de los políticos en el poder, sean del color u orientación que sean.
La lección es muy clara. El electorado votó y expresó con mucha claridad su voluntad. No quiere partidos, colores, ni personas, quiere resultados positivos en favor de la sociedad. Lo que no deja de hacernos pensar en otra hipótesis, una más ¿qué pasará si López Obrador cumple aunque sea medianamente con sus ofertas de campaña? No olvidemos que luego de gobernar AMLO la Ciudad de México, el PRD se mantuvo en el poder por 18 años, hasta que es derrotado este año… ¡Por el mismísimo López Obrador!
Luego no nos sorprendamos de gobiernos que se perpetúan en el poder, cuando es la misma sociedad la que permite tales liderazgos mesiánicos y caudillistas, ante la ineficiencia y corrupción de los políticos en el poder. Los extremos al final, se tocan y son igual de perjudiciales tanto para un lado, como para otro.